Rescatando el corazón del Everest

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Los días en Comisaría pasaban con rapidez, al igual en cómo corría de un lado a otro por el edificio Dan para no encontrarse con el Comisario Volkov; lo cual por ahora estaba haciendo efecto.

En pocos días la malla ya sabía de los Subinspectores Fred y Dan, los hombres más diligentes que el cuerpo haya visto, siendo estos respetados a gran escala y admirados por su buen trabajo.

Todos menos por su mejor amigo "Clownie" , como ellos los habían bautizado.

Brown.

Rápidamente se volvieron enemigo de este hombre con rango de Subinspector y mentalidad de rata de alcantarilla. Un hombre con un rol de persona altamente detestable que le quedaba de maravilla, cumpliendo su papel humillante como anillo al dedo.

—¿Uno pa' uno? —pregunta Dan quitándose la camiseta en el techo del edificio, calentando sus músculos para la gran pelea de Subinspectores.

—Paramos cuando ya no puedas soportar estos músculos —comenta el contrario saltando en su posición, preparándose.

—¡Tu lo que no podrás soportar es mi pie en tu culo, Clownie! —insultó como era normal en él, con risas internas.

Horacio siempre ha sido un hombre de peleas corporales, le gustaba sentir esa adrenalina de golpear y ser golpeado, siendo esta una forma de liberarse y soltar su cuerpo junto con sus pensamientos hostigantes.

Sin embargo, cuando entró al cuerpo siendo solamente "Horacio", había comprendido que no sólo podía golpear con sus puños, sino también dar porrazos y balazos. Todo desde el respeto, eso sí.

—¡Para, para, para! —detuvo el Subinspector Brown alejándose y poniendo una mano en alto para detener la pelea, sintiendo como su respiración comenzaba a fallar por un golpe en el estómago.

El de máscara negra asintió y se alejó de él como habían pactado, comenzando a estirar sus músculos y limpiarse por debajo de su máscara el sudor de su rostro y un pequeño rastro de sangre en su labio inferior, escupiendo luego en el suelo esta.

Es tan estúpido que esté peleando con un compañero solo para poder olvidarme de Volkov.

Lo que dije fue demasiado hiriente.

Necesito decirle que lo siento, que solo fue el momento…

—¡Hijo de puta! —gritó Dan esquivando un golpe que ahora Brown daba al aire, hacíendolo despertar de sus pensamientos— ¿Qué cojones te pasa, tío?

Brown con su ceño fruncido buscaba la manera de golpear a Dan, quien ahora lucía molesto por haber sido casi golpeado de manera literal por la espalda por una rata traicionera. Culebra ponzoñosa.

Con esto, después de que el contrario golpeara al aire por haber fallado, Dan toma la oportunidad cuando Brown retrae sus músculos y golpea su nariz con fuerza llenado de adrenalina, dejando inconsciente al menor.

—¿Que coño te pasa, tío? —pregunta tomando sus rodillas, respirando por la boca y viendo a Brown en suelo— Que asco, tío… Que puto asco… Joder…

Aún tomando sus rodillas y con su cabeza hacia dentro de su cuerpo, comenzó nuevamente a pensar, retomando sus pensamientos anteriores.

Debo de hacer algo para Volkov.

Pero no puede saber que soy Horacio.

Si voy como Dan me pondré muy nervioso y se dará cuenta quien soy.

Lanza un quejido gutural al aire, golpeando por unos segundos el aire para calmarse. Pasa su mirada una vez más por Brownie y toma su cuerpo con fastidio, bajando junto con él del edificio y llamando una ambulancia para que lo atendiera en la entrada.

El Volkacio pa' miWhere stories live. Discover now