Capítulo 7.

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Esa noche el cielo estaba totalmente despejado, la temperatura era perfecta para salir y mucha gente lo sabía y aprovechaba. Sobre todo las personas que entraban en esa casa enorme a mitad de cuadra en el mejor barrio de la ciudad. Había personas con todos los estilos, charlando en los pasillos, bailando en el patio, preparando tragos en la cocina. La música se podía escuchar hasta la esquina. Así es como supo el grupo de cinco chicos cómo llegar a la fiesta. Estacionaron en frente y en la puerta un hombre tan grande como un armario les pidió que le dijeran sus nombres para ver en la lista de invitados.

-Adelante- desenganchó una cadena que cruzaba la puerta, cuatro de ellos pasaron y al último lo frenó. -¿Cuántos años tienes?

-Veintiséis.

-Identificación.

A regañadientes el chico sacó su billetera y le dio el documento que confirmaba su edad. El seguridad lo miró de arriba abajo y luego miró el pedazo de plástico con atención.

-Pase- le devolvió el documento y sacó la cadena.

Adentro se encontró con sus amigos y su hermano que ya lo esperaban con un vaso de cerveza cada uno. El de menor estatura de los cinco le cedió su vaso y se fue a buscar otro en la cocina.

-¡Gerard!- él recién llegado se volteó y vio a un hombre de barba y camisa a cuadros acercarse a él. –Qué bueno verte- se abrazaron.

-Gracias por invitarnos, Bert. Hace mucho que no estaba en una buena fiesta.

-Me imagino, había que mantener un perfil bajo ¿no?- ambos rieron. -¿Qué hacen de su vida?

-Seguimos con la banda, espero que pronto se presente alguna oportunidad.

-Sonarían increíble en un concierto que estoy organizando con unos amigos- una chica apareció buscando a Bert. –Lo hablamos después ¿te parece?

Gerard asintió y su amigo se fue con la chica hacia el patio. Miró a sus amigos pero ellos ya se habían repartido por la casa. Fue a la cocina. No estaban, llenó el vaso con cerveza que había en un tanque y recorrió un poco. La casa estaba llena de gente. Cruzó miradas con más de una chica de largas piernas y escote pronunciado pero no estaba interesado realmente en irse con nadie que no fueran sus amigos, quería pasar una noche tranquila, de esas que hace mucho no tenía cuando salía. Fue al patio y se encontró con Ray y Bob que estaban riéndose de un chico que acababa de caer a la piscina.

Con el correr de la noche el alcohol, la música fuerte y las luces de colores ya estaban haciendo efecto en los sentidos de Gerard y los de sus amigos. Se miró al espejo en el baño antes de salir y notó lo borracho que estaba. Se encontró al pie de la escalera con su hermano hablando con una chica.

-¿Ella es Laura? ¿Tu novia?

La chica dejó de sonreír y miró molesta al chico rubio de anteojos. Mikey intentó explicarle que era una broma de su hermano pero no resultó. Gerard se rió, le palmeó el hombro y pasó a sentarse en la silla que había dejado disponible la chica.

-Mejor suerte con la próxima.- Mikey lo golpeó suavemente en el brazo y su hermano volvió a reírse.

-Menos mal que nos cruzamos, acabo de ver a Lily.- le dijo acercándose a su oído para que lo oyera. Él por lo general tenía un tono bastante bajo de voz.

-¿Qué? ¿Dónde está? ¿Dónde la viste?- De repente ya no se sentía mareado y estuvo a punto de levantarse de la silla.

Su hermano estalló en carcajadas, Gerard se dio cuenta que había sido una broma y lo miró molesto.

-Te gusta molestar pero a la primera broma te ofendes ¿Cómo va a estar ella acá? Es menor de edad.

-¿Y eso que tiene que ver?

-A ti casi no te dejan entrar por pensar que eras menor, siempre supe que eso te podía jugar en contra y a favor. ¿Cómo va todo con ella?

-De maravilla, solo es cuestión de tiempo para que le guste, sino es que ya le gusto.

-No creo que le gustes, debe  tener mejor gusto.- le dio un trago al vaso que llevaba en la mano. -¿Cuándo le vas a contar?

-¿Nunca es una opción?

-¿No le piensas decir? ¿Qué le vas a decir cuando nos conozca? Cuando me conozca a mí ¿Le vas a inventar que soy tu hermano mayor? Eso ya es ir muy lejos.

-No va a hacer falta, no es muy curiosa. Todo va a salir bien.

-Vamos Gerard, te juro que al principio lo entendía pero esto está yendo muy lejos. Le estás mintiendo a ella y a todo el mundo.

Gerard le sacó el vaso de la mano a su hermano y bebió un trago largo. No quería seguir hablando de ese tema. Le dio la espalda y fue otra vez al patio. Vio una escalera que llevaba a la terraza y subió. Ahí el ambiente parecía más tranquilo. Había algunas parejas besándose en un costado y en una esquina había varias personas sentadas en el piso en ronda, vio a Frank y se acercó. En el medio de la ronda había una botella de cerveza vacía que terminaba de girar y acto seguido un chico con la cabeza afeitada se besó apasionadamente con una chica negra que llevaba trenzas violetas.

-¿Quieres jugar?- le propuso una chica rubia. Él asintió. –Siéntate- se sentó entre dos chicas. –Sea quien sea que salga lo tienes que besar.- fue la única instrucción que le dio antes de pasarle la botella.

Él miró a su amigo que estaba impaciente por empezar el juego.

-De acuerdo- Gerard apoyó la botella en el suelo de madera y la hizo girar con fuerza.

No dejó de mirar la botella hasta que se detuvo y señaló al chico lleno de tatuajes y baja estatura que estaba delante de él. Soltó una risa antes de gatear hasta donde estaba su amigo, lo agarró por ambos lados de la cara y lo besó. Él había pensado en un beso corto pero su amigo lo sostuvo por la nuca y el beso se volvió apasionado. Se separaron y quedaron mirando un segundo antes que Gerard se riera y volviera a su lugar. Le pasaron la botella a otra persona, Frank se levantó y se fue de la terraza sin dar ninguna explicación.

Pasó un rato hasta que Gerard bajó y se sentó contra la pared del patio. Prendió un cigarrillo y cuando soltó el humo Frank se sentó a su lado.

-¿A dónde fuiste? Eso se puso muy bueno.

-Por ahí-

Gerard miró a su amigo, no había mucha luz en esa parte pero de todas formas se dio cuenta que tenía las pupilas muy dilatadas. Antes de que le dijera algo al respecto el chico de los tatuajes ya lo estaba besando otra vez. La cabeza de Frank no paraba de dar vueltas a muchos recuerdos como si estuviera viendo una película a cámara rápida. Mientras chocaba sus labios con los de su mejor amigo se acordaba de esa vez, a poco tiempo de conocerse, que habían ido a tocar a un bar en las afueras de la ciudad. Recordó que se había escapado de su casa para poder asistir y que les habían pagado con marihuana. Al final de la noche estaban muy drogados pero no olvidó cuando Gerard se sentó a su lado en la parte de atrás de la furgoneta y rodeados por los instrumentos se dieron un beso tan largo que Frank tuvo que apartarse para recuperar el aliento. Creía que ese era el inicio de algo que superaba su amistad pero al día siguiente no hablaron del tema ni se volvió a repetir. Hasta que fueron a una fiesta donde a él lo molestaba un tipo mucho más grande en tamaño y Gerard se hizo pasar por su novio para que lo dejara en paz. Siempre así, terminaban besándose en fiestas o para demostrar algo que no existía a los demás. Estaba bastante cansado de eso, después de todo lo que habían pasado quería terminar ese juego ridículo.

Gerard lo apartó y lo sostuvo de los hombros.

-Solo fue un juego, enano.

-Sigamos jugando entonces.- intentó acercarse pero su amigo no aflojó los brazos.

-No es tan fácil- lo soltó y se limpió la boca con la mano. –Hay alguien que me gusta.

-Ah- Frank no sabía cómo procesar eso ni que decir.

Hace un minuto había pensado en todo. Se besarían. Le diría lo que pensaba y volverían a besarse hasta que alguno de los dos quisiera irse a casa.

–No quería molestarte.- sentía un vacío en el pecho.

-Para nada.- contestó el chico de cabello negro y sonrió. Por mucho que le hubieran dolido sus palabras Frank no encontraba las fuerzas para enojarse con él.

Going to Pasalacqua TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora