Capítulo 8.

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No había clases. Lily estaba sola en su casa terminando la tarea de biología en su cuarto cuando el teléfono de la casa empezó a sonar. Salió y atendió desde la sala de estar. Era Maddi.

-Perdón que llamé por acá, no quiero prender el celular, ni la televisión. Todo el mundo está hablando de Andy, es agotador.

-Lo sé.

Desde el domingo la muerte del chico ya había llegado a varios medios de noticias como un caso de inseguridad. A Lily no le sorprendía que los padres de Andrew pagaran para que eso suceda, tenían el dinero para eso y muchas cosas más.

-Yo tampoco estoy viendo la televisión. ¿Necesitabas algo?

-Annie me llamó, Peter le dijo que ya le hicieron la autopsia a Andrew así que ya van a velarlo.

-¿Cuándo?- se sentó en el sofá a un lado del teléfono.

-Mañana por la tarde, en la catedral- el mismo lugar donde habían velado al padre de Lily. –No va tomar mucho tiempo y...

-Maddi- la interrumpió. –Sé lo que dura un funeral- se irguió en su asiento. –No puedo ir.

-Por favor Lily, necesito que me acompañes.

-No puedo- cerró los ojos con fuerza. –No me va a hacer bien ir ahí.

-Yo fui cuando pasó lo de tu padre.

-No puedes comparar- sintió un nudo en la boca del estómago. –Siempre voy a estar agradecida de que estuviste, pero sabía que iba a llegar el momento y lo hablé con mi madre, no piensa que sea una buena idea que vaya a un funeral. Menos si es en el mismo lugar donde fue el funeral de papá. Tampoco creo que pueda ir al cementerio.

-Ok- escuchó como su amiga suspiró, sabía que lloraba. –Sé que nunca te cayó bien pero al menos podrías intentar convencerla por mí, vamos a estar juntas en esto y van a estar las chicas- la voz de Maddi sonaba temblorosa.

-Si estás mal yo no puedo pretender que te preocupes por si me pasa algo si voy. Van a estar las chicas, ellas entienden mejor que yo lo que te duele esto.

-¿No te duele que a uno de nuestros compañeros lo hayan asesinado?- ahora sonaba indignada.

-Fue un robo, pudo haberle pasado a cualquiera.

Su amiga cortó de repente. La aliviaba bastante que lo haya hecho porque no tenía ganas de discutir. No podía fingir que le dolía esa muerte. Le dolían otras cosas. Como que su amiga siguiera triste o que los medios hablaran del caso como el asesinato de un buen chico de una buena familia cuando ella mejor que nadie sabía lo que había pasado.

Volvió a su cuarto y agarró su teléfono. Buscó en la lista de contactos el número de Gerard. Rogaba que no estuviera ocupado y lo llamó.

Del otro lado de la línea a unos kilómetros de ahí Gerard no escuchaba su teléfono por todo el ruido que hacían los instrumentos. Estaba con sus amigos a mitad de un ensayo y estaban tocando una de las canciones que más fuerte sonaban. Para él era terapéutico, podía descargar todo el stress a través de su voz como si estuviera en un escenario frente miles de personas. Esa imagen estaba siempre en su cabeza al momento de ensayar, deseaba que esta vez lo pudiera hacer realidad. Terminaron la canción y ya tenía el cabello húmedo por la transpiración. Se pasó una toalla por la cara y el cuello, agarró la lata de cerveza y brindó con el resto de la banda. El teléfono volvió a sonar, los cinco lo escucharon. Frank estaba más cerca por lo tanto fue quien atendió sin mirar la pantalla.

-Hola ¿Quién habla?

-Soy Lily ¿Gerard?

-No, soy Frank, ya te paso- le acercó el teléfono. -¿Quién es Lily?

Going to Pasalacqua TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora