49- Pobre de ti... que fuiste abandonado

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Amy no pudo conciliar el sueño al igual que el joven maestro Lang, ambos estaban preocupados por lo que ocurriría a primera hora del día. Ella se preparó con unas cuantas armas y sellos protectores que el joven Lang le cedió, le preocupaba que Henry y Dante aún no llegaran, pero también agradecía eso, pues si ambos se enteraban de lo que ella estaba dispuesta a hacer, no la dejarían partir. Al amanecer, cuando los primeros rayos de luz dieron sobre los bordes de las montañas, ambos supieron que el plan debía comenzar. El joven Lang le repitió cada una de sus enseñanzas, le instruyó el uso de sus armas y le pidió que si el asunto se complicaba, era mejor que volviera y lo dejara entregar su cuerpo como sacrificio. Amy asintió incontables veces, pero estaba dispuesta a lograrlo aún si le costaba la vida.

—Cuídate de todo en ese lugar, mantente firme, mira a todos lados y no olvides... ese emblema te cuidará lo más que pueda ¿De acuerdo?

Y de nuevo asintió.

—Bien... —dijo Lang al sonreír. —que la suerte esté de nuestro lado

Seguido de eso, ambos se despidieron y cada uno tomó su camino. El joven Lang se dirigió a Sacred Sanctity mientras que Amy fue al muelle más cercano para ir por un bote. Una vez que subió sobre uno, pidió que nada malo sucediera y que todo resultara bien en silencio. Desembarcó con mucha fe en su corazón, aventurándose a sabiendas de todo el caos que podría encontrarse.

Cuando el joven Lang llegó a la academia se sorprendió demasiado al ver cómo todo había cambiado con el pasar de los años. Las estructuras eran de piedra, tenían una apariencia más avanzada que el estilo tradicional que él conocía, e incluso, había grabados de oraciones nuevas en los muros. Parecía disgustado en cuanto vio que querían hacer de la flor de loto una rosa, sin embargo, su disgusto tuvo que ser pasado por alto en cuanto los cazadores de élite lo escoltaron hacia el Buffet. A medida que caminaba por los pasillos se daba cuenta de que ese lugar no era nada a lo que él había fundado en un principio, ya no conservaba ni una pizca de lo que Lang había construido. Ni siquiera había prendas rojas con bordes de oro o flores de loto en las columnas. Todo era grisáceo con blanco, los tallados en la parte superior e inferior de las columnas sólo poseían ángeles.

Su sorpresa fue tan grande en cuanto doblaron hacia la izquierda. En un muro gigantesco, precisamente con una vitrina enorme de tres metros por tres, se hallaba una piedra agrietada del tamaño de un puño resguardada y protegida. Había cadenas alrededor de la vitrina de oro al igual que múltiples sellos protectores. A costados había ilustraciones de un demonio muy espeluznante con una mancha negra en el pecho. Mientras más miraba los dibujos, más incómodo se sentía. Era enorme, con alas puntiagudas y unos ojos aterradores. Lucía tan violento y frívolo, Lang no pudo evitar sentir un escalofrío recorriendo su espina dorsal y tragar saliva con dificultad al ver sus ojos. Era como si un hormigueo diera en su espalda.
Por debajo de la vitrina había una escritura, él se acercó para leerla e inmediatamente empalideció.

"El corazón de una bestia"

—Joven Lang, por aquí

—Eh... s-sí, sí... ya voy

Dio una última mirada a la ilustración en la pared y suspiró. En cuanto llegó, todos los del Buffet lo esperaban con ansias en sus respectivos asientos. Muchos parecían aterrados al verlo de pie frente a ellos. Le creían cruel y despiadado, al mirar el anillo en su dedo anular, rápidamente empalidecieron.

—No puedo creer que él sea el tirano joven Lang... —murmuró uno

—Lo sé, dicen que por su culpa muchas villas fueron atacadas y destruidas

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Where stories live. Discover now