Capítulo 34.

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Para ir a la casa de Evan siguió todas sus indicaciones. Se vistió con el vestido que le compró semanas atrás. Se alisó el cabello porque según él así se veía más prolija. Se maquilló igual que siempre y usó unos zapatos negros y cómodos por su taco bajo que le prestó su madre. Para no pasar frío usó el mismo blazer que había utilizado el día que conoció a su "suegra".

Él la esperaba en la vereda cuando el auto estacionó. Bajó y la recibió con un beso en los labios tranquilo.

-¿Nerviosa?

-Un poco.

Se tomaron de la mano entrelazando los dedos. Del otro lado de la puerta estaban los tres integrantes de la familia. El padre de Evan lucía un traje de color gris hecho a la medida, camisa blanca y corbata rojo oscuro. Era delgado, de rasgos marcados y sin ningún cabello sobre la cabeza que por las luces de la casa brillaba. Lily calculó que tendría unos sesenta años.

-Evan no exageraba. Encantado. Soy George, su padre.- en un gesto de caballerosidad le besó la mano.

-Te lo dije cariño- comentó Fiona. –Un gusto volver a verte, querida- la saludó con un beso en cada mejilla. –Ella es Cloe- dijo poniendo una mano en la espalda de la niña gordita de cabello negro.

La hermana de Evan tenía diez años y tenía puesto un vestido celeste con blanco que hacía juego con el vestido blanco que llevaba puesto su madre. Todos se veían muy elegantes. Evan hasta se había puesto gel para aplastar sus rizos, lo que lo hacía ver aún más parecido a su padre.

-¿Guardo su abrigo, señorita?- preguntó la mujer que le había abierto la puerta.

Lily le dio el bolso negro de cuero que llevaba colgado del hombro y el blazer.

-Pasemos al comedor, ya están por servir la cena.- avisó Fiona.

Todos se dirigieron al comedor. La mesa parecía de película, había muchos cubiertos, copas y platos. Todo brillaba y Lily podía estar segura que todas las cosas delante de ella eran importadas. Sus nervios aumentaron.

-No te preocupes, copia lo que haga- le susurró Evan mientras una de las empleadas servía la entrada.

Evan agarró el tenedor que estaba en el extremo derecho y ella mirándolo de reojo hizo lo mismo. Cloe, que estaba sentada frente a ella, rió al ver a la pareja hacer el mismo movimiento.

-No te hagas problema por intentar aprender todo esto- dijo George señalando los cubiertos. –Todos sirven para lo mismo- agarró un tenedor del medio y pinchó un pedazo de papa. –Es que a mi esposa le encanta montar todo esto cuando recibimos visitas.

-No es solo por darme el gusto. Saber qué cubiertos se usan con cada alimento es una de las costumbres que no hay que perder. Sino para eso comamos con las manos como salvajes.

-No era mi intención, cariño. Solo quería que la novia de Evan se relaje.

Lily sonreía complacida pero por dentro se sentía mal.

-¿A qué se dedica señor?- preguntó en un intento por cambiar de tema y poder comer.

-No es necesario que me trates de usted. Casi somos familia.- le dio un trago a la copa de vino. –Hago negocios por todo el país. Por eso solemos mudarnos mucho.

-Pero con el último estaremos unos años en New Jersey- acotó Fiona. –No te vas a tener que alejar de Evan.

-Veremos que sucede cuando estemos en la universidad- contestó Lily.

-¿En verdad quieres seguir una carrera?- George miró a la invitada bastante sorprendido. Ella asintió. –Qué moderno.- miró a su esposa. –Supongo que podremos esperar unos años para los nietos.

Going to Pasalacqua TERMINADAWhere stories live. Discover now