Capítulo 3.

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Lily fue la primera del grupo en llegar al salón. Miró su teléfono y tanto Maddi como Annie iban a llegar tarde, de Giselle ni noticias, tampoco se preocupó conocía a su amiga y estaba segura que volvió a dormirse ni bien escuchó el ruido de la lluvia. Guardó su teléfono en el bolsillo de la campera marrón que usaba para el frio, apoyó los codos en la mesa y se sostuvo la cabeza. Apenas había podido dormir una hora de corrido anoche. Tuvo pesadillas con el accidente de avión. Hace meses que no le pasaba y tampoco había visto nada que se lo pudiera recordar, ni estaba cerca la fecha cuando ocurrió.

En el sueño ella a veces estaba en la pista, mirando como a lo lejos el avión en lugar de levantarse se desintegraba en una bola de fuego gigante. Otras veces era una de las testigos que miraba desde un asiento a través de la pared de vidrio. Solo una vez se soñó dentro del avión, junto a su padre. Él le señalaba a una persona en el pasillo de al lado que estaba muy nerviosa por el vuelo, ella sabía lo que iba a pasar pero cuando quería decírselo no tenía voz o tenía la boca paralizada, el avión arrancaba y antes de todo el desastre, se despertaba.

Así trascurrió toda su noche, era peor que no saber a dónde había salido su madre con las amigas. Los ojos le pesaban, sacó su carpeta y la puso en la mesa para usarla de almohada. Hasta la profesora iba a llegar tarde con la lluvia. Cerró los ojos y respiró hondo a la vez que deslizaba una mano por el estante debajo de la mesa. Había algo que no era de ella, era algo pequeño y estaba envuelto en papel. Lo sacó sin levantar la cabeza. Parecía una libreta. Levantó la cabeza y agarró el paquete con ambas manos, estaba envuelto en papel de diario. Golpeteó los dedos de un lado y sonaba como plástico, el plástico de la caja de un disco fue lo primero que pensó. Lo dio vuelta y había algo escrito en marcador negro.

Suena mejor de lo que me esperaba, ahora te toca disfrutarlo. G.W

No le costó mucho adivinar quien se había tomado todo ese trabajo. Rompió el papel y era el disco. El mismo. La única diferencia era que no tenía el plástico que lo sellaba ni la etiqueta de precio. Miró detrás de ella, a la mesa del fondo en la misma fila. En un lugar estaba uno de sus compañeros de siempre sentado con el celular. En la otra silla no había nadie. Volvió la mirada al disco. Escuchó la puerta, sus amigas estaban entrando. Guardó el disco dentro de la carpeta y el envoltorio lo escondió entre las piernas. Conocía demasiado bien en estos casos a las dos. Empezarían a pensar que Gerard tenía la intención de conquistarla. Annie arrancaría un monólogo interminable de lo ridículo que era por hacer un regalo que ella no querría jamás y volvería a tener que escucharla criticando al chico nuevo. Maddi insistiría en que debería hablar con él y saber cuáles eran sus intenciones. Para Lily no había segundas intenciones en esto, él escuchó el disco y prefirió dárselo porque notó lo mucho que lo quería. ¿Tendría que pagárselo? No creía del todo que alguien que la conocía hace un día le regalara algo tan costoso.

Sus amigas estaban muy ocupadas hablando para notar sus movimientos.

-¿De qué hablan?

-El amigo de Andy la invitó a salir- ambas chillaron de emoción.

-¿Cuál que todos? ¿Brian?- se rio.

Brian era el amigo feo del grupo de Andrew, era el único que no jugaba en el equipo de futbol y el centro de todas las bromas de los demás. Su función en el grupo era que sus amigos se vieran bien en comparación y cuidarlos cuando salían de fiesta.

-No tarada, me invitó Peter. Anoche estuvimos hablando después de que me contestó una historia de Instagram.- le contestó Annie que no podía quedarse quieta en su silla.

Peter tenía un estilo de vida parecido a Andrew. Mucho dinero de sus padres que gastaba en ropa para captar todas las miradas todos los días. Aparte de ser el centro de atención era dj y tenía la fama de organizar las mejores fiestas.

Going to Pasalacqua TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora