Semper Fi

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NOTA: Cualquier comentario de spoiler relacionado con los primeros capítulos de InfamesRp será eliminado lo antes posible. Recordemos que hay personas que no han visto los episodios. Gracias. (en plural, para que el anuncio dure más)

-Sky🌌

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❌PROHIBIDO LEER SIN MÚSICA ❌

Pd: Si no les carga, la canción se llama "We belong - Pat Benatar"

Ponganla cuando vean este emoji "🎶"

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☁️ ¡Violenta cantidad de texto! ☁️

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—¿Estás listo, amor? —pregunta con su dulce y alegre voz la doctora enfrente suya— Estamos en un lugar seguro, estamos en tu hogar, por ahí está Pablito tomando el sol con Perla —cuenta ella mirando al cerdo acostado en el suelo junto con la esponjosa nube blanca canina.

El nombrado, sentado en el sofá de su casa compartida con Claudio, el cual estaba de brazos cruzados viendo a ambos desde la cocina. Faber toma las manos del paciente y las acaricia con suavidad para darle calidez, sintiendo como estas temblaban.

—Todo va a estar bien, corazón...

Aquella calidez femenina relajaba su ser a una escala inimaginable; Faber tenía el don de calmar hasta el bebé más molesto y gruñón, su tacto era tan suave como su voz tranquila que acunaba con sutileza los pensamientos de terror de Horacio.

Gracias a ella, y como si no estuviera quitando las vendas de su rostro, haciendo parecer que eso no fuera el paso más grande en la vida del paciente después de un lleno año de tragedias, poco a poco su vista se fue aclarando.

Sus sentidos como la vista, el oído y olfato, que antes habían sido en cierta parte obstruidos debido a las telas sobre sí, fueron agudizados con cada segundo que pasaba.

Se había hecho un hábito retirar las vendas a diario, estando estas empapadas con aquel líquido que olía a sus principios del trabajo de basurero, pero que cuidaban su piel. Y es que, el hecho de estar consiente en que ya no tendría esas telas, cubriéndolo, podría considerarse un gran y enorme paso en su vida.

—¿Has cenado? —pregunta la voz del mayor al otro lado de la línea— Quiero llevarte esta noche a cenar para celebrar.

—N-no, prefiero quedarme en casa... —niega el joven con su teléfono en la oreja, hablando en lo bajo para él.

—Mm... —asiente, benevolente— De acuerdo, por favor, llámame si necesitas que te compre algo.

—Si —dice esbozando una pequeña sonrisa con sus comisuras— Gracias, papá, te quiero.

—Y yo a ti, pequeño.

Una vez Horacio colgó la llamada y el nombre de contacto "C" se viera reflejada como su última llamada de 20 minutos hablando y discutiendo sobre su cambio radical y final sin vendas, sintió que debía de arreglarlo.

Era extraño para Horacio ver, sentir, escuchar y oler su entorno a la perfección. Había olvidado los colores, las vibras altas que desprendían las personas al sonreír como lo había hecho Faber al ver el resultado final de su piel, en cómo olía el perfume de Claudio en ese fuerte abrazo de felicidad albergada en su pecho al verlo sano, en cómo se oía a la perfección el tono de llamada de su teléfono, las canciones del Padre de la Patria: Chayanne, el roncar de Pablito y los ladridos de Perla.

El Volkacio pa' miWhere stories live. Discover now