Las viejas chismosas de Los Santos

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Y como una rata de alcantarilla huyendo velozmente de un humano intentando asesinarlo con un cuchillo, así corrió el rumor del rechazo de Horacio por Comisaría.

A la hora de ir a los vestidores junto con Gustabo en su turno activo, sus compañeros miraban de lejos al chico con cresta mientras murmuraban entre ellos. Más de una vez el de chaqueta roja amenazó a estos con golpearlos con la porra si continuaban haciendo el idiota.

Y más de una vez Horacio intervino para evitar que a su hermano lo echaran del cuerpo policial solo por defenderlo, lo cual apreciaba, pero debían de ser racionales; Torrente había muerto hace poco tiempo y el cuerpo solo quería tener una distracción.

Era algo comprensible.

—Horacio —la gruesa y tranquila voz de "Papu" entrando al area de armería mientras los chicos se equipaban, resonó.

—¿Si? Dígame —respondió con tranquilidad una vez recargó su arma de combate y tomando un cargador para luego guardarlo.

—¿Estas bien?

—¿Có-Como? —preguntó confundido el que era interrogado, se sentía extraño el hecho de que el Superintendente le preguntara sobre él de manera tan repentina y... Algo dulce.

—Te estoy preguntando si estás bien, ¡capullo! —volvió a preguntar, solo que esta vez elevó más su tono de voz.

—Ahí esta mi Papu —rió Gustabo en lo bajo mientras tomaba un pack de botellas de Powerade— Hostia, mira, de Limón... ¡Pa' mi!

—Estoy bien, Conway —niega Horacio guardando el arma una vez cargada en su cadera— No sé a qué se refiere, si habla del robo de ayer que duramos casi hora y media, no sé preocupe —se señaló así mismo con arrogancia y una sonrisa blanca usada como máscara— ¡Esta en presencia de un héroe!

Conway al escuchar aquello tensó su mandíbula como de costumbre, mostrando lo poco agradable que había sentido aquel comentario idiota y extra de su inferior.

—Eso es cierto, Conway —señaló el hombre un año mayor que el Héroe— Ayer abatió a tres hombres él solo.

—Cuatro —corrigió el de cresta ahora roja— Cuatro hombres, y uno era un francotirador.

—Eso es mentira, el francotirador lo mató Ignacio.

—No, no, Ignacio ni siquiera estaba de servicio.

—¡Ignacio murió la semana pasada, idiotas! —llevó la palma de su mano al rostro, intentando calmarse y no matarlos a porrazos.

Ambos hombres sonrieron con vergüenza al recordar que tanto como habían faltado al entierro de su compañero por estar fuera de la ciudad, como olvidaron darle el pésame al Super.

—Mire Conway... —llamó el de cabello rojo acercándose al mayor para pedirle disculpas.

Al realizar aquel acto, Gustabo unos pasos detrás del contrario se dio cuenta de que él también de abrirse al superior para mostrar respeto, es por ello que hizo lo que mejor sabe hacer... Esquivar momentos sensibles.

—Joder, mira Horacio —sacudió al nombrado mientras veía su movil, donde fingió recibir una alerta de un robo de autos— Robo de coche a dos cuadras —guardó su movil y corrió hacia la puerta— Iré a por el Patrulla, te veo en la entrada de Comisaría.

Una vez que Gustabo salió corriendo de Armería, Horacio llevó su mirada hacia donde había salido su amigo y por donde ahora había entrado el Comisario Viktor Volkov, quien acababa de entrar en servicio junto con Greco.

—Olé, Horacio, tenía tiempo sin verlo -sonrió el barbudo de Greco acercándose a él y palmeando su hombro con ánimo— Creo que desde el entierro de Torrente si no me equivoco, fue la última vez que patrullamos los cuatros juntos, ¿cierto, Volkov? —volteó hacia el ruso, quien ahora buscaba armas justo al lado del de cresta.

—Mhm... —asintió el ruso una vez guardó su arma junto con un par de cargadores, elevó su vista hacia Horacio a su lado, el contrario esquivó su mirada— ¿Como se encuentra, Horacio?

—¿Y usted qué? —murmuró Horacio lo más bajo que pudo en un tono sarcástico

—¿Cómo dice? —repite desentendido el Comisario.

—Que estoy bien—respondió sin siquiera verlo, elevó su cabeza con orgullo y le dedicó una mirada reacia— Debo de hacer 10-33 con Gustabo, hasta luego.

Dicho y hecho, terminó retirándose del lugar con una falsa sonrisa en su rostro, la cual se borró una vez salió de la habitación y darse cuenta de su acto infantil hacia el Comisario.

—¡Aparta, Pelo'pincho! —escuchó a la lejanía como Gustabo con B de Bombón, gritaba amenazante a un chico de alta estatura con cabellos negros y de puntas— ¿No ves que estoy pasando?

Aguantando la carcajada salir de su boca, Horacio entró al aparcamiento mientras sacaba la porra de policía al ver como un grupo de tres hombres comenzaban a molestar a su compañero mayor.

—Vamos a ver, payasos —hizo acto de presencia el de cresta roja, asustando al grupo de hombres con camisas largas y holgadas como vestidos— Se retiran o los retiro yo mismo pero a porrazos, mira que apenas he iniciado mi turno y estoy buscando sangre fresca para mi porra.

—Eh! Eh! —respondió un chico de piel oscura y cabello rubio, alejándose del policía a pasos lentos mientras levantaba sus manos en modo de rendición— No hemos hecho nada, solo estábamos preguntando si podíamos hacer una denuncia.

—¿Denuncia? —repitió confundido— Eso es dentro de Comisaría— señaló el edificio con la porra, para después guardar esta y acercarse hacia el patrulla que su compañero acababa de sacar del garaje.

—Muchas gracias, compi —responde el cabello pincho'.

—No es nada, hombre —respondió amablemente Gustabo colocándose el cinturón de seguridad.

Una vez arracanron el auto, no pudieron evitar escuchar el grito de burla que lanzó el de cabellos rubios cuando estuvieron a cierta distancia.

—Al menos no rechazas como Volkov.

Gustabo paró en seco el auto, esto asustó al grupo de chicos, los cuales rápidamente corrieron hacia Comisaría entre risas burlonas y nerviosas.

—Joder —lanzó una queja al aire el policía mayor de ambos, para luego arrancar nuevamente hacia cualquier dirección lejos de aquel lugar de muerte— La ciudad está llena de idiotas.

—Sí, si —asiente Horacio rodando sus ojos y enfocando su atención en el GPS, alistandolo para el contrario— Puras viejas chismosas...

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El Volkacio pa' miWhere stories live. Discover now