17- Cuando pensé que eras un buen chico, pero no te conocía

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Al llegar a casa, Amy inspiró profundo antes de abrir la puerta. Colocó sus frágiles dedos sobre la perilla de ésta y suspiró débilmente.

—Vamos Amy... ¿A qué le temes? Si no puede hacerte nada... ¿cierto? podrá ser una fiera feroz y temible, pero está bajo tú mando... —se dio ánimos antes de poner un pie dentro, una vez que deslizó la perilla, retomó su postura dominante —Peste, he vuelto a casa

Pero no escuchó ruido alguno.

—¿Peste?

Nada.

En cuanto dio el primer paso, pateó una lata que estaba en el suelo. Frunció el entrecejo.

—Te dije que no dejaras basura en el piso, te pondré a barrer ¿me oíste? —avanzó hacia la cocina, tragó saliva con dificultad al ver todas las cortinas cerradas y además de eso, había toneladas de pañuelos en el suelo. Todo estaba completamente oscuro y sucio. — ¿Dante? ¿Está todo bien?

Pero no recibía respuesta alguna, por lo que comenzó a preocuparse. Dejó las bolsas sobre la barra de la cocina con mucho cuidado, fue hasta que escuchó un pequeño quejido en la sala. Tomó uno de los cuchillos que tenía guardado en su cajón y caminó con mucho sigilo, ¿Se había metido otro demonio? ¿O Dante había perdido la cabeza?

Su corazón palpitaba con mucha fuerza en cuanto vio una sombra enorme en la sala. Había mucho más papel en ahí que en la cocina, ¿Qué demonios había ocurrido? Se escondió tras el marco de la puerta sin decir nada, ahora ese quejido se había convertido en un sollozo pequeño.

—¿¡POR QUÉ!? —gritó Dante y Amy empalideció de inmediato. —¿¡POR QUÉ MALDITA SEA!? ¿¡POR QUÉ!?

—¿Dan-

—¡ÉL TE AMABA ESTÚPIDA! ¡ÉL TE AMABA! ¿POR QUÉ TE FUISTE?

—¿Qué...?

Amy asomó ligeramente la cabeza, su sorpresa fue mayor al ver a Dante de rodillas con todos los libros de su estante esparcidos por el suelo. Solo había una luz cálida encendida frente a él y era la de una pequeña lámpara. Tenía tres cajas de pañuelos junto a él y parecía que al menos dos ya estaban completamente vacías.

—¡VUELVE! ¡VUELVEEE Y ÁMALO! ¡OH TEN MISERICORDIA! ¡TEN MISERICORDIA! —se sonó la nariz con fuerza y pegó un grito en el cielo mientras se secaba las lágrimas. —¿Por qué no lo quieres? ¿Qué hizo mal? ¡MALDITA PERRA!

—...

—¡AAAAAH! ¡NO ERA JUSTO, NO LO ERA! ¡ODIO LOS FINALES TRISTES, PERO ODIO MÁS HABER LEÍDO ESTO OCHO VECES Y AÚN ASÍ SEGUIR LLORANDO! ¡MERCY! ¡MERCY!

Tomó el libro que estaba frente a él.

—¡TODO ES TU CULPA! Si no te hubiera leído pedazo de mierda no habría sufrido tanto, ¡BASURA! ¡NO PUEDES JUGAR ASÍ CON TUS LECTORES! —estaba a punto de destrozarlo cuando de pronto, la voz a sus espaldas lo hizo temblar

—¿D-Dante?

—...

Parecía que todo el panorama se había detenido, porque Dante quedó inmóvil, es decir, no movió ni un músculo y no dijo ni una palabra pese a que se ahogaba en llanto, simplemente quedó paralizado y rígido. Amy bajó el cuchillo con lentitud y se quedó ahí, esperando por una respuesta.

—¿Por qué las luces están apagadas? ¿Por qué las cortinas están cerradas?

—...

—Dante..., ¿Estás... estás llorando?

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora