34- Sino que también me ayudaste a crecer

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

No todo se debía a que ella lo quisiera consigo todo el tiempo, es decir, Dante finalmente era libre, pero temía que Mefistófeles regresara para hacerle daño.

La noche anterior habían ocurrido ciertas cosas para que Amy finalmente liberara a Dante del sello protector, rompiendo las cadenas que lo ataban hacia ella. Pues finalmente, estaba confiando en él. Sin embargo, Dante no estaba informado de que ya no poseía esa oración ata espíritus.

Si a algo debía agradecerle por la compasión de ella hacia él era...

Al alcohol.

Pues llegó muy noche con dos tarros enormes de licor y pidió un brindis con Amy, aunque ella no estaba del todo segura, accedió. Ella no acostumbraba a beber demasiado, pero solía hacerlo en épocas festivas con la señorita Eleanore mientras miraban los atardeceres o caminaban en el centro del pueblo junto con Chelsey, admirando la nieve caer en las casas y los faros dar en los perfiles de las personas.

El licor le traía buenos recuerdos al igual que nostalgia, incluso beber con Dante era otra de esas preciosas memorias.

La noche transcurrió y ambos bebían tranquilamente. Sin embargo, Amy se percató del parpadeo de Dante, era lento y suave. Curveó ligeramente la comisura de su labio, solo había bebido un vaso y medio y al parecer... ya estaba bajo los efectos del alcohol.

—Dante, ¿Te sientes bien?

Él asintió con una sonrisa. Para Amy era sorprendente que aquella curva luciera más tierna de lo usual. Al terminar, ella tomó los vasos y los dejó en el lavatrastos. Estiró sus brazos y suspiró con satisfacción.

—Fue una noche bastante agobiante pero decente, diría yo —Amy dejó escapar una pequeña risa. —¿No lo crees Dante?

Pero no hubo respuesta.

—¿Dante? —miró hacia la mesa

Dante yacía con la cara pegada en ella. Su mejilla se apoyaba sobre ésta mientras que sus manos se balanceaban. Amy estaba consternada, nunca había conocido a alguien que al vaso y medio de alcohol se quedara dormido. Generalmente las personas bebían más que una copa y después de hacer el tonto, se quedaban completamente dormidos.

No pudo evitar echarse a reír y decir para sí misma "Qué demonio más inusual".

Se acercó hacia él e intentó despertarlo, el problema era que Dante tenía el sueño tan pesado, que ni aunque la casa se cayera, ella podría ponerlo de pie. No tuvo otra opción más que ir por unas cuantas cobijas para él y ponérselas encima. Cuando terminó aún no tenía sueño, por lo que se dirigió a la terraza de su hogar para tomar el aire fresco y relajante. Estaba escribiendo en su diario sobre lo intrigante que resultaba que un demonio fuera tan tranquilo, pensaba... que quizá no todos eran tan malos. Múltiples veces intentaba negarse a creerlo, pero hasta el momento, Dante no se había comportado agresivo y ella no había tenido ningún conflicto con él que llegara a algo destructivo.

Justo cuando cerró su libreta, se percató del sonido de unos pies subiendo las escaleras. De pronto, la sombra de Dante yacía bajo el marco de la puerta, tenía entre sus brazos las cobijas y el cabello desarreglado. Sus ojos lucían cansados y su entrecejo estaba fruncido.

—¿Qué sucede Dante? ¿No soportaste un poco de licor en tu cuerpo? —dijo burlona, pero él no respondió. —no me mires así, es tu culpa... si no te hubieras hecho el rudo conmigo, definitivamente no me estaría burlando ahora

Él se aproximó hacia ella sin decir nada, Amy no comprendía porque él parecía muy molesto. De pronto se puso a la defensiva, quizá sus palabras realmente estaban enfureciéndolo y ella no se percataba de eso.

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora