Capitulo 41

1K 67 98
                                    


*Narra Villamil*

Las personas perfectas llegan en el momento que menos nos esperamos, pero en el que más lo necesitamos, así llegó ella, con su sonrisa y sus caricias que consiguieron arreglar mi corazón, trozo a trozo sin prisas, regalándome todo su amor. Consiguió que las calles de Madrid sean diferentes cuando caminábamos tomados de la mano por ellas, y ahí estamos, caminando por esas calles tan particulares llenandolas de recuerdos, risas y besos.

Laura me miraba feliz mientras caminábamos, yo al darme cuenta le devuelvo la sonrisa para luego darle un suave beso en la frente.

Laura: Estás pensativo hoy ¿En qué piensas? –Dijo mirándome mientras mantenía la sonrisa-.

Villamil: En ti y en todo lo que te amo –Dije mirándola con una sonrisa que solo ella podía crear en mi-.

Laura me dio un corto beso para luego sonreír. Nunca había sentido la necesidad de tener a alguien tan cerca de mí hasta que ella apareció en mi vida, solo ella conseguía revivir mi corazón con un simple beso.

Villamil: ¿Qué quieres hacer?

Laura: Siempre elijo yo, por un día vamos a hacer lo que tú quieras.

Villamil: Lo que yo quiero es estar contigo –Dije mientras le sonrió y acarició su mano con delicadeza-.

Note como Laura se sonrojo un poco mientras sonreía con timidez, me encanta que después de tanto tiempo juntos se seguía sonrojando con cada comentario romántico que le hacía y a mí me llenaba de ternura verla.

Laura: Venga, elige algo que hacer –Dijo con un tono de súplica mientras me miraba-.

Villamil: Valee –Dije riéndome-.

Me era imposible hacer drama cuando estaba con Laura, con ella estaba tranquilo y agusto, ella me transmitía mucha tranquilidad, que hacía que dos minutos separados fueran horas.

Villamil: ¿Qué te parece si simplemente caminamos? –Digo sonriéndole, para mi hacer la cosa más simple era especial si era con ella-.

Laura: Si es lo que tú quieres, eso haremos –Dijo sonriendo-.

Le agarre la mano y comenzamos a caminar por las calles de Madrid, llenándola de charlas que solo nosotros entendíamos, risas que llenaban las calles perdidas de magia y besos donde nos entregamos trocitos de nuestro corazón.

Laura: ¡Oye! Me debes una canción.

Villamil: ¡¿Qué qué?! –Dije fingiendo estar extrañado-.

Laura: No te hagas el tonto –Dijo y yo empecé a reír al saber de qué canción hablaba Laura-.

Villamil: Pronto te la enseño, ahora volvamos a tu departamento, que ya se está haciendo tarde.

Laura: Sí, vámonos.

Laura y yo nos pusimos rumbo a su departamento. A medida que caminábamos yo observaba a Laura caminar con esa sonrisa que me hacía sentir un escalofrío de placer cuando la tenía a centímetros de la mía, todo era perfecto sobre todo cuando escuchaba su risa que me hacía sentir más vivo que nunca. Íbamos caminando de la mano hasta que note que algo las separaban. Al instante noto como un par de cuerpos detrás de mí me inmoviliza por completo.

Comencé a buscar con desesperación a Laura con la mirada y en cuanto la vi me encontré con lo peor. Laura se encontraba en el suelo mientras dos chicos enmascarados la forcejeaban. Ella les daba patadas e intentaba zafarse del agarre en vano, en ese momento comencé a intentar escapar del agarre de el chicos que me agarra, pero no consigo nada. No puedo permitir que le hagan daño, no sé qué sería de mi vida sin ella, sin su sonrisa al despertarme, de sus besos cuando no tengo ganas de nada, de sus risas que me inspiran a crear. No paro de forcejear y veo como uno de ellos se acerca a Laura con un cuchillo en la mano.

El chico del corazón de cristalWhere stories live. Discover now