Capítulo 14: La Montaña y Selene.

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"Destino, siempre existe algo de ello en todo lo que hacemos, o parece que somos guiados por él...no, así es como habla un pagano, Dios es quien guía nuestros destinos, es aquello que hizo a una campesina que nunca había salido de su aldea, conocer el mundo exterior, Destino fue aquello que la hizo luchar y vengar la muerte de sus padres, aquella fuerza que me guió a través del bosque, aquello que me ayudó en la guerra contra mis enemigos, es eso...el destino ¿No es así? Fue el destino quien se llevó a Edric a Tierra Santa, el destino que me hizo conocer a Jacques, fue el destino que guío la punta de mi espada a los ojos de Alfonz, y aquel destino que mi hoja al cuello del paladín Erembourc, así como me hizo darme cuenta de quienes eran mis amigos y quienes mis enemigos...fue el destino lo que me hizo ver a través de sus mentiras ¿No es así Ser William?"

Frente a ellos se alzaba el monte Sinaí, Selene solo lo sabía de él por lo que los sacerdotes le contaban en la iglesia de cómo era el monte donde Moises habló con Dios y le dio los 10 mandamientos. El duque Enrico marchó de la ciudad con cuatro mil hombres hacia la frontera con Jordania, y dejó en el Cairo una guarnición de 2000 hombres más todos aquellos ciudadanos que habían sido forzados a participar en la guardia de la ciudad. Sin embargo, cuando llegaron pudieron ver el monte lleno de banderas rojas y negras del califa Hairam Balik. El monte había sido convertido en una fortaleza, no habría forma de acabar con las tropas del enemigo si el plan para conseguir la paz, terminaba mal.

Selene cabalgaba, a su lado derecho estaba Jacques, el muchacho se encontraba desconfiado del nuevo compañero de viaje de Selene. Ambra quien cabalgaba al lado izquierdo de Selene, sin embargo, la mujer cabalgaba a lomos de un camello. Los caballos se sentían tensos ante la presencia de la otra bestia. Ambra se encontraba mirando el cielo azul sin ninguna presencia de nubes.

--¿Qué hace ella aquí? —preguntó Jacques en un tono descortés.

--Vengo a servir a la Doncella de Hierro, quien es la elegida por los cielos para liberar Tierra Santa de todos los tiranos.—dijo Ambra. Mirando al muchacho fijamente a los ojos. Jacques desconfiaba de Ambra. Y Selene lo entendía, "¿O serían sus celos?" la última vez que desconfió de Jacques, no pudo ver el traidor que era Ser William.

--Oh...perfecto una loca. —respondió Jacques. —Selene, esta mujer ayudó al Califa del Cairo a torturar a todos esos niños, ¿Por qué la quieres con nosotros?

--Yo no torturé a nadie. —respondió Ambra. — El Califa se encargó de realizar todos esos actos por su propia voluntad, yo solo fui testigo de la crueldad de un hombre temeroso.

--Selene, obviamente está mintiendo, solo mírala, obviamente era la amante del Califa, y dudo que esté de nuestra parte, solo está con nosotros por su conveniencia, es una hechicera después de todo.

--Entiendo por qué dudas de mí cazador, pero yo no he mentido, he venido para ayudar a Selene con su misión sagrada. Después de esta tarde todo hará sentido Jacques. He esperado 130 años vagando por este desierto esperando la llegada de Selene. Haces bien en dudar Jacques, has sobrevivido toda tu vida confiado en tus instintos, pero está vez Selene y tú, necesitan mi ayuda si quieren cumplir su promesa.

--La promesa de Selene es ir con su hermano a Karnak, no liberar Tierra Santa, a ella no le interesa ser reina del desierto ni mucho menos. —respondió Jacques.

--Basta los dos. —respondió Selene. —Jacques, me duele admitirlo pero si queremos continuar hacia Karnak, necesitaremos a alguien que hable el idioma de la región. Ni tú ni yo podemos hablar árabe. — Respondió Selene.

Entonces el muchacho miró hacia las alforjas del camello de Ambra, llenas de tela, botellas y velas.

--¿Y qué es eso que llevas en la silla? —preguntó Jacques.

La Doncella de Hierro IIIWhere stories live. Discover now