Capítulo 37

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Se encontraban todos reunidos en la recepción esperando a la furgoneta que los llevaría a la estación de tren. Laura y Villamil no se habían dedica ni una simple sonrisa, ambos lucían con unas notorias ojeras de no haber dormido en toda la noche y de lejos se notaba que ambos se encontraban destrozados, el hecho de estar separados y enfadados los destrozaba por cada minuto que pasaba, pero ninguno tuvo la iniciativa de acercarse. Una vez llegó la furgoneta pusieron rumbo a la estación de tren para ir a Sevilla, donde darían su próximo concierto.

Al llegar a la estación, esperaron a su tren y cuando llegó acomodaron las cosas. Cuando todo estuvo en su lugar se sentaron en unas mesas con sillas, los chicos se sentaron por un lado y unas mesas más adelante estaban las chicas. Mientras los chicos conversaban tranquilamente Villamil estaba completamente desconectado de aquella conversación, en su cabeza solo estaba la discusión con Laura y lo que le dolía estar así con ella y no poder ver su sonrisa.

Isaza: Villa –Dijo intentando captar su atención- ¿Estas bien?

Villamil: Para nada estoy bien, Laura no quiere ni mirarme –Dijo hundiéndose más en el asiento-.

Martín: Pues ve, explicale todo ahora bien que estáis más tranquilos.

Villamil: No me va a querer escuchar.

Simón: Si no lo intentas nunca sabrás lo que pasará.

Isaza: Cuanto más tiempo te pases aquí sentado más la estás perdiendo.

Villamil miró con calma a sus tres amigos que le sonrían en señal de apoyo, suspiro y tomo una pequeña caja que llevaba bastante tiempo en su maleta, se levantó acercándose a donde se encontraban las chicas.

Villamil: Hola ¿Nos podéis dejar un momento a solas? –Pregunto inocentemente-.

Las chicas se levantaron y se dirigieron a la mesa con los demás. Villa se sentó al lado de Laura con un poco de distancia para no incomodarla, Laura por su parte no despego la vista de la ventana ya que no se sentía capaz de mirarle a los ojos.

Villamil: Lo siento –Dijo directamente y antes de proseguir suspiro- Fui un estúpido lo sé, anoche no debería haberte gritado y siento haberte hecho pasar por esto. Si hubiera estado un poco más atento podría haberlo evitado –Dijo mientras agachaba la cabeza con arrepentimiento-.

Laura: Yo también lo siento, no fue tu culpa que esa chica te besara, te culpe por algo que no debía –Dijo mientras dirigía su mirada a aquellos ojos verdes que le robaba uno a uno los suspiros-.

Ambos se miraron durante unos segundos antes de unir sus labios en un tierno beso de reconciliación, al separarse una sonrisa se dibujó en ambos rostros. Villamil metió su mano en el bolsillo con algo de torpeza causada por los nervios y sacó aquella cajita aterciopelada.

Laura: ¿Qué es esto? –Dijo mirando extrañada la caja-.

Villamil: Ábrelo, espero que te guste –Dijo sonriendo intentando disimular los nervios-.

Laura tomó la caja con cuidado y la abrió, dentro había un elegante colgante con un corazón de cristal. Laura se asombró al ver el regalo y miró todavía sorprendida a Villamil.

Laura: Villamil, es precioso. No hacía falta –Dijo mirando a Villa llena de ternura-.

Villamil: Lo compré para tu graduación, pero nunca te lo di. El corazón de cristal representa el mío, lo débil que es ya que con simple golpe se puede romper –Dijo mientras se acercaba más a Laura- Así que, por favor, no rompas mi corazón de cristal -Dijo en un susurro que Laura pudo escuchar-.

Laura: Haré todo lo posible para no romperlo.

Villamil: Te amo mi joven flor –Dijo sonriente con todo el amor de su ser y vio como Laura sonrió-.

El chico del corazón de cristalWhere stories live. Discover now