Capítulo 59: La Doncella de Hierro y Edric.

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"--¿Por cuánto tiempo te irás? —Le había preguntado Selene la chica tendría unos 15 o 16 años en ese momento con las mejillas llenas de tierra y el cabello enmarañado. Edric tomó una de sus camisolas de trabajo y la metió en la bolsa de cuero.

--No lo sé.—respondió Edric—Tal vez un par de años. Supongo que tanto como el duque Martin DuPont lo quiera.

--La granja se sentirá sola después de que te vayas.—respondió Selene, la chica se sentó en la cama de Edric.

--Se que encontrarás algo que hacer en mi ausencia.—respondió Edric. --Siempre puedes jugar con Aidee o con Pierre. Hazme un favor Selene, cuídalos en mi ausencia, a todos. Desde que papá se cayó del caballo no ha estado bien de la pierna.

--Trataré de escribirles una vez que establezcamos una línea de comunicación. —respondió Edric.

Su madre les esperaba en el pórtico. Edric antes de salir fue a la cocina y tomó uno de los cuchillos viejos y lo guardó en la bolsa de cuero también. y luego fue al encuentro de su madre, Se despidió de ella con un beso en la frente y otro beso en la mejilla a su hermanita Aidee, a Pierre el muchacho meneó el cabello relamido del niño y luego se fue a reunir con su padre.

--La próxima vez que nos veamos...Serás toda una mujer Selene.—dijo Edric y le limpió con su dedo la mugre de las mejillas a su hermana, los dos se abrazaron y luego Edric fue con su padre quien lo despediría en la aldea."

Edric llegó al amanecer con sus tropas frente a ellos estaba el ejército de La Doncella de Hierro. Edric estaba en la vanguardia, pero sería un estúpido si pelease en la primera línea. Él se quedaría atrás con las reservas y solo entraría al combate si las cosas se complicaban, Sería DeBois quien lideraría el asalto frontal. El hombre tenía un hambre peculiar por la guerra y había estado sediento últimamente. Los estandartes verdes con las lunas doradas de Saladino hondeaban, los estandartes del Halcón de Al Mutah Alim hondeaban también. Edric sacó de su alforja el catalejo y miró a las tropas al otro lado del campo de batalla.

--Son más de los que esperaba.—dijo Edric.

--Para mí es lo mismo.—respondió DeBois.—Más carne para cortar.—dijo el hombre riendo.

--Date gustó DeBois.—respondió Edric.

--Eso haré.

--Ten cuidado allá amigo mío.

Edric entonces volvió a mirar por el catalejo, la Doncella de Hierro desfilaba al frente de sus tropas con su armadura dorada. Edric trató de ver si aquella mujer era en realidad Selene pero no podía verla ya que ella tenía el yelmo en su cabeza. Miró los capitanes alrededor de ella, uno de ellos debía ser Hairam Balik. Y los otros eran del ejército de cristianos, sin embargo, sí pudo ver a una mujer joven de larga cabellera negra vistiendo armadura guiando las tropas de Escalón.

--Trata de ir por las legiones de Escalón primero. —le dijo Edric a Amid, quien comandaría la caballería. Amid sacó el catalejo y observó cómo los hombres de Escalón se formaban con picas.

--Tiene picas, sería una masacre si voy tras ellos. —dijo el joven mameluco.

--Un buen piquero tarda años en entrenarse, las legiones de Escalón no fueron creadas hasta hace un par de meses. Esos no son piqueros, son milicianos disfrazados de piqueros. La Doncella de Hierro quiere engañarnos, sabe que un ataque de caballería por el flanco sería fatal, por eso trata de engañarnos pensando que sus flancos son poderosos.

La Doncella de Hierro IIIWhere stories live. Discover now