Capítulo 32.

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El sol comenzaba a ocultarse lentamente en el horizonte de la ciudad. Desde la ventana del cuarto podía verse muy bien el atardecer pero las chicas estaban en la cama mirando una película. El teléfono de Lily vibró varias veces en un minuto por los mensajes que estaban llegando. No puso pausa, agarró el teléfono e intercalando la mirada entre la pantalla del teléfono y el monitor de la computadora leyó los mensajes. Gerard quería verla. Leyó otra vez y miró a su amiga que estaba muy concentrada en la película. Para captar su atención puso el teléfono delante de su cara. Maddi lo agarró y al leer se le dibujó una sonrisa coqueta.

-Dile que sí, te acompaño- Lily lo pensó unos segundos. –Si el problema es que vaya a hacer mal tercio que invite a un amigo. Podríamos llevarnos bien-

Volvió a agarrar su teléfono y le contestó en tres mensajes; uno saludando, otro diciéndole que en una hora podía pasar a buscarlas y un tercero aclarando que también Maddi iría. No propuso lo del amigo porque no estaba segura que ella fuera a llevarse bien con alguno de los chicos en el sentido que su amiga quería. Una vez mandado los mensajes Maddi se levantó de la cama y comenzó a sacar ropa del armario mirando dos segundos cada prenda buscando lo que se pondría Lily.

-¿Hace falta que tires la ropa?- se quejó mirándola desde la cama.

-Perdón, pero tienes que estar hermosa hoy, no todos los días le vas a proponer a un chico que sea tu amante.- dijo acercándose a la cama con un jean azul y un suéter de hilo blanco. –Esto me gusta ¿te lo puedes probar?

-Me voy a morir de frío si solo uso eso-

-Te pones una chaqueta o le puedes pedir a Gerard que te abrace- guiñó un ojo y ambas rieron. –Por favor, es lo mejor que se me ocurre con las cosas que tienes, si estuviéramos en mi casa te prestaría todo.

Cedió a los ruegos de su amiga poniéndose de pie, agarró las prendas que le propuso y fue al baño a cambiarse. Volvió a la habitación y Maddi levantó la mirada de su teléfono, al verla sonrió y se puso de pie.

-Amo, el blanco te resalta el cabello- le acomodó los bucles de los costados y atrás. –Perfecta. Solo falta que te maquilles. ¿Me prestas tu delineador?

Lily fue la primera en terminar, solo una línea negra de delineador sobre los párpados, rímel en las pestañas y manteca de cacao en los labios para el frío. En cambio Maddi, usó todo lo que llevaba en un estuche, no había centímetro de su rostro sin cubrir con algún producto y al terminar estaba radiante, su piel parecía de porcelana, resaltaba sus ojos marrón claro y nadie podría notar que pasó toda la tarde tirada en la cama.

-¿No vas a comer nada?- preguntó su madre al escucharlas a punto de salir. -¿A dónde van?-

-Al cine- contestó Lily. –Compro algo para comer allá. ¿No te molesta?

-Para nada ¿van solas o las acompaña Evan?

-Nosotras nos podemos cuidar muy bien solas- contestó Maddi con una sonrisa. -¿Vamos?- miró a su amiga.

-¿Tienes dinero suficiente?- Lily asintió. –Disfruten la película.

-Gracias- dijeron al unísono las chicas saliendo de la casa.

Respiraron aliviadas cuando estuvieron en la vereda y rieron. Lily miró su teléfono, un mensaje de Gerard le avisaba que estaban esperándolas en la esquina. No decía con quién por lo que se puso aún más nerviosa. Llegaron y vieron el auto al instante, Gerard estaba en el asiento del conductor fumando un cigarrillo y Mikey estaba en el asiento del acompañante meciendo la cabeza al ritmo de la canción que sonaba en el estéreo. Las chicas se detuvieron junto a la puerta de este, las miró sorprendido y bajó con torpeza.

Going to Pasalacqua TERMINADAWhere stories live. Discover now