Capitulo 1

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Steve entró a la casa. La escena en sí era algo que importaba demasiado: un hombre atado a la silla, señales de tortura demasiado evidente, y por ello eran profesionales. No torturabas a alguien a muerte y nadie escuchaba un solo grito de la víctima.

Se puso los guantes inspeccionando un poco antes de que Max volviera. Pero algo más llamo su atención. La víctima tenía algo en su boca.

—¡Danno! —llamó el SEAL.

El rubio se asomó con curiosidad.

—Ahora qué quieras, animal —preguntó irónico—. Estoy recolectando información.

—Esto es más importante —habló con sinceridad. Abrió lentamente la boca de la víctima—. Dame una...

Antes de terminar, el rubio le tendió la bolsa para evidencias. Steve la introdujo con cuidado. Una hoja cubierta de sangre y una pulcra caligrafía. Ambos se acercaron mutuamente para leer.

"Zugzwang"

—¿Que significa? —preguntó el rubio.

—Si lo supiera ya te lo hubiera dicho —Rodó los ojos el moreno.

Danny abrió los labios dispuesto a responder con un comentario, pero Max llegó con sus instrumentos.

—Con permiso —dijo él abriéndose paso.
Por lo regular, él siempre llegaba antes, pero estaba haciendo otra cosa antes de llegar a la escena del crimen.

Se apartaron de inmediato dejando el lugar para que hiciera su trabajo. Se encontraron con Kono, quien suspiró.

—Hablé con los residentes —Su tono de voz era desconcertado—. Nadie escuchó nada.
Danny sonrió divertida.

—Eso no es posible —dijo aliviando la tensión—. Su cuerpo muestra tortura, y no creo que sea masoquista.

—Eso es lo que repitió cada uno. Además, obtuve otra cosa —Sacó su tableta.

—¿Qué sucede?

—¿Ven eso? —Señaló la figura que paseaba por los pasillos con un sombrero de sol cubriendo su rostro—. Es la huésped de al lado. No se puede hacer contacto con ella. Se fue esta mañana.

—¿Esta mañana?

—Ella dijo que había mucho ruido aquí, por eso vinieron a revisar...

—Ella es la asesina —concluyó Steve.

—Pero… — Les detuvo antes de que ellos se fueran—. Su nombre es falso. No hay nada de ella.

—Y volvemos al principio.

—No exactamente —dijo Steve.

—En qué piensas, animal.

—Ya lo verás.


(...)

Elizabeth entró en aquel baño público. Evitó todas las cámara de seguridad. Retiró la peluca pelirroja. Resguardó sus lentes de sol con el sombrero. Se cambió de ropa de inmediato. Guardó todo mientras salía al lavabo, donde retiró el maquillaje. Acomodó su cabello negro en una coleta alta. Cerró los ojos.

No pudo conseguir demasiado de aquel hombre. Solo otro nombre. Uno de más rango que el cretino. Esperaba que el mensaje llegara al líder. Quería que tuviera miedo. Lo ansiaba demasiado. Puso una gorra en su cabeza.

—¿Estás bien? —Una chica simpática le preguntó mientras tocaba su hombro con preocupación.

Salió de su ensoñación. Sonrió cortésmente.

—Sí, solo que... Uff... Este calor es de mil infiernos —soltó mientras mojaba su cara de nueva cuenta disimulando.

—¿Turista? —preguntó dudosa. Elizabeth asintió—. Al principio no te acostumbras, pero después ves el encanto de Hawaii.

—Espero verlo pronto —dijo divertido.
La chica estiró su mano.

—Soy Mary McGarrett.

—Caroline —contestó mientras aceptaba el gesto, pero vio que la chica esperaba un apellido—. Powell —Sonrió—. Un placer conocerte. Espero poder verte otro día... Creo que estaré aquí mucho tiempo.

—Por supuesto —Saltó ella con alegría—. Siempre estoy en la costa norte, por si pasas por ahí seguramente este.

—Lo consideraré —habló con sinceridad—. Estoy aquí por trabajo, no hay mucho que pueda hacer con libertad.

Realmente mentía muy bien.

Ambas salieron del baño.

—Entonces comemos —invitó indiscreta—. Digo, iba a comer con mi hermano, pero tuvo un caso.

—¿Es policía? —preguntó Elizabeth preocupada.

—5.0, el mejor equipo de la isla —admitió con suavidad—. Realmente el mejor.

Lizzie asintió.

—¡Mary! —Una voz desconocida hizo que Elizabeth comenzará a toser falsamente para tapar su cara.

—Creo que debo volver a mi hotel. El cambio de clima me está haciendo mal —aseguró dándole la espalda a Steve—. Te veré después, Mary.

—Por supuesto. Espero estés bien —le dijo despidiéndose de la mano

Elizabeth se deslizó como ninja por todo el lugar hasta llegar a su auto. Suspiró retirando la gorra. Miró por su retrovisor el arsenal de armas que tenía para llegar a la persona que lastimó a su familia. Y creía que no era suficiente.

Arrancó sin más.

Mary se dió la vuelta una vez que "Caroline" se fue. Steve alzó su mano en saludo, llegando a ella.

—Perdón por llegar tarde —dijo—. El caso no tiene mucho avance, así dejé todo y vine a verte

Mary sonrió.

—No te preocupes, lo entiendo —le restó importancia.

—¿Y quién era la chica con la que estabas?

—¿Caroline? —Él asintió. No sabía su nombre, pero su hermana sí—. Ah, es nueva y le ofrecí salir conmigo.

Steve frunció el ceño.

—¿Te das cuenta de que puede ser una secuestradora o traficante de órganos y ya le dijiste tu nombre? —expresó con sarcasmo.

—¿Cómo sabes que le di mi nombre?

—Eres tan predecible —respondió firme—. Mejor vamos a comer.

Mary asintió.

Steven suspiró, sabía que su hermana no socializaba. Primero lo de Ángela. Su amiga que prácticamente le había usado de transportadora de diamantes. Y luego con la noticia de Doris.

Realmente le gustaría más que su hermana saliera y realmente tuviera una vida tranquila.

Elizabeth estacionó su auto en la acera. Primero debía saber a cuántos guardias tendría que asesinar para llegar a la persona. Sacó su cámara, comenzó a fotografiar cada persona que entraba salía y resguardaba sin algún tipo de miedo a ser descubierta.

(...)

Max salió de aquel lugar, ciertamente satisfecho. Habían pasado días del mismo ataque al hombre en aquella posada.
Ahora al parecer la misma persona. Era una persona por mucho era demasiado organizada y profesional como para no dejar rastros. Teniendo un trabajo relativamente limpio en cuestión de no dejar a ningún sobreviviente o un testigo.

Steve estaba cruzado de brazos. Entrar a la bodega sería contaminar la escena, la cual inspeccionaban para la más mínima muestra de ADN o huellas parciales. Pero no había nada.

—Comandante McGarrett —habló Max haciendo que él se interesará por el joven—. Aún seguimos analizando la escena, pero al parecer no hay nada, solo encontramos esto.

Sacó la bolsa de evidencias donde había un papel. Ahora el mensaje era por mucho diferente. Danny lo tomó en sus manos.

“Mate dos peones... ¿Estás listo para el jaque mate?”

Ambos fruncieron el ceño. ¿Por qué parece que estaban en un juego de ajedrez?

—Llévalo a laboratorio —ordenó de inmediato.

—Oye, bruto. Si no mal recuerdo tú dijiste que tenías algo en mente.

—Sí —contestó Steve con sus manos en la cintura.

—¿Y qué era eso? —preguntó curioso mientras alzaba las cejas.

—Sinceramente creo que ya no importa —dijo resignado a su idea.

—¿Ya no importa? —escupió divertido repitiendo la frase en modo de pregunta—. Oh, sí claro. Que no importa, no es como que tengamos una bodega llena de cuerpos y cero testigos. Y no podemos olvidarnos del hombre sin dientes que apareció con una nota en su boca —alzó las manos—. ¡Pero no importa!

—Cálmate —pidió Steve—. Tu negativismo no lleva a nada.

—¡No vamos a nada, animal! —reclamó exasperado poniendo sus manos al frente.

—¡Bien, bien! —se rindió—. Pensaba hacer un retrato hablado con todos los residentes que tuvieron contacto, y descubrí que un niño recibió un pago por haber manchado una copa.

—¿Tenía sus huellas? —preguntó Kono llegando con el matrimonio más problemático de Hawaii.

Era divertido verlos pelear pero ser amigos inseparables.

—No —cortó—. Ni un retrato —Pasó su mano por su cara—. Me estoy frustrando. Creo que esto está superando mis expectativas.

Todos se confundieron.

Steve McGarrett nunca parecía tan frustrado o resignado con un caso. Él solía dar el positivismo al grupo para motivarlos a cerrar el caso. Pero esta vez había algo que no solo les estaba dificultando el caso, sino que también estaba frustrando a todo 5.0, la policía y los carteles.

—Bueno, ahora que pude entrar, descubrí algo —Todos miraron a Chin—. Todos tienen el mismo tatuaje. Lo pasaremos por el sistema por si hay alguna información. Definitivamente este grupo no es de Hawaii.

La noticia alentó al equipo, quien asintió.

Elizabeth miraba todo de lejos, como una simple espectadora. Estaba con todos los residentes intentando saber qué pasaba en aquella bodega. Solo que nadie sabía que la asesina estaba ahí, entre todos el tumulto de gente.

La pelinegra suspiró cuando un policía los ahuyentó de ahí. Entró a su auto.

No estaba cerca de acabar, pero era un comienzo. Teniendo en cuenta de que los jefes estaban enterados de todo lo que estaba pasando y de que alguien estaba tras ellos, no quería alguien estropeando sus jugarretas sucias. Por lo que movería mar, cuerpo y tierra para encontrarla. Solo que no sabía que ella quería eso.

Elizabeth D'Angelo era alguien peligrosa. Se movía con cautela y atacaba cuando sentías que estabas seguro. Destrozaba todo lo que quería. Tenía experiencia. No por nada había sobrevivido en la CIA durante mucho tiempo.

ミSurvivorミ [Hawaii 5.0]Where stories live. Discover now