75- El amor y el destino negado en esta vida

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Atravesó su pecho. Sintió aún el corazón latente entre sus dedos cubiertos de sangre. Aquella sustancia carmesí era tan cálida como el calor recorriendo ramas crujientes. Efímeros recuerdos se traspasaron en su mente.

Las cacerías junto a su hermano, la promesa que ambos habían hecho para protegerse el uno al otro mientras miraban los atardeceres en el interior de la caja.

La risa delicada y suave de Amy junto a su figura esbelta. Su sonrisa angelical había hecho de él un demonio débil por mucho tiempo. No importaba cuánto odio quisiera tener contra ella, al final... esa curva perfecta de sus labios hacía de sus días grises, penosos y llenos de arrepentimiento los mejores en su vida.

La primera vez que perdió algo importante se vio desesperanzado y lleno de melancolía, sin embargo... el conocerla le había permitido la oportunidad de volver a proteger algo valioso para él. Lastimosamente, ya no estaría más para ella. Ni para escucharla hablar de su día a día, ni para cuidar a los suyos... ni para sostener su mano o mirar un anochecer cubierto de estrellas tintineantes.

Miró como su pecho había sido traspasado en solo segundos, se preguntó... ¿realmente esto acaba así? Tragó saliva con dificultad y su cuerpo cayó en el suelo. El brillo en sus ojos decaía con lentitud y pensó, ¿Algún día... yo podré volver? ¿O es este el fin?

Lágrimas resbalaron por sus mejillas, la sangre caía lentamente desde sus labios y suspiró mientras su cuerpo se volvía frío. Cada recuerdo era más doloroso que el anterior, los momentos alegres, los momentos tristes... los de rabia y frustración al fin estaban llegando a su fin.

Atesoraría cada recuerdo con mucho amor...

El amor que pudo sentir en vida.

—¡HENRY!

Miró hacia su derecha, Dante tenía los ojos hinchados por las lágrimas y un grito desgarrador había salido de su garganta.

—Quédate conmigo, quédate conmigo —al arrodillarse, sostuvo su mano con fuerza y sollozó. —¿Por qué lo hiciste? ¿¡POR QUÉ TE ATRAVESASTE!?

Henry sonrió.

Había olvidado lo doloroso que resultaba ver siempre a su hermano menor llorar. Dante tenía una sonrisa muy hermosa y él se había prometido siempre cuidarla.

Miró sus labios temblorosos, las cejas enarcadas y sus músculos afligirse a costados de él. Nunca antes se había sentido tan bendecido en su vida...

—Pude hacerlo Dante...

Él alzó la vista, su corazón dolía como nunca antes lo había hecho. La sonrisa de Henry era tan dolorosa para él que no podía evitar derrumbarse nuevamente en amargos sollozos.

—Te protegí... por fin te protegí hasta el final...

—Henry... eres un idiota... ¡Eres un idiota! ¡No me abandones! ¡No otra vez! Quédate conmigo... por favor, ¡Quédate conmigo!

—No fui el mejor... hermano... pero siempre confié en que tu podrías ser más de lo que yo era... siempre tuve esa fe en ti. —inspiró profundo, a medida que hablaba su voz se volvía más y más frágil. Más pequeña y delicada. —es tan deprimente que tengas que verme así... soy tan... oh Dios...

—Henry...

—Sé que no puedo suplicar tú perdón... porque no lo merezco

—¡Yo no te odio! ¡No lo hago! Estaba herido, solo estaba muy herido hermano... por favor, no me abandones, no te vayas...

Henry sonrió débilmente.

—¿La pequeña flama... de tu cuento... por fin pudo perdonar a la gota de rocío?

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Where stories live. Discover now