Capítulo 52

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Las horas habían pasado sin que se diera cuenta, en algún punto de la madrugada simplemente cedió ante el sueño, cuando reaccionó fue solo por el suave toque que sintió en su mejilla acompañado del dulce y delicioso aroma a chocolate que desprendía Víctor.
—Yuuri estamos a poco de llegar al aeropuerto- su voz era como un suave murmullo, aún dormitaba y apenas y procesaba lo que sucedía, el Alfa le abrochó el cinturón y deposito un pequeño beso en su frente antes de darse la vuelta y regresar a la cabina, tardó unos segundos para que su mente reaccionara y sintiera sus mejillas arder, llevo sus manos a su frente palpando con sus dedos aquella zona que fue deleitada con los dulces labios de su Alfa.

Escuchó minutos después al señor que iba piloteando que estaban a punto de aterrizar en el aeropuerto.

Bajaron sin mucho revuelo pero al estar por fin relativamente solo con Víctor no pudo evitar arrojarse a sus brazos, inconscientemente frotó su mejilla con la del ruso liberando tenuemente sus hormonas y con voz suave dijo —Feliz cumpleaños mi Víctor-

*-*-*-*-*

"Mi Víctor" solo dos palabras, ocho letras, que fácil era dejarlo sin aliento, petrificado, detener su corazón por un segundo para que luego latiese como si fuese a salir de su pecho.

Yuuri su dulce Yuuri le había reclamado como suyo, su Alfa rugió por dentro y liberó hormonas envolviendo a su Omega apretujó más al japonés entre sus brazos, sentía cómo este frotaba su mejilla contra la propia y hubiese estado a punto de desfallecer si no hubiese llegado el chofer que los llevaría hasta Hasetsu.

El viaje fue silencioso pero en ningún momento incómodo, Yuuri lo tenía agarrado del brazo como si temiera que lo dejara mientras se acurrucaba en su hombro, el repartía besos por su cabello cada tanto, el cansancio y la calidez que le brindaba el cuerpo del Omega a su lado lo vencieron llevándolo con Morfeo en un dulce sueño.

*-*-*-*-*
Sus cuerpos, más específicamente sus estómagos pedían comida, estaban a pocos minutos del hotel Yuutopia, Yuuri ya saboreaba el Katsudon de su madre y al parecer Víctor estaba en las mismas, cuando por fin el conductor anunció que habían llegado no dudaron en bajarse, pagar y entrar rápidamente al lugar.

Todo hubiese sido perfecto si algo raro no estuviese pasando, las puertas del lugar estaban abiertas pero a pesar de estar cerca del mediodía ningún alma recorría el lugar y tampoco se sentía aquel delicioso aroma con el que habían fantaseado minutos antes, con cautela ambos siguieron hasta llegar al gran comedor.

Vacío... Yuuri se alarmo y no pudo evitar llamar a su mamá, a su padre y a su hermana, Víctor lo tomó de la cintura y liberó su aroma pues el Omega se estaba aterrando, afortunadamente llegó Mari.
—Yuuri, Víctor ¿que hacen aquí?-
—A Yuuri se le antojó Katsudon de mamá Hiroko y tuvimos que venir de inmediato-
—Mari ¿que pasa? ¿donde están mamá y papá?-
—Oh tranquilo, ambos están enfermos, abrimos el lugar solo por los huéspedes que ya estaban aquí, a ambos les ha dado un fuerte resfriado.-
—¿Han ido al médico?-
—El doctor vino hace unas horas les recetó unas pastillas y descanso absoluto-
—Oh ya veo- se sentía aliviado pero a la vez un poco triste por sus padres y por que ya no comería Katsudon.
—Dijste que vinieron por Katsudon, siéntense les prepararé un poco deben tener hambre-
—Gracias Mari-
—Alto ahí Mari Katsuki- la señora Hiroko envuelta en un abrigo enorme y una bufanda roja, entró al lugar se veía pálida pero aún así cargaba con una cara muy decidida, atrás de ella y caminando más lento y pesado llegaba Toshiya-
—MAMÁ REGRESA A LA CAMA Y TU TAMBIÉN PAPÁ-
-Mocosa malcriada no me grites, y tu- señaló a Víctor quien incrédulo se sobresaltó —si tu esposo quiere Katsudon tu debes prepararlo-

—Señora Hiroko... yo... este... yo no puedo cocinar-

—Ya veo, entonces levántate hoy aprenderás-

¿Destinados?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora