Nos vemos pronto

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¡Primer capítulo de 2019! ¡Perdón por la demora y espero que hayáis empezado con buen pie!

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—Gracias por quedarte hasta que vuelva mi madre.

Suspiré y me dejé caer sobre la butaca al lado de la cama de Luca.

Habían pasado solo unas horas desde que Miriam se marchó a París y no hacía mucho había avisado a Alan de que llegaría de madrugada.

Nos habíamos estado poniendo al día con mi nueva situación. Con mi vida, aún por descubrir, en casa de Alan. Y sobre algunas vicisitudes más de mi viaje.

—No las tienes que dar.

Habíamos cumplido con mi parte, pero teníamos otra conversación pendiente y...

—Sé que mi madre te lo contó.

Tiendo a repetirme, pero nunca dejará de sorprenderme.

—¿El qué? —me hice el loco.

—La sarta de patochadas que me ha contado sobre mi supuesto origen.

Arqueé las cejas.

—¿No te lo crees?

Silencio.

—A ver... —suspiró, conteniendo el dolor una vez más—. No es como si no supiera de sobras que aquel desgraciado no era mi verdadero padre. Le escuché recriminarselo a mi madre la noche de mi historia. Siempre lo he sabido, siempre he sabido que no podía haber nada de él en mí. Pero...

—Tendré que explicarte muchas cosas, Luca —atajé—. Entre ellas qué es exactamente lo que eres.

—Lo que soy... —balbuceó—. Eso suena como rematadamente a que vengo de otro planeta, y soy Superman.

Los dos nos reímos. No lo pude evitar.

Pero no quería que se me fuera de las manos, tenía que abordar el tema, aunque fuera por la tangente.

—Te lo explicaré y te ayudaré con lo que te pasa.

—¿Te refieres a la esquizofrenia rara esta?

—No es ninguna esquizofrenia —contesté con tristeza—. Tendrías menos problemas si lo fuera.

—Ya sé que no lo es. Aunque siempre tuve la duda, dejé de pensarlo el día en que descubrí que eras un cazador.

Sonreí.

—Parte de ti sintió que tenía que haber otra explicación. Y que había cosas de tu pasado que no sabías, pero no estabas preparado para saber.

Asintió. Aunque después guardó silencio.

Sabía que estaba pensando cómo continuar la conversación y el silencio no siempre es malo, es necesario para generar una conversación productiva en la que las dos partes se escuchen y entiendan eligiendo las palabras más adecuadas.

—Siempre los he visto —dijo con sencillez.

Guardé silencio.

—La gente siempre dice que tengo mucha imaginación, que soy uno de los pocos pintores del s. XXI que ha sido capaz de crear algo nuevo. Algo que va más allá del expresionismo, adentrándose en la tierra de las tinieblas. Una ventana a un mundo desconocido que se vuelve real en mis cuadros —explicó con una mezcla de amargura y desprecio inusitada en cuanto sus palabras involucraban a la plástica—. Lo que no saben es que no he hecho otra cosa que copiar en toda mi vida. Solo pinto las cosas que veo. Todo lo que hay encerrado en esos lienzos ha pasado, y sigue pasando en algún lugar en este momento. Esas criaturas vienen y van, con la desgracia, y con la muerte. Esas personas han existido, y solo mi pintura puede contar su historia... por eso cuando empiezo a pintar es como algo frenético, que no se detiene.

SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora