Pronto le vería

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¡Hola! Sí, es viernes... digo jueves, y os dejo nuevo capítulo porque no podré actualizar este domingo ya que me voy de puente y mi ordenador no tendrá internet. ¡Así que he decidido adelantar la publicación semanal!  Por cierto le debéis la publicación a erzombie porque no había previsto que este fin de semana no podía publicar, y al rogarme que publicase capítulo he recordado que el domingo os dejaría sin nada. jajajaja No sé donde está mi cabeza. 

Aunque visto el final del capítulo de hoy creo que me odiaréis igualmente.

Luna se aleja lentamente.

Arroja la bomba de humo.

Se esfuma hasta la próxima semana y se sienta a ver el mundo arder...

Lunahuatl

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Bajé los ojos, tanteando mi carcaj, y extraje una flecha, aferrándola junto con el arco fuertemente en mi mano. Estaba destinada a ser el primero de mis intentos.

Después eché a correr enfilando lo que fueron cien metros de absoluta locura.

Apenas emprendí carrera un tentáculo enorme venía desde la derecha y lo único que me quedó fue tirarme al suelo para esquivarlo, entre el polvo y los escombros que arrastraba y cayeron sobre mi cuerpo. La sensación familiar del dolor lo inundó todo, pero no me detuvo. Eché a correr de nuevo. Como siempre había hecho.

Diez metros más. Y tuve que dar un salto de cerca de tres metros para esquivar un segundo tentáculo, esta vez desde la izquierda y apoyándome sobre él con una mano, desplazando mi trayectoria varios metros para cuando regresé al suelo rodando por el asfalto hasta lograr ponerme de pie y continuar corriendo.

Tuve que guarecerme en otro soportal, justo en la acera contraria a donde había iniciado mi carrera, para no ser ensartado por un tercer y un cuarto tentáculo que venían hacia mí desde el frente, a escasos cincuenta metros ya de mi objetivo.

Respiré por un segundo agazapado contra la pared oculta, y sabiéndome observado por la gente que se guarecía en el interior del edificio.

Sentí mi corazón acelerado y sonaron los primeros acordes de Slania Song de Eluveitie.

Había sido la canción favorita de Agnuk y me sentí muy cera de él en ese momento.

Cerré los ojos con fuerza y tras un instante me alejé de la aparente seguridad de aquella trampa y eché a correr, esta vez emprendiéndola desde el flanco contrario.

Mis compañeros, así en lo alto como en tierra, se esforzaban por amarrar a aquel monstruo a la tierra por medio de agarres mágicos que enganchaban sus tentáculos y protuberancias de marfil al suelo, con la clara intención de que al menos no pudiera moverse de aquel lugar.

Era una buena estrategia, pero en ese momento yo tenía otra, y era urgente porque de seguro en todos los edificios había muchas personas heridas que necesitarían atención urgente y las ambulancias no podían acceder a la zona, cercada por cientos de convoys policiales en las diferentes calles aledañas. La policía y el ejército se defendían como les era posible, pero cada no mucho tiempo volaban tentáculos esparciendo vísceras y sangre a sus anchas y el Darlok se llevaba a alguno o a varios de ellos a sus fauces.

Otra vez al suelo para esquivar un quinto tentáculo que venía derecho, esta vez desde el frente.

Para cuando dejaron de llover escombros y vísceras emprendí de nuevo carrera, ya a escasos veinte metros del cuerpo del demonio. Comenzó a sonar Slania Song, y comprendí que, aun a esa distancia, estando a ras de suelo era imposible encontrar un punto de tiro. Necesitaba estar arriba para encontrar desde donde disparar.

SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACESWhere stories live. Discover now