50- Y de los tuyos que te buscan sin parar

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Terror inmenso.

Esas son las únicas palabras con las que Amy podía describir lo que sentía al estar frente al bosque de Pandora, ciertamente ya había estado ahí antes, una por ordenes académicas y otra por voluntad propia al buscar a Dante. Inspiró profundo, extrañamente, ahora el aura de dicho bosque era más pesada que veces anteriores.

Querido diario, antes de que olvide escribir nuevamente aquí... o, mejor dicho... si es que salgo con vida de esto...

Quiero decir que nunca en mi vida pensé que me arriesgaría a tanto por un ser que odiaba completamente en un principio, no solo por él, sino por toda su especie. He oído tantas historias sobre lo que hay más allá del límite establecido que ahora que voy a descubrirlas, me tiemblan las rodillas. De ser ciertas o no, lo averiguaré.

Tentaré a mi destino y afrontaré los peligros, incluso si eso conlleva a mi muerte, pido por el emblema y por aquel que me escuche que la esperanza siga gobernando en mi corazón, aún si estoy al borde de la derrota, que siempre esté ahí. Prevalezca por siempre como mi alma en esta tierra.

Si alguien llega a leer este libro viejo y desgastado, que sepa que Amy Winston hizo todo lo que pudo por salvar a esta tierra. Que también sepa que el maestro Lang no es un tirano que trajo pérdidas a su villa, sino que dio todo por salvarlas, incluso ahora a costa de su vida, y que sepa también...

Que de manera melancólica admitiré que mi corazón late con fuerza hacia un chico de apariencia de hombre, corazón de demonio y alma de ángel.

Señorita Eleanore, le he fallado como cazadora y probablemente como hija adoptiva, pero sepa que también la amo con todo mi corazón por haberme protegido cuando nadie más lo hacía.

Sin más, me despediré hasta mi regreso... y si no llego a hacerlo, entonces fue un placer escribir hasta mi final.

Con cariño, Amy Winston.

Ella dejó su pequeño diario a sombras de uno de los árboles más grandes, tomó una enorme bocanada de aire y una vez que el valor recorrió cada fibra de su cuerpo, se dispuso a dar el primer paso hacia el frente.

Una vez que entras...

No vuelves a salir...

O eso es lo que siempre se decía.

~*~

Fue cuestión de un par de horas para que Amy avanzara rápidamente entre los troncos de los árboles. Escuchaba el viento agitarse con fuerza entre las ramas, causando que su corazón palpitara con fuerza. De vez en cuando tenía que detenerse para orientarse, según algunas instrucciones del joven Lang cuanto más te acercaras a zonas peligrosas, más densa sería su energía y ciertas criaturas saldrían para defender su territorio, ya fuera de manera hostil o como simple amenaza.

Amy se preguntaba continuas veces porque de día todo era tan oscuro y lúgubre, pero al anochecer las luces entre los árboles iluminaban todo, especialmente el pequeño lago. No tenía mucho sentido, pero quizá era para orientar a las almas en pena que vagaban por ahí. Cruzó de un lado a otro, atenta por el ruido de cada rincón.

De pronto, las hojas de los árboles se sacudieron sutilmente, manteniéndola alerta. En cuanto una de ellas cayó a sus pies, empalideció rápidamente, pues dicha hoja tenía un color y textura inusual. Era de un azul profundo que emanaba brillos zafiros. En cuanto ella miró hacia el frente se percató de que la mayor parte de la vegetación tenía esa misma apariencia, aunque por desgracia, muchas de esas bellas flores lucían cabizbajas como si estuvieran marchitas o tristes. Iba a tocar una, pero recordó lo que Dante le había dicho...

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora