Capítulo 13.

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Esa tarde era la primera de las más frías que tendría ese otoño. En el auto Maddi miraba por la ventanilla mientras escuchaba una canción lenta de Lady Gaga. Veía como todos los árboles que adornaban ambos lados de la calle se tornaban de colores cálidos. Le hubiera gustado haber salido con la cámara para retratar ese momento. Su madre al volante le tocó el brazo para que le prestara atención. Se sacó un auricular y charlaron sobre los libros que su madre iba a comprar para regalarles a las hijas de una amiga.

-Me alegra que me acompañes, no puede ser que solo salgas al colegio. Sé que lo de ese chico te afectó.

-Por favor mamá.

-No voy a empezar, solo que no me parece que te afecte tanto algo que ya se podía predecir.- negó con la cabeza. –Bueno, pero lo importante es que me acompañaste- sacó una mano del volante y la posó sobre la de Maddi. –Mañana podemos ir a comprar ropa.

-Estoy bien, a todas nos afectó lo de Andy por eso no estamos saliendo.

-Podríamos ir con Lily, hace mucho que no las llevo a ningún lado, a su madre le encantaría que salga con nosotras.

-Le pregunto- volvió a ponerse el auricular y su madre no se opuso.

Se quedó pensando en su amiga y uno de los temas de los que hablaron cuando estaban en su casa. En verdad le gustaría que ella y Gerard comenzaran a salir para que por fin la viera feliz como antes de que todo se complicara. Le encantaría que por una vez fuera Lily la que le contara lo emocionada que estaba por un chico.

Llegaron a la librería, entró detrás de su madre sin despegar la mirada del teléfono. Las atendió una chica bajita y rubia muy amable que guió a su madre hacia los libros que buscaba. Ella se quedó en un costado esperándola. Miró alrededor mientras la música en sus oídos seguía corriendo. Entonces se dio cuenta de un chico que la miraba. Él al darse cuenta que había sido descubierto bajó la mirada y siguió acomodando los libros en el estante. Eso le pareció enternecedor. Lo miró bien, era delgado, con el cabello un poco largo y usaba anteojos. Era distinto a los chicos que normalmente llamaban su atención. Volvió la mirada a la pantalla.

-¿Puedo ayudarte?

-¿Qué?- lo miró sorprendida y se sacó los auriculares.

-Si necesitas ayuda con los libros.-

Ahora que lo tenía frente a ella se dio cuenta que era una cabeza más alto y tenía los ojos verdes. Los anteojos no le favorecían pero en general le parecía que tenía la apariencia de un chico tranquilo y tímido.

-No, estoy esperando a alguien pero gracias- le sonrió y el chico le devolvió una sonrisa tímida. Sabía que era amable porque ese era su trabajo pero quería seguir hablando. –Tengo para rato ¿Qué me recomendarías?

-No sé ¿qué te gusta leer?

-No leo mucho, pero me gustaría uno que no me aburra.

-Acompáñame- el chico se metió a uno de los pasillos y ella se puso a su lado. –Soy Mikey.

-Maddi-

-Es un lindo nombre.

-Gracias- se sonrojó

Los dos se detuvieron en el sector de novelas policiales. Ella lo miraba mientras él buscaba un libro en específico entre los estantes llenos de libros de todos los tamaños y colores.

-¿Hace mucho trabajas aquí?

-Soy nuevo, empecé hace un par de semanas.

-Con razón no te había visto, vengo mucho con mi madre pero las últimas semanas no pude acompañarla.

-¿Por qué?

-Cosas- se encogió de hombros y el chico sacó un libro de tapa dura bastante grueso. -¿De qué trata?

-Es una de mis novelas favoritas, te atrapa desde la primera página, puedes leer la contratapa si quieres.

-¿Me la leerías?

Ahora quien se sonrojó fue Mikey, sonrió nervioso y se aclaró la garganta. Comenzó leyendo muy tímidamente la reseña hasta que a mitad del texto tomó más valor y hasta intercambió miradas con Maddi que lo escuchaba con mucha atención. Miró sus manos, notó que tenía las uñas cortas como alguien que se las pasa comiéndoselas y le quedaban restos de esmalte negro en algunas de ellas. Le parecía algo original.

-¿Te convence?

-Sí, suena interesante pero ¿no es un poco larga?

-Ni te das cuenta cuando la lees

-Bueno, entonces la llevo- se la dio. –Tienes una linda voz.

-Eh... gracias- se rascó la cabeza. –la verdad que no suelo leer en voz alta.

Comenzaron a caminar en dirección al mostrador.

-Se notó al principio. ¿Eres así de tímido siempre?

-Más o menos, más frente a una linda chica.

Maddi soltó una carcajada y sentía calor en el rostro. Se tapó con el libro pero de todas formas él pudo notarlo. Eso le dio más confianza y seguridad para seguir intentando coquetear con ella. Cuando salieron del pasillo ambos se reían y la madre de Maddi se acercó.

-Te estaba esperando ¿vamos?

-Sí, ¿podemos llevar este libro? Dicen que es muy bueno.

-Claro.

Le dio el libro a su madre y ella se alejó de los chicos para ir a pagarlo.

-Un gusto conocerte- dijo ella.

-El gusto fue mío ¿te gustaría salir un día de estos?

-Sí- se le dibujó una gran sonrisa, le alegraba mucho haberle caído bien.

-Bueno pásame tu número y acordamos.

-Tengo una idea, dejemos que el destino decida si nos tenemos que volver a ver.

Él se rió, creyó que estaba bromeando pero ella no hizo ningún comentario sobre que era una broma. Se sintió apenado.

-¿Segura?- asintió sonriendo. –Ok, entonces... hasta la próxima.

-Eso espero- le dio un beso en la mejilla y se fue con su madre que ya la esperaba en la puerta.

Mikey quedó mirando como la primera chica que se interesaba en él en mucho tiempo se alejaba, sin la seguridad de que volvería a verla. Suspiró y fue a seguir con su trabajo. Le parecía hermosa y no podía sacarse de la cabeza su imagen mientras sonreía y se sonrojaba por lo que le decía. Mientras llevaba una caja al depósito empezó a pensar en otras explicaciones a la ocurrencia que había tenido. La que más lo convencía por su suerte o mejor dicho mala suerte con las mujeres era que había dicho eso para no rechazarlo y hacerlo sentir mal delante de ella. Al rato se convenció de eso. 

Going to Pasalacqua TERMINADAWhere stories live. Discover now