Capítulo 6: El Lord y William

169 27 2
                                    


"Los campos ingleses no eran tan diferentes a aquellos en Francia, Pero si más concurridos. Las cruzadas habían dejado a las tierras sin hombres para ararlas, y la rebelión del príncipe Raphael había mermado aún más la población. Pero de nuevo en casa podía sentir cierta familiaridad en el campo, aunque después de haber dejado a Lady Allys con su tío me sentía algo...solo."

William continuó su cabalgata hasta que arribó a las puertas del imponente castillo. Había notado algo diferente. La gente, Great Yarmouth siempre había sido reconocido más como un pueblo pesquero que un pueblo granjero, pero ahora grandes granjas se alzaban y ciervos araban la tierra. El camino también había sido reparado. En el tiempo que William había estado afuera su familia había hecho crecer al pueblo. Había razones por las que William no había visitado a su familia, la principal era que su padre y su hermano habían decidido apoyar al Rey Enrique mientras que William apoyó a Ricardo.

Los pendones de los grifos escarlata adornaban las torres y las puertas estaban abiertas de par en par. El Joven caballero entonces fue detenido por un guardia. El hombre debía ser un nuevo guardia que la familia Lanfield debía de haber contratado, últimamente había muchas caras nuevas en el interior del castillo.

--¿Quién es usted y que asunto viene a tratar? —preguntó el caballero.

--Soy William Lanfield. Hijo de Lord Rodrik. —Respondió William. --El hombre se encontraba algo confundido, Y no es que William no lo esperase, William debía ser un traidor a los ojos de las familias de nobles más influyentes del reino.

--Sí mi lord. —respondió el guardia con premura. —Pase, pase por favor mi lord.

--Gracias. —respondió William e hizo entrar a su caballo. El Patio de Armas del castillo le parecía mucho más grande de lo que recordaba. El muchacho le dio a uno de los mozos de cuadra su caballo, y ordenó que limpiara la suciedad de su pelaje y le diera agua. El muchacho entonces quitó de su alforja su espada y su bolso de viaje y fue a visitar a sus padres. La torre de homenaje que era la entrada al salón se mostraba imponente. Entonces miró sobre uno de los balcones y notó que alguien lo observaba una joven y hermosa mujer de larga cabellera colorada y rizada, de rostro acorazonado y de ojos verdes.

Ser William encontró los ojos con los de ella por un instante y luego entró en la torre de homenaje. El gran salón estaba vacío. Los escudos antiguos se hallaban colgados a lo largo de todas las paredes como decoración y grandes vitrales pintaban con luz de varios colores los suelos. El muchacho dejó su espada recargada sobre una de las columnas y caminó hacia la silla del señor. Tocó el respaldo de la silla.

--¿William? ...—preguntó una voz femenina casi queda. El joven caballero se dio media vuelta, era su madre Helena, sin embargo, estos tres años le habían caído como piedra sobre ella, su cuerpo se había demacrado y su cara engrosado. Su largo cabello rubio ahora estaba lleno de canas y recogido en una cola de caballo.

--Madre...--dijo el joven caballero y luego fue al encuentro de ella, los dos se abrazaron mientras su madre comenzó a soltar lágrimas de alegría.

--Oh mi hijo, pensé...pensé que...

--Está bien madre. —respondió el joven muchacho. —Entiendo. Pero la guerra ya terminó.

--Sí, ya terminó. —respondió su madre mientras acariciaba la mejilla de su hijo.

--¿Cómo está mi padre y Astolf? —preguntó la mujer, pero entonces el semblante de ella cambió de repente. —Ven conmigo William, hay algo que tienes que ver. La mujer entonces guió a William al piso superior y a la recamara mortuoria. Donde acostado sobre una cama de piedra yacía el cuerpo de un hombre joven, con la barba y el bigote espeso moreno finamente recortado, en su mirada una mirada dura y sin vida vestido con un jubón te terciopelo azul y pantalones de cuero negro con botas de montar. Sobre sus ojos monedas de oro. Y una espada larga en su pecho.

La Doncella de Hierro IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora