Capítulo 12: La maga y Selene.

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Los cadáveres de los niños habían aumentado después de que retiraron a los niños de los muros y de esa cámara de tortura, las mujeres habían llorado con fuerza al otro lado de los muros del palacio mientras los cristianos devolvían los cadáveres de los niños a sus padres. Selene miró desde el muro como las madres abrazaban los cuerpos mutilados e inertes de sus hijos, dándose cuenta que no importaba si estuviesen en Francia o en Tierra Santa, una madre siempre había sido una madre. Jacques estaba junto a los soldados cristianos cargando los cuerpos de los niños de los carretones y entregándolos a sus padres. Repitiendo constantemente la única oración que conocía en árabe. "asif kathiranaan" "Lo siento mucho".

Selene no tendría el corazón o la fortaleza para poder enfrentarse a los rostros de las madres desesperadas para darle el cadáver de un niño sin dedos y sin ojos. La chica apretó el puño con fuerza al saber que el hombre que había cometido aquellos actos había salido libre, pero sentía más odio por saber que el rey sarraceno que había tomado control de Jerusalén era quien había permitido este daño.

--No debes culparte Doncella de Hierro. —dijo la mujer de ojos verdes. Selene giró la cabeza, la mujer subió la escalera mientras se levantaba las faldas de su atuendo revelador para evitar tropezarse mientras subía los peldaños de piedra hacia Selene. –El Califa de Egipto es partidario del Sunnismo, mientras que a consecuencia de las ultimas cruzadas miles de chiitas se mudaron a Egipto. Cuando hay rivalidades entre las formas de adorara a Alá, la fricción entre diversos grupos es inevitable y esa fricción provoca violencia que termina como siempre en el derramamiento de sangre de los inocentes.

--¿Estás diciendo que varios niños murieron solo por una pelea sobre como adorar correctamente a un Dios?

--Así es Selene Bardo, La gente siempre busca una razón para matarse entre ellos.

--No lo puedo creer.

--¿No?, Estas cruzadas no son más que guerras santas para demostrar que fe es superior. —respondió la mujer de ojos verdes. —La humanidad, siempre ha buscado escusas y justificaciones en cada uno de sus actos Selene. Realizar actos criminales en nombre de la lealtad a un rey, Usurpar a un hombre por riqueza y poder, Una larga lista de sangre derramada y por derramar en nombre de una promesa.

--¿Quién eres tú? —le preguntó Selene a la mujer de ojos verdes.

--Ambra...--dijo la mujer de los ojos verdes.—Soy una hechicera de la arena.

--¿Eres una bruja?—preguntó Selene.

--No del tipo de brujas que conociste en Francia, soy una vidente de la arena.

--¿También pedirás mi sangre para ver mi futuro? —preguntó Selene.

La mujer río.

--No Selene, yo no tengo necesidad de usar sangre para ver el futuro. Usar sangre es una magia muy precaria, descuidada y salvaje. —Luego la mujer sacó un puñado de arena de una bolsita de cuero y la talló entre sus manos, una llama azulada brilló por un momento y se disipó en un instante. —Polvo somos y en polvo nos convertiremos, ¿No es lo que dice la fe cristiana? ¿Qué lugar de la tierra está más lleno de polvo que el desierto?

--Entonces ¿Qué quieres de mí Ambra?

--No es lo que yo quiero de ti, sino de lo que tú necesitas de mí. Y eso es, respuestas de tu viaje. —respondió la maga.

--No te sigo. —replicó Selene.

--Por supuesto que no, pero todo hará sentido más adelante Doncella de Hierro, Giselle te lo había dicho en el festival, aun tienes que subir a la montaña. Una vez arriba, todo hará sentido. –Luego la mujer apuntó hacia el cielo azul donde nubes grises comenzaban a formarse, pero aún en la distancia. --Desde que llegaste a Tierra Santa Selene, nubes grises se han formado en la lejanía.

La Doncella de Hierro IIIWhere stories live. Discover now