Capitulo 56

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Un suspiro escapo de sus labios, sentimientos contradictorios le llenaban, por un lado sabía que hizo lo correcto pero algo en su interior le dictaba que esto no traería nada bueno, la conoce desde hace años y está seguro que nunca se le negó nada, no luego de la muerte de su madre, la lástima y el dolor de su padre le llevó a consentirla sobre manera e incluso luego de que el también se fuera, todos a su alrededor la trataban como una reina, cumpliendo capricho tras capricho, ahora el por primera vez no le complacio...

Siguió caminando rumbo al patio, su corazón latía fuertemente, su respiración aumentaba con cada paso todo a su alrededor dejó de importar justo en el momento en que su mirada cruzó con la de aquellos ojos café, camino más lento como temiendo llegar a su destino, pero con cada paso que daba, mas se reflejaba el dolor en estos, las facciones de aquel hombre se volvían dolorosas, ¿le dolía sólo verlo? ¿cuánto daño indujo a aquel a quien dice amar?

Los recuerdos asolaron su mente, aquel día que lo vio por primera vez, la segunda, la tercera, y cayó en cuenta casi en todos lo había tratado como basura, en casi todos había llorado por su culpa, ¿acaso no había hecho algo bueno por su esposo?

Se detuvo incapaz de avanzar, sus ojos de pronto se llenaron de lágrimas, mordió sus labios y parpadeo en un vano intento por evitar que salieran.

Respiro profundo y se dio la vuelta, no podía, era un cobarde pero realmente no sabía que hacer, nunca había tratado con algo así, nunca había herido tanto a alguien a quien quería.

Un golpe sordo y cristales rompiéndose se escucho detrás, pero no quiso ver, siguió por el pasillo hasta la puerta de salida, donde tomo sus llaves y se fue.

Detrás de el, en el patio un florero yacía destrozado en el suelo por la patada de un rubio lleno de rabia, pero así como el florero destrozado y por los suelos estaba el Omega dueño de aquellos ojos café.

*-*-*-*-*-*

La imagen de Víctor llevándose a Mila, seguido por la de verlo a el yéndose no se alejaban de su mente, las lágrimas no salían pero su corazón dolía tanto que sentía iba a sucumbir en cualquier momento. Sin pensarlo había salido del patio corriendo, fue al único lugar que pensó Víctor podría estar dentro de la casa, pero al llegar no fue a Víctor a quien encontró...

- Que tal Yuuri- La mujer que se supone se había ido estaba frente a él en el despacho de su esposo.

-¿Mila?-

-Uh te sabes mi nombre, entonces no debo presentarme, aunque lo haré ya que nunca hemos tenido el privilegio de ello, Me llamo Mila Babicheva y es todo un gusto.- la sonrisa de esa mujer no correspondía a los ojos rojos que se veían tristes, pero dentro de los mismo también había algo que le producía un escalofrío que se extendía por toda su columna y lo hacía estremecer.

El no respondió sólo observo como la pelirroja se sentaba con altivez en la silla del escritorio.

-Sabes una persona normal con un poco de modales se presentaría de vuelta, pero no te preocupes, Víctor ya me contó de ti, si, el japonés, con quien tuvo un desliz, aquel que está esperando a... nuestro futuro hijo.-

¿Había escuchado mal? Seguramente fue eso, no podría ser pero... -Disculpa ¿que dijiste?-

-Que Víctor ya me contó acerca de ti-

-Me refiero a lo último...- la mujer sonrió al parecer estaba esperando por ello.

-Que tu cargas a nuestro futuro hijo-

El Omega cubrió su vientre al terminar de escucharla, parecía... ¿Ella, Víctor, ambos le querían quitar a su Katsudon? ¿A su Hijo? Pero... Víctor el... lo necesitaba, no podía ser cierto, el le había dicho... No, en el contrato, al final...

Su cuerpo tembló, las náuseas le inundaron y el miedo era palpable -¿Tanto te afecto? ¿Necesitas un poco de agua?, seré sincera yo tampoco quiero estar aquí, tener que decir algo así, pero Víctor no quiso, creo que al final si te tuvo un poco de cariño... Pero no te confundas el me ama a mi, a ti... Eres aquel que lleva en su vientre a su hijo, se comprende que no quiera ser tan cruel.-

Cada palabra, cada sonido que salía de la boca de Mila eran como dagas clavandose una tras otra en lo más profundo de su corazón. Trago fuerte, intento tomar aire, pero sus pulmones ardían.

-Debo informarte, Víctor arreglo de nuevo el contrato, ahora se estipula que la custodia del bebe no solo sera suya, yo tambien estoy incluida, no crees que es maravilloso, el niño que llevas dentro tendrá una madre y un padre no debes preocuparte, de cualquier forma si tu no hubieras parecido yo sería la madre...-

De pronto ella se levantó, acercándose poco a poco a él, estático sólo pudo observar como ella se acercaba y tocaba su vientre, el tacto aún cuando era sobre ropa le era asqueroso, no lo soporto y mientras un escalofrío paso por su espalda, sus piernas reaccionaron al fin.

Corrió, como nunca lo había hecho, bajo las gradas esquivando todo a su paso, protegiendo con sus manos su vientre, Makkachin ladro fuerte cuando le vio e intento ir tras el, sin embargo el can estaba sujeto a un pilar.

Salió por la puerta sin rumbo, sólo quería escapar, huir lo más lejos que podía, irse con su bebé y nunca volver a ver a Víctor...

*-*-*-*-*

Respiraba con dificultad, al menos sus manos ya no temblaban, pero el dolor de su pecho no se iba, un ataque de pánico le hizo huir de su casa, hacia mucho que esto no pasaba, pero debía regresar, Yuuri, su Yuuri lo necesita, fue un estúpido y cobarde pero no quería seguir así, había hablado con el abogado, quería arreglar ese matrimonio "fingido" porque el había terminado enamorado, aún recuerda las crueles palabras que pronunció "no te enamores de mi" y al final el enamorado fue el...

Se levantó para volver, estaba un poco más tranquilo, pero a lo lejos observó una figura, era para el imposible no reconocerla, sus instintos de alerta y protección se activaron de golpe, y sin pensarlo ya iba detrás de aquel hombre, había una sensación diferente, un pánico más intenso del que sintió nunca en su vida, su espalda hormigueaba, su Alfa aullaba con desespero, debía alcanzarlo antes de...

-YUURI DETENTE- Gritó con todas sus fuerzas, pero el no volteó, no se detuvo, siguió adelante.

-YUURI POR FAVOR DETENTE- Su Alfa le dictaba que usará su voz, pero no podía, ya mucho daño le había hecho como para retenerlo a la fuerza, era extraño que a su vez no hubiera ni un alma por las calles, lo que le confería más pánico.

-YUURI TE LO SUPLICO DETENTE- al fin su voz fue escuchada por el otro, se detuvo, le volteó a ver. Pero aquellos ojos no reflejaban nada de aquel brillo que anhelaba ni siquiera la tristeza que vio momentos antes, lo único que brillo bajo la luz del faro fueron las lágrimas que bajaron por esas preciosas mejillas de porcelana que tanto deseaba besar, y se sintió impotente, su cuerpo dejó de correr para caminar estaba a sólo metros su voz sería escuchada sin tener que gritar.

-Yuuri, quería decirte algo, hace días, tuve una idea, pensé que te gustaría, yo... le hable al señor Park y el con todo gusto me ayudó, reescribimos el contrato...

No pudo seguir hablando, el japonés regresó a su huida, el levantó su mano como queriendo sostenerlo pero antes que sus piernas pudieran siquiera reaccionar, un claxon se escucho por el lugar, el chillido de unas llantas, un grito y un golpe secó.

Cayó de rodillas cuando el cuerpo inerte de su esposo rebotó en el asfalto, los ocupantes de vehículo fueron los únicos que lograron moverse, el tiempo parecía ir lento, los segundos se habían convertido en horas, podía ver la sangre salir poco a poco de ese ser que tanto adoraba. El conductor se acercó a el lo ayudó a levantarse y veía su boca moverse pero sus oídos no captaban nada, logró mover sus piernas, unos pasos le fueron suficientes para llegar al charco de sangre, ya no importaba nada, ni que el pantalón se le llenará de sangre, ni la camisa ni sus manos, sólo le importaba sostenerlo, sus manos temblaban y apenas y tuvo la fuerza para abrazarlo, la mujer que iba en el carro lloraba amargamente, el hombre hacia una llamada y los pocos que se habían acercado a la escena observaban anonadados, por un segundo el grito desgarrador de un Alfa se escucho por todo el lugar.

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Lo siento...

¿Destinados?Where stories live. Discover now