Capítulo 33.

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La mañana estaba despejada pero no hacía menos frío que los días anteriores. Lily bajó del auto de su madre y entró rápido al colegio. En el pasillo el frío que llegaba desde afuera no se sentía por la cantidad de gente que había amontonada. Mientras caminaba buscó con la mirada a sus amigas pero en su lugar se encontró con Gerard que estaba apoyado en la pared tomando un café. Lo saludó alzando la mano y sonriendo. Él copió sus gestos y le guiñó un ojo. Siguió caminando en dirección al salón y justo cuando iba a doblar a la izquierda para cruzar la puerta alguien la agarró del brazo, tironeó y la hizo girar en dirección contraria. Había sido Evan que la agarró por la cintura al tenerla frente a él y la besó con torpeza. Correspondió el beso, cerró los ojos y colocó las manos detrás de la nuca del chico rubio. Evan bajó la mano derecha hasta que la tuvo sobre su pantalón. En ese momento Lily se apartó dando un paso hacia atrás.

-¿Qué haces?

-¿No puedo?

-No, está lleno de gente. ¿Qué te pasa?

-Nada, solo te extrañé.- la agarró de la mano para atraerla otra vez hacia él.

-Si nos vimos hace nada.- recordando su cita del fin de semana.

-Bueno, también porque hoy es un día muy especial.

-¿Por qué?- ella lo miró confundida.

A él se le desvaneció la sonrisa que tenía y la miró muy serio.

-¿No se te ocurre?

-No. ¿Qué tiene de especial el lunes?

-La fecha.

Siguió pensando, no recordaba nada importante que haya sucedido en esa fecha. Pensó que tal vez fuera el cumpleaños de Evan pero lo descartó al instante.

-¿No sabes que hoy cumplimos un mes de que somos novios?- ella lo miró con los ojos bien abiertos. –Estas bromeando ¿no?

-No soy buena con las fechas, apenas recuerdo mi cumpleaños y el de mi madre como para recordar en qué fecha empezamos a salir. Perdón.

Evan dejó de mirarla para mirar a Gerard que en ese momento pasaba junto a ellos. Cruzaron una mirada y luego volvió a mirar a su novia.

-Está bien amor- la abrazó. –Ya sabes para el próximo mes.- la soltó para sacar un collar del bolsillo de la chaqueta. –No es carísimo como el que te regaló el novio de tu madre pero creí que te gustaría.

El collar era una cadena plateada con un dije de plata de la letra E en mayúscula. Ella lo agarró y él le mostró que llevaba puesto uno igual con la letra L.

-¿Te gusta?

-Sí, es muy linda- abrió el ganchito y se la colocó en un segundo. –Gracias- le dio un pequeño beso en los labios. –Perdón pero no te compré nada.

-No hay problema, solo quiero que vengas esta noche a cenar a casa y estamos a mano.

-¿Qué?- la propuesta le cayó como un baldazo de agua fría. -¿Hoy? ¿Quiénes van a estar?

-Mis padres y mi hermana, ya arreglé todo para que sea una noche perfecta. Solo falta que me confirmes pero no creo que tengas otros planes ¿o sí?

Lily no estaba segura de qué decir. Acababa de recibir demasiada información en cuestión de unos pocos minutos. Miró a su novio que esperaba ansioso por una respuesta que ya daba por sentada.

-¿A qué hora? No quiero volver muy tarde a mi casa. Mañana tenemos clases.

-Había pensado- la agarró una mano. –Que podrías- con la otra mano la agarró de la cintura. –Dormir en casa. Y venimos juntos.

La campana que anunciaba la hora de que todos entraran a sus salones empezó a sonar. Lily se sobresaltó por el sonido estridente.

-Lo hablamos después- se zafó del agarre de su novio caminando de espaldas unos pasos. Dio media vuelta y entró al aula junto a un grupo de compañeros.

Maddi al verla se alegró pero su cara cambió al darse cuenta que le pasaba algo. Por desgracia apenas estuvieron sentadas juntas el profesor cerró la puerta y todos hicieron silencio.

Pudo enterarse lo que le pasaba cuando salieron al recreo y se encerraron en el último cubículo del baño de mujeres.

-¿Qué vas a hacer?- preguntó Maddi.

-Tengo que ir ¿no? Ya organizó todo.

-No estás obligada- se apoyó en la puerta con los brazos cruzados.

-Creo que sí- bufó. –Me olvidé que hoy cumplimos un mes, no le puedo regalar nada que pueda gustarle y- bajó más la voz. –Tengo miedo de que se dé cuenta de lo que pasa-

-Lo dudo pero si te va a dejar más tranquila- levantó los hombros. -Entiendes lo que va a pasar si te propone quedarte a dormir ahí ¿no?

-Sí.- le recorrió un escalofrío. –Ojalá entienda que no me siento preparada.

-Eso espero, si me entero que te hizo algo voy a ir con Mikey a romperle la cabeza.

Lily rió por la cara de enojo que hizo su amiga. Sacó su teléfono del bolsillo y leyó los mensajes que Evan le acababa de enviar.

-Vamos-

Se encontraron con él y los demás en los escalones de la puerta que daba al patio del colegio. Evan la agarró de la mano, empezó a caminar y se detuvo cuando ya no hubo nadie a su alrededor que pudiera oírlos.

-¿Y? ¿Qué decidiste?- a pesar de que sonreía sonaba molesto.

-Todavía no sé si mi madre me dejará ir pero creo que no habrá problema- le contestó con timidez.

-Perfecto- la atrajo hacia él enganchando el brazo alrededor de su cuello y besándola en la cien. –Será una noche mágica.

Sin soltarla caminaron de nuevo hasta el grupo. Lily se pudo zafar y se sentó junto a Maddi que miró con desprecio al chico que parecía querer estrangular a su amiga. Aunque Lily se había tomado como chiste el comentario de ella, hablaba muy en serio. Al mínimo indicio que mostrara a Lily disconforme o triste por lo que pasara esa noche iba a hacer lo que fuera necesario para hacérselo pagar.

El día se pasó volando y luego del atardecer Lily estaba en la bañera pensando en lo que pasaría esa noche mientras deslizaba la esponja llena de espuma por sus piernas. Los golpes de su madre en la puerta la trajeron a la realidad.

-¿Puedo pasar?- preguntó sin abrir.

-Si- hundió más el cuerpo entre la espuma y el agua dejando a la vista solo su cabeza y sus manos.

Emma entró al baño y se sentó en el inodoro antes de hablar.

-¿Pasa algo?- preguntó su hija.

-No, solo es que quería hablar sobre lo que podría pasar esta noche entre Evan y tú.

-Ay, mamá- se sonrojó de vergüenza. No quería tener esa charla en ese momento.

-Es importante que me escuches. Sé que él te gusta y te trata muy bien pero no tienes que hacer nada que no quieras para complacerlo. Si te quiere entenderá.

-¿Y si quiero hacerlo?- preguntó mirando al agua.

-Si estás completamente segura espero que te cuides. Es lo único que te pido. No lo tomes como un tema menor.

-Lo sé, ya papá me explicó de las enfermedades y todo eso.

-Prométeme que te cuidarás- posó una mano sobre la de Lily.

-Lo prometo.

Se quedó en silencio y mirándola unos segundos.

-¿Cuándo creciste tan rápido?- Lily sonrió y notó los ojos brillantes de su madre. –Una cosa más y dejo de ser molesta. Cualquier duda que tengas, la que sea. Pregúntame. Sé que últimamente estoy un poco ausente pero siempre podemos hablar.

-Lo sé. Gracias.

Emma se limpió laslágrimas que estaban a punto de salir y salió del baño. Lily respiró profundo yse sumergió por completo en el agua con los ojos cerrados. Le relajaba lasensación, cualquier ruido parecía lejano debajo del agua, al igual que losproblemas

Going to Pasalacqua TERMINADAWhere stories live. Discover now