11- ¿Quién diría que tú también tenías los tuyos?

136 23 2
                                    

『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

¿Dónde podría poner a un ser tan repulsivo como tú?
Por supuesto...

En el jardín baldío detrás de mi hogar.

Amy jamás pretendió cuidar de él o mantenerlo viviendo bajo su techo, por lo que, al usar una oración de protección que causaba parálisis, mantuvo a Dante quieto y lo encadenó de manos y pies con cadenas que resguardaba en su sótano. Habían sido otorgadas por Eleanore para que algún día las usara contra alguna bestia de terrible magnitud, sin embargo Amy jamás pensó que algún día las ocuparía.

No hasta ese momento.

Una vez encadenado junto al montón de chatarra y sin ningún techo que lo protegiera, recitó otra oración para aligerar el cuerpo de Dante. Él había estado inconsciente desde que salieron del bosque, después de un largo momento comenzó a abrir los párpados con dificultad y sintió como cada uno de sus músculos tensos se volvían livianos. Miró de un lado a otro, estaba consternado.

Con el corazón acelerado se sentó inmediatamente y tragó saliva con dificultad al ver la silueta frente a él. Amy lo veía con un semblante serio, lleno de odio y repudio. Dante intentó estirarse pero esas cadenas brillaron con furor, comprimiendo cada uno de sus movimientos. Inmediatamente sus pupilas se dilataron.

—Cadenas Baohu..., ¿¡Cómo es que tienes-

—¡Silencio! Quien hace las preguntas aquí soy yo, no tú...

Dante frunció el entrecejo, mirándola con extrema arrogancia y enfado. Las cadenas Baohu eran únicas, no solo porque cualquiera que fuera atado difícilmente podría salir de ellas, sino porque... eran cadenas demoniacas. Y solo él conocía dos tipos de cadenas, además de quien las fabricaba.

—Una niña santa portando cadenas demoniacas, ¿A qué estás jugando? —dijo él, con una voz gruesa

Amy no se intimidó ante él, por lo que prosiguió.

—¿Quién eres tú? ¿Y cuáles son tus intenciones?

—Creí que mi nombre ya había sido escuchado —replicó con la ceja alzada. —¿O acaso eres sorda?

—Dante es un nombre muy apropiado para una bestia como tú... así que deja de mentir y di quién eres

Él permaneció en silencio, esbozó una media sonrisa burlona y evadió su mirada.

—No planeas hablar... —dijo ella en un hilo de voz. —supongo que... te quedarás ahí hasta que hables

—No me importa cuanto busques torturarme, aprisionarme o lo que sea..., yo no hablaré... —soltó una risa llena de ironía y miró hacia ella. —incluso si yo no te asesino, alguien más lo hará

—Aunque vengan miles contra mí, te aseguro que cada uno de ellos perecerá —sonrió. —entre ellos tú, maldita marioneta

En cuanto esas palabras fueron escupidas sin pensar, los ojos de Dante brillaron con furor. El carmesí de sus pupilas se intensificó como si fuera sangre. Que una mortal lo llamara marioneta era suficientemente humillante como para perder los estribos. Se levantó con un semblante sombrío y avanzó hacia ella. Amy permanecía con los brazos cruzados, sin disipar esa sonrisa maliciosa de sus labios.

—¿Crees que saldrás ilesa de lo que vendrá? ¿tan ilusa y pertinente eres? No importa cuanto huyas, no importa a donde vayas... cada uno de nosotros te perseguirá hasta asesinarte, principalmente... Mefistófeles, él jamás te dejará vivir y te atormentará tanto como lo hace con el resto

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora