6- Sin embargo, te conocí... chico de especie despiadada

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Por otra parte, Amy y Henry se habían perdido de la colmena agresiva, se detuvieron unos cuantos segundos para reafirmar que estaban fuera de peligro, además de eso darse un respiro. Amy tragó saliva difícilmente mientras recuperaba la compostura, por parte de Henry, se encontraba muy molesto con su compañera y no tardó en hacérselo saber.

—Amy, ¿¡Qué parte de no confíes en nada no entiendes!? —dijo al inhalar una enorme bocanada de aire, volviendo a retomar su postura dominante y frunciendo el entrecejo. —¿¡No entiendes!? ¡Pudimos haber muerto por tu impertinencia!

—Henry... es que... yo escuché... yo lo-

—No digas que lo sientes ¡No se te ocurra decir eso! Si de verdad lo sintieras no harías estas tonterías

Avergonzada, bajó la mirada. Vio como el pasto bajo los pies de Henry se tensaba y diminutamente brillaba, era como ver lámparas de lava bajo sus pies, se preguntaba si aquello era normal u otra trampa por parte de las flores. De ser una trampa, debían huir de nuevo.

—Henry... —replicó en una voz entre cortada—el pasto luce extraño...

Él miró bajo sus pies, relajó el semblante de inmediato y retrocedió unos cuantos pasos.

—¿Es... —dijo Amy —es eso malo?

—Sí, digo... no, no lo es —miró hacia ella. —estamos en un lugar donde las emociones influyen demasiado sobre el bosque... no sabemos qué podría causar si perdemos el control —suspiró causando un silencio incómodo entre los dos

Amy únicamente miró hacia sus ojos esmeraldas, no podía sonreírle pues quizá eso no sería muy agradable para Henry, así que tomó su arma con fuerza y cuando estaba a punto de dar media vuelta, él la retuvo con un hilo de voz llamando a su nombre.

—Me excedí en mi tono de voz... lo siento

—Sabemos que tuve la culpa, la única que debe disculparse aquí soy yo... —replicó avergonzada—lo siento

Él prolongó su silencio, tensaba sus labios como si buscara las palabras perfectas, pero por mucho que lo intentaba... jamás las encontraba. Fue hasta que miró hacia el tobillo de su compañera.

—¿No estás herida? Esas plantas fueron demasiado fuertes como para arrastrarte

—No, estoy bien, descuida

—Amy... —alzó la ceja —será mejor que te sientes y me dejes revisarte

—Te juro que estoy —pero en cuanto vio como Henry formaba una expresión seria con sus labios se rindió, accediendo a lo que su compañero le pedía

Amy se sentó en el tronco de un árbol cortado, dejando su arma en el pasto. Infló sus mofletes, no le parecía necesaria una inspección por su herida, es decir, podía irse a checar en cuanto salieran de ahí —si es que salían—. Henry se arrodilló frente a ella, quitándole la bota con lentitud, aunque Amy soltó un quejido muy tenue en cuanto Henry tocó su tobillo. Él miró las marcas que las regaderas le habían propiciado a ella, eran diminutamente profundas, pero lucían muy irritadas. Amy no le tomó gran importancia, o procuraba no dársela para no causarle más problemas a Henry. A medida que él deslizaba sus dedos en la herida, ella luchaba por contener sus quejidos y reprimir sus expresiones de dolor.

—Hen... no es nada, de verdad

—Otro poco más y estarías sin pie

—Henry...

—Aplicó demasiada fuerza en tu tobillo, está muy rojo... —miró hacia ella —¿Cómo es que pudiste correr en estas condiciones hasta acá?

Se encoje de hombros.

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora