Capítulo 59

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La hora del almuerzo había llegado relativamente tarde y como ya se le había hecho costumbre fue hasta la cafetería del lugar comprando el mismo su almuerzo y sentándose en la primera mesa vacía que vio, sonrió tomando un poco de la sopa que pidió, a su alrededor los empleados "del común" carcajeaban, si era sincero antes nunca hubiera hecho eso.

No creía que un jefe debía ir a la cafetería de su empresa y pasarla con sus empleados, era un egocéntrico eso le quedaba claro, pero su asistente JJ le había cambio por completo su perspectiva de la relación jefe-empleado. Decir que aquel hombre era osado era poco, quizás le quedaba más sin vergüenza, en el buen sentido, el primer día que Otabek lo presento ese fue el día cuando en su mente quedaron grabadas las palabras del canadiense.

"¿Como un rey va a gobernar bien, si no conoce a sus súbditos y a su pueblo?", solo recordarlo le provoco risa, pero había tenido razón, mejoro las condiciones de los empleados cuando supo las deficiencias del lugar, lo que en consecuencia aumento el rendimiento de los mismos.

Sin compañía con quien hablar se dispuso a revisar su celular recordando por las notificaciones aquel mensaje que le llego en la mañana, su sonrisa aumento en cuanto vio quien se lo había enviado y un pequeño gritito de felicidad se le escapo en el momento en que lo leyó, rápidamente respondió con un simple "llego mañana" y procedió a buscar el vuelo más próximo hacia Japón.

JJ y Otabek llegaron a los minutos y cuando se sentaron a su lado, ambos primos con curiosidad le preguntaron.

- ¿Qué haces? -

El sin pena alguna respondió –busco un vuelo para mañana, iré a Japón- Otabek desinteresado comenzó su almuerzo, pero el otro salto e inmediatamente grito, con su habitual dramatismo.

-VICTOR NO PUEDES IRTE Y MAÑANA MENOS, MAÑANA ES LA REUNION CON LOS REPRESENTANTES DEL CANTANTE-

Otabek vio a su primo y siguió comiendo, Víctor en cambio boto la cuchara que estaba a punto de llevarse a la boca, cayendo está en la sopa y salpicando por todas partes-

-Mierda, lo olvide, Otabek quedas a cargo-

El mencionado esta vez sí que reacciono y procedió a asentir aun estando visiblemente irritado. Víctor al verlo pensó en que eso de vivir con Yurio le estaba afectando.

*-*-*-*-*

Al otro lado del charco... en Nueva York

-Señor Katsuki, por favor responda. -

El mencionado detuvo su caminar, tomo los lentes oscuros que descansaban sobre su cabeza y se los coloco con un gesto que rayada demasiado en lo sensual y que provoco que más de alguno de los reporteros que le rodeaban tragarán grueso.

Pero para desgracia de los mismo no respondió nada solo sonrió dejándoles atónitos y continuo con su caminar, el menear de sus caderas provoco que enrojecieran. Y posterior a eso el golpear de sus tacones sobre el suelo fue lo único que se escuchó o al menos lo único que sus perseguidores fueron capaces de percibir.

Sus amigos lo esperaban al otro lado del detector, suspiro cuando por fin estuvo sentado en el avión, era cómodo y se permitió relajarse un poco, su amigo más risueño se sentó a su lado y el aprovecho para descansar su cabeza sobre su hombro.

-Sigues sorprendiéndome Katsuki-

-Cállate Pichit, sentía que iba a morir si no me dejaban tranquilo-

-Sigo sin entender cómo es posible que no te hayas acostumbrado a esto, pero me alegra que disimules tan bien que ahora eres llamado "la diva" – dijo su otro amigo, entregándole una taza –Toma es té para que tus nervios bajen, está caliente ten cuidado- el japonés agradeció el gesto y el continuo -antes de subir hable con Leo, debemos hacer la presentación en San Petersburgo, no podemos negarnos. -

-¿Oh que te dijo?- pregunto el moreno y Yuuri se limitó a ver por la ventana, ambos, tailandés y coreano, notaron el disgusto en el otro, pero siguieron la conversación.

-Sera sencillo, Yuuri cantaras solo 3 canciones y luego puedes quedarte al evento o irte, de igual forma no es necesario que convivas con los presentes, es una especie de celebración de sucesión, cuando lleguemos nos reuniremos con los encargados y hablaremos los detalles, además me dijo que el jefe estará ocupado, por lo que solo seremos nosotros y dos más. -

-Yo no iré. - dijo el japonés a lo que los otros solo suspiraron, era demasiado notorio que él no quería hacer la presentación, pero su jefe inmediato insistía en hacerlo dejándolos sin opción.

Yuuri no quería volver a San Petersburgo, aun dolía la perdida y tenía miedo de volverlo a ver...

*-*-*-*-*-*-*

Aun no salía el sol pero Victor ya había armado su pequeña maleta, se había despedido de sus padres y de su mascota y de cada uno de los cachorritos de la misma, para finalmente arrancar el auto rumbo al aeropuerto, se sentía ansioso, hacía meses que no iba a Hasetsu, ya extrañaba las comidas de Hiroko y la noticia que le habían dado en ese mensaje le emocionaba mucho.

El aeropuerto, como era habitual, estaba lleno; no llevaba más equipaje que una pequeña maleta de mano, después de todo, en Yuutopia tenía mucha ropa. La espera por el llamado a abordar le llenaba de ansias.

Y una vez escucho por los parlantes el anuncio se levantó rápidamente, no tuvo tiempo para fijarse en los reporteros que preparaban sus cámaras, ni se percató del otro anuncio que habían dado del aterrizaje del vuelo 802 que venía de Nueva York y que había alborotado a dicho grupo.

mucho menos se dio cuenta del hombre al que habían rodeado...

*-*-*-*-*

Bajo junto a sus amigos, tomo una respiración profunda y se armó de todo el valor para enfrentarse a la horda de reporteros que le invadirían no más entrara al lugar, Pichit tomo su mano, Seung les ayudo con el equipaje.

Y justo como predijo el grupo de reporteros le rodeo de inmediato, su ansiedad se quiso hacer presente pero no lo permitió, dejo que su cuerpo actuara por si solo no pensó, y como consecuencia una mirada desafiante pero sensual se vio reflejada en él, sonrió como solo él sabía y camino junto a su amigo como si de una pasarela se tratase.

No distinguió la cabellera semi-larga y platinada que cruzo a su lado...

*-*-*-*-*

Ninguno supo por qué por un instante, por un brevísimo segundo su corazón dio un vuelco, y sus lobos internos rugieron en un llamado a su alma gemela. Ambos lo atribuyeron a su imaginación y el olor que les inundo también lo relacionaron a algún extraño comiendo algo, después de todo el chocolate y la vainilla eran ingredientes indispensables de los postres más dulces. 

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Han pasado 84 años...

Lo siento, como excusa que nadie pidió diré que he valido v*rga con la universidad en linea y un bloqueo maldito vino cuando menos lo esperaba.

Espero que les guste y no me odien 

Los amo 

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⏰ Last updated: Jun 17, 2020 ⏰

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