72- Pero a tu lado cada momento lo fue

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Cuando Amy caminó bajo la oscura cueva, se percató de un único rayo de luz traspasando uno de los huecos entre las rocas. Dicha luz señalaba una caja mediana. Los bordes eran de oro puro mientras que el resto de la caja había sido fabricada con bronce. A cada lado tenía el grabado de siete demonios, cada uno poseía cerraduras en sus bocas, además de miradas sombrías. Era una auténtica reliquia antigua sublime y digna de admiración. Sin embargo, el demonio del centro que poseía la cerradura principal estaba hecho de oro y daba a entender que su llave debía ser más grande que las del resto.

Libérame... libérame...

La voz angelical tintineó en sus oídos, era suave, parecida a una pluma delgada y ligera como el mismo viento, o incluso el arrullo de una madre hacia un hijo asustado. Amy miraba todo a su alrededor, los cadáveres descompuestos bajo sus pies y los cráneos le causaron una turbulencia en su pálpito. Era un hedor tan espantoso que su estómago se contrajo, sin embargo, continuó hasta donde estaba la caja sagrada de Pandora. La neblina oscura se esparció entre sus pies, una silueta esbelta, alta y de ojos frívolos se formó por detrás de ella. Extendió su sonrisa con elegancia, los ojos turquesas brillaron mientras las pupilas eran dilatadas.

—Bienvenida, Amy..., ¿Fue un camino largo para llegar hasta aquí? Porque mentiría si dijera que no te estaba esperando...

—Tú...

—Admiro tu valentía... debo reconocerlo. Esa alma llena de valor, vigor y ese corazón noble siendo pulido por un amor que jamás podrá concluirse... —soltó una pequeña risa y suspiró. Miró hacia la caja. —mira eso Elpis, ¿De verdad es ella digna de traerte a este mundo? ¿De verdad dejaste caer tu confianza sobre ella? Siempre me pregunté..., ¿Qué es lo que veías a través de tus ojos y porqué insistías tanto en tener la fe hasta los cielos?

De nuevo miró hacia Amy.

—Bueno, no me extraña que ella te haya escogido... no solo has llegado hasta aquí, sino que fuiste lo suficientemente astuta como para dominar a las tres más grandes pasiones del corazón sagrado de Lucifer

—¿De qué hablas?

—No finjas que no lo sabes Amy... Frimost y Sidragaso son los demonios de la ira y la lujuria... las dos más grandes pasiones que llegan a los oscuros corazones de los mortales. Generan impulsos denigrantes, caen en tentaciones y los mortales tienden a ser seducidos por ellos..., pero tú... tú una simple y escuálida mortal repugnante, ¿Qué hiciste para que sus corazones fueran calmados? ¿Qué hiciste para que dejaran sus dones de lado solo para protegerte? Dime Amy..., ¿Acaso tu dulzura llegó a los corazones de Henry y Dante? De ser así, ese amor ciego terminará matándolos

—¿Y quién... posee la tercera pasión?

Mefistófeles sonrió, señalándose.

—Soberbia... —replicó en un hilo de voz. —toda mi vida he buscado ser superior... estar en lo alto y superar cualquier cosa que se me atraviese, sin embargo... por alguna extraña e irritante razón es como si estuvieras un paso delante de mí

—¿Qué?

—Querida... no me digas que no lo sabes

—No me llames así, no se te ocurra volver a llamarme así

Él sonrió con picardía y volvió a reír.

—Tengo que admitirlo, este mundo solía ser muy aburrido antes de tu llegada... no había nada o nadie con quien divertirme además de Dante, sin embargo... tú eres el mayor de mis obstáculos para lograr mis más grandes deseos. Has esquivado cada uno de los destinos que he visto y planteado para ti, es como si te burlaras... y en lugar de sentirme molesto por tus acciones o actitudes, me divierto. Si no fuera porque mi corazón es muy sombrío como para sentir empatía, diría que incluso me siento atraído hacia ti por lo difícil que eres...

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Where stories live. Discover now