Capítulo 48: La Justicia de la Doncella y Selene.

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Los dos hombres escaparon en la penumbra de la noche por la ruta sarracena de comercio, Al Mutah Alim; El Halcón y Ser Sterlink. Los dos habían estado cabalgando bajo el velo de la noche, mientras que un tumulto se alzaba tras ellos en el campamento. Sin embargo, al subir por una loma vieron jinetes con antorchas en las manos, y en ese momento supieron que su plan de escape había salido mal, les habían obstaculizado la única ruta de escape.

O esa había sido la versión del Duque Enrico quien había comandado una operación nocturna para volver a atrapar a los dos traidores. Los habían traído maniatados ante los pies de Selene, la chica yacía sentada en una de las mesas del comedor, con hombres alrededor de ella. En los muslos tenía la hoja de su espada y una piedra de amolar en su mano derecha, Selene afiliaba la espada, cuando tiraron a los dos hombres a la arena. Selene dejó la espada recargada contra la banca y se levantó de un movimiento. Al Mutah Alim y Ser Sterlink miraban con desprecio hacia la chica.

--Le ofrecí servicio. —Respondió Selene. —Y es así como me lo paga Ser.

--Hice lo que tenía que hacer Doncella de Hierro, La Falsa Gracia de Dios. —Respondió Ser Sterlink. Escupiendo en la arena, los hombres comenzaron a murmurar.

--Ahora resulta que soy falsa, después de que fue usted el primero que me reconoció, en vez de pedir clemencia, en vez de pedir un juicio en nombre de su título de caballero, lo único que hace es insultarme. —Respondió Selene. —Solo porque decidí no ir con usted y con su orden, usted me traiciona. Si tiene algo que decir en su defensa este es el momento.

--Yo no te traicioné Selene Bardo, fuiste tú, la que te dejaste engañar por una bruja. —respondió Ser Sterlink. –Ella nos engañó, nos engañó a todos nosotros.

--Tal como yo veo Ser, fue usted quien nos engañó. —Respondió Selene. —Fue usted quien se dejó convencer por este prisionero y fue usted quien lo liberó. ¿Qué es lo que esperaba Ser?, ¿Una recompensa del Rey Sarraceno?

--Yo esperaba que esto terminará, toda esta locura...--Dijo Ser Sterlink.

--¿Locura?, Habla que mi misión de liberar a la tierra Santa es una locura, mi promesa de reunirme con mi hermano, ¿una locura? —Dijo Selene. Cada vez el tono de Selene se hizo más severo a medida que el caballero continuaba hablando, Al Mutah Alim se hallaba en silencio, cerró los ojos y comenzó a mover los labios como si estuviera diciendo algo, pero en silencio.

--Es una locura, porque ninguna de estas victorias es tuya Doncella de Hierro. Cada una de estas victorias solo le sirven a los planes de la hechicera. —Respondió el caballero.

--¡Cómo se atreve Ser!, ¡Ambra fue quien me salvó! —Exclamó Selene, ella fue quien me salvó de la muerte.

--Si no quiere hacer razón de mis palabras, entonces puede preguntarle a Jacques. —respondió Ser Sterlink.

--¿Jacques? —Preguntó Selene. --¿Qué tiene que ver Jacques con esto?

--Él fue quien estuvo de acuerdo con el plan. —respondió Ser Sterink.

--Ya veo. ¿Jacques es eso cierto? —preguntó Selene.

El muchacho apareció entre el público, Y caminó hacia la posición de Selene, a su lado estaba Ambra, el muchacho miró a los dos conspiradores.

--Es verdad Selene. —Respondió Jacques. —Yo me reuní con ellos en varias ocasiones, incluso teníamos un plan que me involucraba a mí matar a Ambra con este cuchillo. —El muchacho entonces alzó el cuchillo frente a todos los presentes la sangre yacía seca en la hoja del cuchillo, comenzaron los insultos hacia el caballero desde el interior de las filas de las tropas. —Me reuní esta noche con Ambra con la única intención de matarla. Porque creíamos que te estaba manipulando Selene...

La Doncella de Hierro IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora