I believe in CNI supremacy

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❌PROHIBIDO LEER SIN MÚSICA ❌

Pd: Si no les carga, la canción se llama "Bishop Briggs - River"

Ponganla cuando vean este emoji "🎶"

***

Una vez Volkov estacionó el coche blindado que Conway les había dado esa mañana a él y Horacio para vigilar la sede de la mafia, salieron del vehículo con cansancio. Por fin habían llegado a las oficinas del CNI.

Colocaron el respectivo seguro al auto y caminaron directamente hacia la entrada trasera del edificio. Horacio sonriendo y agradeciendo que la mañana había acabado y era la hora de comer, descansar al lado de su amor y posiblemente poder echar una siesta juntitos en el salón como lo habían hecho hace unos días atrás. Gracias a los Admins que nadie se había dado cuenta de aquella pequeña siesta abrazados.

Llegando al ascensor, el de máscara blanca con manchas rojas que se hacían llamar "sangre" elevó su mano a la pálida del ruso, fingiendo no saber nada y rápidamente entrelazando sus dedos con los contrarios.

—H-Horacio —brincó en su lugar el ruso, susurrando para él y llevando el enlace de ambos hacia su espalda, escondiendo este— Hay cámaras.

El nombrado no respondió verbalmente, solo sonrió y apretó el agarre de manera juguetona, amaba ver al ruso nervioso ante sus gestos. Sin embargo, fueron obligados a separarse una vez el ascensor se abrió y mostró a La Jefa de los Jefes junto con el Superintendente y un hombre vestido de negro a sus espaldas.

—Por fin habeís llegado —saluda un poco sarcástico el mayor al verlos— Subid, hay reunión.

Y fue ahí donde Horacio hizo un puchero con tristeza y fastidio.

—¿No podemos comer primero? Me voy a desmayar a mitad de la reunión —preguntó el de máscara blanca con rojo entrando al ascensor junto con Volkov, el cual silenciosamente asintía como todo un soldado por las órdenes del superior.

—Comereís en la reunión —comentó benelovente Conway— sólo porque no quiero que la palmeís sin yo haberoslo pedido —se creó un pequeño e incómodo silencio en el lugar— Os presento al nuevo miembro del CNI —señaló al hombre de negro a sus espaldas.

—¿Qué hay, neno? —saludó sonriente— Soy Freddy.

—Un placer —saludaron ambos hombres.

A la hora de llegar al piso correspondiente y llegar a la sala de reuniones, se podía notar a la perfección que Michelle Evans era una mujer adelantada a los hechos, sabía lo que las personas a su alrededor querían y cómo, y eso era de admirarse. En la sala de reuniones alguien se había encargado de comprar hamburguesas del McDonalds para todos los presentes. Un poco informal pero todo fue a petición de Conway.

—¡Hostia puta! —gritó Horacio al entrar a la sala de reuniones y asustandose al encontrar a un hombre un poco más bajo que él, con ropa oscura y máscara negra, portando un franco.

—L-lo lamento, Horacio —se disculpa la persona llevando el arma a sus espaldas y quitándose la máscara— Soy yo, Carlos —se señaló tímidamente.

—Qué susto, tío —suspiró llevando su mano izquierda al pecho, viendo como todos los miembros del CNI entraban a la sala y se sentaban en sus puestos.

—¿Por qué el franco, Carlos? —pregunta Conway con una ceja alzada.

—Ah, no había prismáticos —responde con tranquilidad.

El Volkacio pa' miWhere stories live. Discover now