15- Y atesoro cada uno de esos recuerdos, por ejemplo...

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Eres realmente despreciable... Amy. Apenas tenga la oportunidad de asesinarte te prometo que no desperdiciaré ni un segundo.

Aquella noche, después de que Dante y Amy hubieran hablado sin un mínimo tacto, ella fue a dormirse, pasando a la par de él y golpeando hombro con hombro. Dante únicamente sonrió con ironía, esa chica realmente le sacaba de quicio y sabía bien que la oración en latín lo retenía para no lastimarla, cosa que le parecía una mierda.

Esperó a que ella descansara. Amy dormía en el segundo piso, pero Dante debía quedarse en el sillón de abajo. Intentó escaparse una vez, pero al momento de alejarse lo suficiente de la casa sintió su cuerpo pesado, como si unas cadenas lo arrastraran hacia ésta de nuevo. Maldijo y volvió a intentarlo, pero fue inútil. Aquella oración era muy potente, además Amy no había sido tonta porque la había realizado fuera del bosque, de haberlo hecho en éste, habría sido en vano.

Se dio por vencido. Esperó y esperó mientras veía la luna por fuera de la ventana, era la primera vez que el panorama no le parecía tenebroso o, mejor dicho, no le provocaba miedo. Para él, era relajante escuchar el viento sacudiendo las hojas de los árboles, también escuchar el susurro de un búho en la lejanía.

Aquello podría hacerlo sentir libre por primera vez, pero no era así. Pues el pavor de que Mefistófeles le castigara por no cumplir con su obligación le carcomía por dentro. Se separó de aquella ventana y suspiró con pesadez.

Dante había escuchado cosas respecto a Amy, confirmaba ciertas cosas cuanto más hablaba con ella, pero no podía dar por sentado si realmente era la persona que todo el mundo le decía.

Despiadada, cruel, alguien que podría someterlos si quisiera... en fin, la tragedia en persona.

Para Dante, era absurdo que una niña de estatura menor a la de ellos fuera tan "peligrosa" o que fuera capaz de "matarlos".

Múltiples veces, escoltas anti-demonios se habían introducido en el bosque para descubrir los secretos de éste, pero no duraban ni diez minutos en pie porque el resto de demonios se encargaban de asesinarlos. Aunque, si él tenía que reconocer algo valioso de Amy era el hecho de que ella era muy valiente, eso o quizá testaruda... pues si entró una primera vez y salió viva con suerte, ¿por qué entrar por segunda vez?

—¿Será una suicida? —se dijo mientras subía las escaleras. —está demente...

En silencio ascendió hasta la habitación de ella, después abrió la puerta de la manera más sigilosa que pudo y finalmente la observó en total silencio bajo el marco de la puerta.

Amy tenía una respiración muy tranquila, muy suave, eso era algo que generaba curiosidad en Dante. Avanzó solo unos cuantos pasos para verla más de cerca, sus ojos carmesíes brillaban en la oscuridad a medida que la analizaba.

Era la primera vez que veía a una mujer dormir... solo eso.

Dante mordió su labio inferior, era inaceptable para él solo ver. Se detuvo al lado donde ella dormía y extendió su mano para tocarla, pero antes de poner un dedo encima, las cadenas que lo sujetaban tiraron hacia atrás.

—Mierda

Se aferró a la idea de tocarle aunque fuera un pelo, pero las cadenas lo seguían reteniendo. Se maldijo y maldijo aquella oración. Se tuvo que conformar con verla en silencio, a solo pasos de distancia.

La noche transcurrió y él seguía ahí, aunque ahora se había sentado en el pequeño sofá al costado de la cama. Tenía sus codos sobre las rodillas y el mentón sobre sus nudillos, los ojos carmesíes apaciguaron su brillo hasta volverse casi nulo. Sentía que perdía el tiempo viéndola dormir, pero también sentía que no había otra cosa que hacer, fuera en donde fuera, perder su tiempo era lo mismo.

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Where stories live. Discover now