47- Pobres de los príncipes, seres desolados

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Eleanore se aproximó hacia ellos para dar comienzo al combate, Donovan y Alanis no podían comprender cómo es que una maestra ejemplar había terminado procreando a una hija híbrida que claramente estaba prohibida. No solo eso, sino que ahora ella poseía la espada del antiguo príncipe Baal, quien también recitó los números prohibidos pero su destino trágico fue la muerte a manos de su enamorada.

Ambos luchaban ferozmente contra Eleanore, evitaban a toda costa ser tocados o apuñalados por la espada, pues, Baal había sido conocido como el señor de las moscas y eso se debía a la carne podrida que él consumía. Cualquier tacto terminaría igual de sucio que él, o tendría una muerte lenta y dolorosa, justamente como un veneno para ratas. Eleanore defendía a Chelsey cuando alguno de los dos intentaba arrebatarle el libro, la protegía como si fuera su propia vida. Alanis y Donovan se mostraron nada compasivos en cuanto sus ataques se volvieron más severos y agresivos. Alanis alcanzó a retener a Eleanore con sus extremidades, la sujetó de las manos, pies y cuello. Chelsey quería soltar a su madre de aquellas dos bestias pero Eleanore se negaba a ser protegida.

—¡Vete! ¡Vete Chelsey!

—¡NO! ¡No mamá! ¡No!

Donovan sostuvo entre sus manos el rostro de Eleanore, ella movía su cabeza de un lado a otro, evitando el contacto físico con él. Sin otra opción, Donovan causó una parálisis en su cuerpo con ambas manos al golpear sus hombros. Chelsey pegó un grito al ver cómo los ojos de Donovan se tornaban blancos y brillaban.

—Veamos qué ocultas Eleanore... quién eres realmente...

Había múltiples recuerdos tristes en su memoria. El primero era sobre ella cuando conoció por primera vez al príncipe Bécquer en las orillas de un muelle, él no tenía la apariencia demoniaca por la que todos lo conocían, al contrario, en sus recuerdos él lucía bastante atractivo. Era alto, de tez morena, con hombros anchos y espalda dura, se marcaban los huesos de su clavícula al igual que su mandíbula y tenía unos ojos ámbar preciosos como la misma miel. Su cabellera era larga y oscura. Sus prendas eran como las de un mortal común y corriente, aunque no perdían el toque elegante de un formal príncipe del inframundo, muchos sabían que él gustaba de destrozar villas y antes de atacarlas las conocía. Si había beneficios en esos lugares tenía que aprovecharlos antes de destruirlos. Sin embargo, su carisma y encanto no fueron suficientes para el corazón frío de Eleanore. La manera tan cruda en la que ella lo trataba y alejaba era suficiente para que su ego y orgullo se dieran la tarea de buscar una venganza.

Baal o mejor dicho, Bécquer, pensaba en un principio que la mejor venganza sería enamorarla completamente y luego abandonarla sin más, lastimosamente las cosas no saldrían como él las había planeado. Por su parte, Eleanore jamás olvidó la primera sonrisa con la que Baal la saludó a orillas del muelle, quizá esa sonrisa había hecho de todo algo muy doloroso. Se quedó tan profundamente estancada, que convirtió de aquel recuerdo memorable en algo muy melancólico.

El segundo recuerdo constaba sobre los intentos en vano que él tenía por acercarse a ella, si él apenas le dirigía la palabra ella seguía caminando derecho. Si él le llevaba flores, ella seguía caminando derecho, si él le llevaba una gallina para que ambos la comieran...

Ella seguía caminando derecho.

Sus conversaciones constaban en un...

—Disculpe hermosa doncella, hoy le traigo-

—No tengo tiempo, con permiso

—Disculpe hermosa doncella, compré un perrito para usted y-

—No tengo tiempo, con permiso

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu