Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO

62- Y si te encuentro llorando en la oscuridad

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Elpis los recibió con una sonrisa. Donovan no comprendía porque Henry se había ido sin decir nada, parecía como si solo Henry pudiera escuchar los gritos o el pedido de auxilio de su hermano, nadie más que solo él. A Edward no le extrañaba, sabía la importancia de Dante en la vida de Henry, sabía que sin él a su lado, Henry podría desmoronarse y volverse débil, pero si Dante estaba con él, tenía valentía y mucha fuerza para continuar.

Pese a que Henry y Dante habían prometido cazar juntos, Edward fue quien más convivió con Henry, junto a ellos se unía Donovan. Sin embargo, parecía que con el pasar del tiempo Henry confiaba más en Edward que en Donovan por el simple hecho de que ambos tenían ideales muy similares, actitudes y pensamientos profundos. Henry encontró en Edward un amigo a quién incluso podría confiarle su vida.

Y Edward no hacía nada para demostrarle que estaba equivocado, al contrario, se encargaba siempre en ser de buena ayuda para él.

Ahora que habían crecido y convivido más, Dante tenía ciertos celos a Edward, no solo se ganaba el cariño excesivo de Elpis, sino también el de su hermano. Sin embargo, simplemente lo dejaba pasar y recordaba que todos debían protegerse, no odiarse.

—¿Sabes Edward? Una vez mi hermano me preguntó que si yo lo protegía a él, ¿Quién me protegía a mí? —Henry estaba sentado cerca del lago, en el reflejo del agua se podía ver que Edward estaba a su lado, mirándolo en silencio. —a veces me pregunto lo mismo, digo... aquí no hay de quien huir o esconderse, pero... ya has oído a Elpis, algún día quizá este lugar sea abierto y no sabemos qué hay fuera... sí hay más peligro o descontrol, e incluso con qué tipo de cosas tengamos que enfrentarnos

—Príncipe Henry

—Te he dicho que solo me digas Henry

—Oh, lo siento...

—Continúa

—He de decir que el cariño y el lazo que ustedes dos mantienen es digno de admirar... sí me permites decirlo, podría asegurar que incluso él daría su vida por ti

—Ese es el problema Edward... no quiero que de su vida por mí, quiero que se cuide

—Sabe que Dante a lado tuyo no posee la misma fuerza... además, su don no está completamente desarrollado y quizá... el día en el que su poder aumente puedas cambiar de opinión, después de todo, como dice Elpis... todo cambia y los seres de igual manera se transforman

—¿De verdad lo crees? ¿Qué algún día él...

—Y de no ser así, heme aquí para decirle que seré yo quien lo proteja fielmente

—Edward... ¿puedo confiarte esto?

—Lo escucho

—Si algo... si algo llegara a pasarme, ¿Puedes prometerme que cuidarás de Dante como si fuera tu razón de ser? ¿con toda tu fuerza?

Edward escuchó en silencio aquella petición y después de una breve pausa, asintió.

—Lo juro

***

Cierto día en el que todo transcurría de manera pacífica y tanto las chicas como los chicos se encontraban realizando sus respectivas labores, Dante y Elpis se encontraban sentados nuevamente sobre la colina. Dante ahora era más alto que aquella hermosa doncella, sus anchos hombros y su gran espalda eran lo suficientemente fuertes para sostenerla.

—¿Sabes Dante? Aunque he visto este panorama por miles de años, sigo insistiendo en que luce completamente hermoso, ¡Me fascina todo lo que transmite! ¿Qué me dices tú? ¿Crees que es hermoso?