26- Los libros viejos contenían grandes escritos

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Las clases tuvieron que volver a la normalidad pese al escándalo del oráculo. Muchos de los presentes no hablaron en lo que restaba del día, pues el temor y la contusión no dejaban de agobiarlos. Eleanore miraba por fuera de la enorme ventana, estaba pensativa y con las manos por detrás de su cintura. Giró sobre sus talones para observar a la clase.

En ese momento Henry entró de golpe, sobresaltando a Bianca, Kant y Amy. Sonrió nervioso en cuanto los ojos de Eleanore se posaron sobre él.

—¿Puedo...

—¿Pasar? —alzó la ceja—respóndame eso usted

—Es... es que

—Generalmente cerraría la puerta en la cara de quien es impuntual, sin embargo, el día de hoy ocurrió un acontecimiento de suma importancia y, ustedes... futuros cazadores tienen que saber más allá de lo que las otras áreas pueden, así que... —con un movimiento del mentón señaló su asiento. —toma tu lugar antes de que decida expulsarte de mí clase

Henry asintió avergonzado. Se sentó por donde se encontraba la ventana, justamente a un lado de Amy. Volvieron a cruzar miradas, pero ninguno de los dos dijo algo, de hecho, Amy se volvió cabizbaja y comenzó a hacer rayones en su libreta. Henry por su parte, miró el perfil de ella y suspiró. Odiaba no poder hablarle.

—Mi labor como instructora es guiarlos, sin embargo, también tengo la misión de protegerlos... —dijo con seriedad. —para mí es importante ser fuerte en cualquier aspecto, pero entiendo que ustedes aún comienzan con las labores de un cazador... no tengo mucho que decir al respecto porque igual estoy confusa ante las palabras del oráculo, pero si algo he de pedirles, es que... si llegan a ver un comportamiento extraño en alguno de los estudiantes o en cualquier otra situación, no duden en decirme

—Dice eso por los "judas entre nosotros" ¿Verdad? —replicó Kant

Eleanore asintió.

—Prometan que lo dirán, sea quien sea... debe pagar por la herejía

Bianca y Kant asintieron sin titubeos, en cambio Amy seguía cabizbaja, rayando su libreta. Estaba angustiada conforme más oía sobre las medidas de protección.

Cazar, matar sin piedad...

Estrujó el lápiz entre sus dedos y frunció el entrecejo.

Alzó la vista y su latido se aceleró en cuanto se percató de que Henry la miraba en completo silencio. El esmeralda de sus ojos parecía muy profundo, tanto así que le generó un escalofrío por todo su cuerpo. Desvió la mirada con rapidez y miró hacia el frente.

—Les daré el día libre —dijo Eleanore. —suficientes acontecimientos han ocurrido el día de hoy y ninguno tiene cabeza para pensar ni para entender nada de lo que les explique, además... he de suponer que la corte llamará a las élites o superiores para hablar de esto con más tranquilidad

—¿De verdad señorita Eleanore? —dijo Kant, sorprendido

—Llenarlos de más miedo no va a ayudar en su rendimiento —suspiró con pesadez. —váyanse ya... mañana podré explicarles esto sin alarmarlos

Recogieron sus cosas sin proclamar por más respuestas. Henry se apresuró y salió inmediatamente, tras él Amy. Caminó por el pasillo, estaba por doblar la esquina cuando Amy lo retuvo al llamar por su nombre. Los músculos de él se tensaron, esa suave voz realmente lo ponía nervioso.

—Henry... yo... yo quiero hablar contigo... —dijo nerviosa, jugando con sus dedos. —¿Podemos?

—No sé de qué —respondió seriamente

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora