El flujo de la corriente

493 79 117
                                    

Capítulo dominguero modo ON. Leed tranquilos, pero tenéis anuncios MUY importantes al final del capítulo... ^^ 

¡Feliz Semana!

*********************************************************************************************

Nunca habría esperado volver en mí. Después de lo sucedido sobrevivir no entraba en mis planes, pero los sentidos se reanudaron poco a poco. Primero el dolor, era tan fuerte que me costaba evitar llorar. Sentí mi cuerpo parcialmente sumergido en alguna clase de líquido que escocía sobremanera. Aquello no era el suelo, y me sabía en algún lugar en donde me estaban tratando. Por un momento me sentí tranquilo pero no tardé en escuchar voces a mi alrededor. Y no fui capaz de reconocer ninguna de ellas.

Mi corazón se aceleró de súbito, más de lo que ya estaba por las taquicardias. No podía estar en ningún hospital de Mok, a saber, si aquel chalado intentaría matarme. Tenía que pirarme de allí.

Abrí los ojos de súbito y de primeras me era imposible enfocarlos. Todo se veía borroso.

"Está despierto" alcancé a escuchar.

"Tienes que decirle que se calme, habla con él"

"¿Crees que podrá reconocerme?"

"No las tengas todas contigo, hasta que el efecto del veneno desaparezca los sentidos se verán afectados, y eso puede tardar unas horas"

"Dakks, ¿Puedes oírme?"

Aquella voz me era familiar. Miraba desesperado a mi alrededor, y me incorporé de súbito para tratar de identificar dónde me encontraba. Todo parecía madera a mi alrededor, y varias personas que no logré identificar se cernieron sobre mí tratando de devolverme a mi posición inicial. Todo empezó a dar vueltas y la cabeza amenazaba con estallarme.

Uno de ellos se acercó lo suficiente para agarrarme del antebrazo y se sentó en el borde de aquella extraña cama en donde me encontraba. Le llamo cama, pero era más una bañera que otra cosa.

Solo entonces estuvo lo suficientemente cerca como para que pudiera reconocer su cara.

― ¿Han? ―balbuceé, parpadeando cientos de veces, casi como para asegurarme de que lo que veía no era un espejismo.

Lo único que tenía claro es que morirse no podía doler tanto.

Así que por fuerza tenía que estar vivo.

Me pareció ver que sonreía.

―El mismo ―contestó―. Estás a salvo, Dakks. Pero tienes que descansar.

―No puedo estar en Mok, Han, ya sabes lo que me hará si...

―No estamos en Mok, Eliha ―respondió apretando con fuerza mi antebrazo―. El veneno del Darlok era muy fuerte, tienes suerte de estar vivo, y no se me ocurriría tentar a la suerte acercándote a Stair.

―Pero tú... los rastreadores...

―La mitad desertamos hace meses, cuando supimos que Stair te había apartado del cuerpo y Ella nos contactó ―atajó―. Desde entonces nos escondemos de él.

Le observé parpadeando como un loco, sin lograr determinar si aquella información era real o no. Creo que me entendió en seguida.

―Cuando despiertes te lo explicaré todo, te lo prometo ―Me pidió― Ahora échate. Sé que obedecer no es lo tuyo, y no te lo voy a pedir con frecuencia, pero hazme caso, por favor.

No tenía muchas más opciones.

No supe muy bien porque, pero en ese momento todo que antes me había parecido obvio empezó a tambalearse.

SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACESWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu