Pasitos de patito

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—Y por esta calle se podeis pasar con las Mary's —señala Dan de copiloto entre las callejuelas de un edificio— Casi nadie sabe de este lugar porque parece estar bloqueado, pero no lo está.

—10-4 —asiente el ruso viendo lo estrecho de la calle dentro del patrulla junto con el Subinspector— ¿Cuanto seria el AT para llegar al otro lado? (Tiempo estimado)

—3.5 segundos a lo mucho —responde volteando a verlo, conectando sus miradas, quedándose estáticos por un par de segundos mientras escuchaban de fondo la radio policial.

La relación entre Volkov y Dan iba ascendiendo día tras día en pasos pequeños. El de máscara verde intentaba llegar más temprano al trabajo para encontrarse con Volkov, bajo la excusa que no podía dormir y por eso llegaba a esa hora.

Quería estar a su lado al menos una media hora antes de su turno; saber cómo estaba, que había hecho el día anterior y hacerlo reír aunque sea a carcajadas reprimidas para no demostrar su lado débil. Horacio quería pasar tiempo juntos, y no sentirse mal de esa tormenta de emociones que carcomia su ser después de la disputa "HoracioxVolkov" en el Confesionario hace un par de meses.

—¿Lo-lo anoto en su libreta por usted? —señala Dan carraspeando y saliendo de su ensoñación obvia donde le costó dejar de mirar al contrario.

—Yo lo h-hago —responde con su cuerpo tenso y toma la libreta entre sus manos con un boli, anotando la ubicación en donde estaban y el pequeño pasadizo que Dan le había comentado— ¿Cómo usted sabe de estos pasadizos, Subinspector?

—Yo también robé antes de ser policía —confiesa de la forma más tranquila.

—¿Cómo que "también"? —enarca una ceja volteando a verlo— ¿Acaso insinúa que yo he robado algo?

—¿Qu-Qué? N-no-no, discu-culpe usted —niega nervioso con sus manos y cabeza. Volkov comienza a reír a carcajadas por su reacción, extrañando al contrario— ¿Me hizo una broma?

Volkov asiente sonriendo viendo al contrario.

—Pensé que no tenia sentido del humor, Volkov —hace un puchero con su corazón agitado. Creyó que el mayor lo iba a odiar por decir aquello que estaba mal visto. Ser policía siendo ex-convicto era algo común en Los Santos, pero decírselo a Volkov era algo diferente, según Horacio.

—Tranquilicese, hombre —suelta el ruso dando unas palmadas en su hombro, para luego encender el auto y retirarse de la zona.

Dan suspira aliviado, creía haber perdido la batalla. Se relaja en su asiento de copiloto, dando leves vistazos al contrario por el rabillo del ojo; deleitandose con su silueta.

Hacía tanto tiempo que no lo miraba de esa manera como lo hacía cuando era Horacio el Alumno del CNP. Cómo Subinspector, antes solo alcanzaba a verlo después de que Gustabo terminara su turno. Ahora lo veía una media hora antes de su turno propio porque Volkov se iba toda la tarde a quién sabe donde hasta la noche.

—¿Tiene mucho insomnio? —pregunta Volkov despertando a Dan de su ensoñación con su persona.

—Eh-eh… Algo —asiente este buscando la manera en la que no se diera cuenta de su mentira.

—¿Lo llevo al médico para que le receten algo?

—¿Mé-médico? —voltea a verlo asustado y tomando su hombro para cersiorarse de que lo estuviera escuchando— N-no, yo estoy bien, estoy bien Volkov. No se preocupe.

—Vale —levanta su mano izquierda donde antes tomaba el volante y la lleva a su hombro derecho junto con la mano de Dan, palmeando sobre ella un par de veces para tranquilizarlo— Sí necesita algo, aquí estoy.

El Volkacio pa' miWhere stories live. Discover now