Luan x Lincoln (2/?) (+16)

2.7K 76 9
                                    

Sonrisas de dos almas...(+16)

...Entonces el día se hizo noche, el cielo se torno de un turquesa vida a un oscuro azul de misterio, dos chicos estaban dándose caricias, no unas simples caricias, eran unas caricias que desprendían pasión.

Cada mano de ella acariciaba y hacía temblar a su chico, cada beso que le daba en sus labios, hacían que él cierre los ojos e imaginé que están solos porque el paraíso ya estaba ahí.

Era un algo que desde hace tiempo sus corazones pedían, sus intimidades gritaban que necesitaban, tanto tiempo negando ese amor que rompía reglas, al fin se dió.

Solo fue necesario una pizca de valor, una confesión, una revelación no tan reveladora, pues en su casa sus hermanas sabían que tarde o temprano se iba a dar ese momento.

Solo queda disfrutar, no es necesario recordarlo, pues hacer eso es una pérdida de tiempo y ellos ya habían perdido mucho...

Los besos cambiaban de lugar, no solo labios, rostro, frente, cuello, manos, brazos, no había lugar que no dejarán húmedo.

Era tanta la necesidad que sus cuerpos casi no pedían permiso a ellos mismos, solo se guiaban al compás del placer, pero sobre todo siguiendo las notas del amor.

Los cuerpos pedían más, ellos no querían menos, solo un pequeño desvío de caricias y besos, un nuevo lugar para dar amor nacía.

En el momento que la dejo de besar, la volteo, la abrazó y le daba besos en su nuca, mordía su oreja, besaba su mejilla, ella solo se dejaba llevar.

Mientras las personas descansaban, ellos empezaban a darle más vida a algo que nunca quizo morir.

Estaba tan excitada, que de un movimiento se dejó suelto su cabello, ese hermoso cabello castaño claro que parecía color naranja.

Ni bien soltó el cabello, el chico de cabellos blancos, los hizo a un lado y aprecio más el cuello de su amada, era una piel tan suave, tan tersa, que sus manos no dudaron en desabrochar dos botones de la blusa de su amada, para bajar lentamente la blusa y descubrir sus hombros y un poco de su espalda.

Sus labios se dirigieron hacia sus hombros, lo único que hicieron fue trasmitir el amor suyo hacia ella, estaba tan complacida, muy complacida, se decía que no se irá de ese lugar, sus sentidos se habían perdido, todo esas sensaciones terminaron por acabar con la cordura de sus sentidos.

Cada beso, cada lugar, cada milímetro donde sus labios tocaban hacia que la chica de las bromas sonriera y riera por tales marcas ardientes.

Esos besos en su hombro y espalda la hacían dócil, si el chico quisiera la podría tener en ese mismo instante unida por siempre a él, pero él no era así, el amor que ellos dos emanaban de sus corazones les impedía llegar a la parte definitiva de la intimidad, todo tenía que ser como una danza sin música, un camino sin señalizaciones, un pasillo sin luz donde solo el amor guardado por años era el que generaba todo esos movimientos.

Ella se desbrochó con lentitud sus últimos botones de su blusa blanca, miró sonrojada a su chico, la volteó hacia el con gentileza, la arrecostó a la cama.

Admiro todo su rostro, era un rostro hermoso, nada superaba verla así, toda inocente y con una mirada seductora a la vez, ni que decir de su cuerpo era mejor que una escultura del renacimiento, ni los mejores escultores podrían imitar tales facciones, tales lugares que daban una sensación de placer pleno.

Colección de One-Shots: Loudcest y No Loudcest...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora