ミSurvivorミ [Hawaii 5.0]

capítulo 27

Catherine miraba como el cuerpo inconsciente de Elizabeth era arrastrado por ese pasillo de mala muerte. Su ropa se ensuciaba y desgastaba. No esperaba un trato humano, pero no entendía. Finalmente llegaron a un lugar, dónde el frío te calaba los huesos, sin ventanas, el moho estaba por todas partes, la humedad chocaba contra tu sentido del olfato obligando a hacer una mueca, no solo por eso, si no también por ese olor putrefacto ,una picazón en la nariz que te regresaba a la realidad dándote cuenta que en ese lugar era donde torturaban a sus prisioneros de las peores maneras posibles. Dos cadenas colgaban del techo. Una silla de metal fijada en el suelo, un foco que apenas e iluminaba. En esa silla la colocaron, atando la de manos y pies. Pero a Elizabeth, a ella le colocaron esas cadenas pesadas en sus manos, juntas. Sus rodillas dobladas, sumisa ante los hombres que les habían capturado. Con las manos al cielo, su cabeza entre ellas mirando hacia abajo.

Su boca se negaba a emitir sonidos. Tenía miedo que por abrirla le hicieran algo a ella. Salieron, el sonido retumbante de la puerta cerrarse hizo vibrar toda la estructura. Temió que cayera sobre ellas.

Tardó un poco, aunque no sabía realmente cuánto-- todo por su falta de reloj-- para que la ex agente de la CIA despertará. Sonidos de confusión salieron de su boca, poco a poco recuperando la lucidez. Y los recuerdos de que esos bastardos habían jugado sucio. Quería localizar algo con sus ojos negros. Pero debido a esa iluminación escasa le era imposible. Respirar era terriblemente asqueroso, quiso vomitar. Hecho hacia atrás su cabeza notando su posición.

—¿Elizabeth?

La azabache giró su cabeza hacia donde provenía esa voz. Maldijo por lo bajo. Si iban a atraparla, debían hacerlo solo a ella. Debieron dejar a Catherine en paz. Pero eran astutos. Querian ese conocimiento a como de lugar.

—¿Estas bien? ¿Te hicieron algo?— pregunto mirando a su alrededor.

—Yo estoy bien, ¿Tú lo estás?

Elizabeth iba a responder. Pero la luz el sonido escandaloso de la puerta la hizo mirar al frente, unos zapatos es lo único que pudo notar, estaban frente a sus rodillas. Dedos, eso fue lo que sintió en su barbilla apretar con fuerza ,forzando a elevar su mirada. Escupió en su cara, entonces un chirrido se formó en el silencio, las cadenas le jalaron levantando la a la fuerza, se aguanto un grito de dolor. Su cuerpo pendía como el de un cerdo en la carnicería. Sus pies ya ni tocaban el piso. Una lata fue puesta como apoyo para su cuerpo. Tenía unos ojos negros y profundos mirándole con odio puro.

—Nos vamos a divertir mucho, Rom— su pulso se aceleró pero no demostró algún tipo de miedo.

(...)

Steve se pasó una mano por su cabello. La desesperación hundía el equipo. Habían llegado tarde. El auto de Elizabeth estaba a la mitad del camino con abolladuras de balas, su chaqueta también estaba ahí, como su pulcera de serpiente que siempre iba con ella. Catherine había dejado su teléfono tirado al final del túnel. Los forenses buscaban indicios de algún atacante, así como recogían los cuerpos de las personas que Elizabeth y Catherine habían logrado asesinar. Danny hecho un vistazo al auto, dándose cuenta del compartimiento secreto de armas. Definitivamente Crystal o Grace ya no iban a sentarse ahí. Jamás.

—¿Quien crees que haya hecho esto?— cuestiono Danny hacia su amigo.

—No lo se— tragó saliva—. Me preocupa Catherine.

Danny enarco una ceja, como esperando que la D'Angelo también le preocupaba. Pero no hubo más. Quería a Steve, claro. Pero Elizabeth a pesar de ser como era, se convirtió en su mejor amiga. Kono se acercó a ellos.

—Eran profesionales, no cabe duda— puntualizó.

—¿Cómo sometieron a nuestra alborotadora?— pregunto Lou Grover.