Capítulo 1.

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Las clases habían comenzado hace un mes y Lily no se sentía cómoda. Se supone que el último año de secundaria cualquiera lo vive con alegría y con intensidad porque mientras espera empezar una nueva etapa de su vida otra se termina y con esa etapa muchas personas ya no las va a ver. En cambio lo siente como un alivio. Desde el año pasado que no soporta a nadie. Apenas quiere ver a sus amigas. Se pasó todas las vacaciones en su casa como una ermitaña. Si su madre no la obligaba a salir o sus amigas la iban a buscar ella no salía. Su madre pensó en volver a probar con el psicólogo pero se negó. Lily era casi una adulta, sin embargo nunca se sintió tan adolescente como ese año. Sentía que desde la muerte de su padre nadie la entienda. Todos hacían como si pero estaba segura de que no. Tampoco los culpaba. Cada quien tenía sus problemas y no tenían por qué ocuparse de ella.

Llegó al enorme edificio de ladrillos que era su secundario, con los auriculares puestos. Entró y en los pasillos esquivó compañeros hasta llegar a su aula. Miró su lugar y como todas las mañanas Maddi la esperaba con una sonrisa en los labios y la recibía con un abrazo.

-¿Cómo dormiste?

-¿Tengo cara de que dormí?- le contestó con poca paciencia.

-¿Qué pasó?

-Mamá- solo se limitó a decir.

Y eso era todo lo que necesitaba saber su amiga. Otra vez la madre de Lily había salido con sus amigas del trabajo y había llegado en la madrugada sin avisarle a su hija si volvería a casa o le quedaba más cómodo dormir en otro lado.

-¿Quieres un café?

-Por favor- dijo Lily llevándose dos bucles oscuros como el carbón detrás de las orejas.

Su amiga estaba a punto de salir del aula pero la interceptó el profesor y le ordenó que volviera a su lugar mientras cerraba la puerta detrás de él. No hubo peros, Maddi volvió a su lugar y ambas abrieron su carpeta para otra clase de historia. El profesor miró a todos sus alumnos y dijo con la seriedad que lo caracterizaba:

-Hoy habrá cambios en este aula, porque ya estoy cansado de escucharlos hablar durante mi clase.- sacó la planilla con los nombres de todos los alumnos. -¿Juárez?- un chico rubio que estaba sentado en el medio levantó la mano. –Te quiero sentado en el frente.

Señaló una silla vacía en la mesa que estaba al lado derecho de Lily. Así pasaron alrededor de diez minutos donde casi todos cambiaron de lugar. No hubo muchas quejas. La más grande fue de Annie, amiga de Lily, quien hizo un drama por separarla de sus amigas, sobre todo de Giselle quien era como una hermana para ella. Pero eso no evitó que la mandaran a la otra punta del salón. Maddi y Lily fueron las últimas.

-Tú, el del fondo ¿Cómo te llamas y por qué tu nombre no está en la lista?

Lily no miró pero su amiga giró la cabeza en una fracción de segundo.

-Soy Gerard y empecé hoy, creo que eso se lo tendrían que haber dicho antes de entrar ¿no?

Varios se rieron, incluso Lily que se tapó la boca con la mano.

-Veo que tenemos un comediante, a ver si eres igual de gracioso de cerca.- miró a Maddi. –Usted al fondo, él adelante ¡ahora!

-Hablamos en el recreo- llegó a decir Lily mientras su amiga juntaba sus cosas.

No se miraron con el chico nuevo. Ella mantuvo casi todo el tiempo la mirada al frente o en su hoja. Pero eso no evitó que se sintiera observada y un escalofrío le recorriera la espalda. En un momento lo miró de reojo. No pudo verle la cara porque el cabello oscuro la tapaba. Pero si vio su mano y un poco su ropa. Parecía el típico emo.

Going to Pasalacqua TERMINADAWhere stories live. Discover now