Capítulo 5

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El éxito de su interrogación a Elizabeth D'Angelo era de un 0.1% de éxito. Sus comentarios sarcásticos creando más preguntas que respondiendo a la anteriores. Sonreí con amargura mientras al parecer recordaba algo. Y no era mentira. Lo hacía.

Flashback
La azabache suspiró mientras dejaba su maleta en el departamento. Realmente después de un año y medio había vuelto a Washington. Su familia aún no sabía que estaba en la ciudad. Mañana sería el cumpleaños de la pequeña Crystal. Quería llegar y sorprender a todos. Haría un pastel temprano como sus padres le enseñaron y sus abuelos a ellos. Era una tradición familiar heredar la pastelería. Elizabeth era la mayor y era la excepción. Por lo general, el primogénito tenía muchísimas posibilidades de escoger alguna otra cosa que no sea la repostería. Aunque sus hermanos pequeños adoraban la pastelería ella no se sentía cómoda siendo la única teniendo la elección de hacer lo que quisiera. Bueno, no del todo. Su padre le había metido esa estúpida idea de formar parte del gobierno. Específicamente la CIA. El había crecido en un lugar donde la CIA era lo más temido del mundo. Y siempre decía que ser temido significaba poder. El era el mayor de 10 hermanos, si su abuela no perdió el tiempo bromeaba cuando el se lo contaba. Pero todos y cada uno de ellos terminaron o muertos o en la cárcel. Y sus abuelos se negaba a que unos delincuentes manejaran la pastelería en Italia. Pero tras un suceso en específico que había puesto en peligro a todos. Se mudaron a Washington. Ahí es donde su papá conoció a su mamá. Una dulce chica de descendencia Latina pero nacida en Estados Unidos. Un amor demasiado fuerte ante los ojos de Elizabeth. La razón que descubrió cuando ella estaba en la CIA del por qué su familia paterna había huido de Italia. Fue simple. Los hermanos de su papá eran de la mafia italiana. Y simplemente llevar el apellido D'Angelo los hacia correr demasiado riesgo. La misma mafia que ella había desmantelado en sus primeros años. Conoció a sus tíos. Todos orgullosos de que fuera alguien de temer. Pero todos siempre le advertían muchas cosas que la hacían dudar si ser parte de la CIA había Sido la mejor opción. Tomó una larga ducha antes de irse a dormir. Hacia tiempo que no dormía bien. Menos en su trabajó. Ahora quería hacerlos. Se recostó, reviso su correo antes de dormir. Todos la bandeja llena de mensajes de Robert Miller. Su novio. Bueno su ex. Debido a su propio trabajo era demasiado difícil mantener una relación estable. Robert fue recluta en la CIA pero perdió el interés y mejor se enlisto en el ejército. De vez en cuando tenía misiones secretas dónde solían toparse. Según lo que sus ojos adormilados captaban ,los mensajes no los había escrito el. Si no su novio. Si, Robert era Bisexual. A Elizabeth la hacía sentir feliz cada vez que los veía juntos. Su teléfono sonó , contestó.

-¿Bueno?

-Beth- la dulce voz de Crystal le llegó a sus oídos-. Le pedí a Tristán que te llamará- su dulce tono de voz se volvió en un hilillo de tristeza pura-. Mamá dijo que no vendrías.

Elizabeth sonrió.

-No, lobita- se disculpo fingidamente-. Este año no podré, se me atravesó el trabajo.

-¿Salvarás ahora a Santa?- La azabache se derritió ante sus dulces palabras. Obvio que no le diría a su hermana que asesinaba a personas malas-. Por qué si es así, te lo perdonaré.

-No, aún mejor- se envolvió en las cobijas-. Salvaré a sus renos.

Hubo un gritó. Y la voz de la niña se alejó mientras gritaba. “BETH SALVARÁ LOS RENOS DE SANTA” “ELLA ME TRAERÁ A RODOLFO”. La chica comenzó a reír.

ミSurvivorミ [Hawaii 5.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora