Capitulo 5

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Ese mismo domingo, León conducía en su auto rumbo al zoológico de la ciudad.

Jill se mantenía en la parte trasera del coche aún lado de la bebé, la cuál parecía haber tomado un pequeña siesta.

El trayecto resulto bastante tranquilo y libre de cualquier afectación de un tercero, o de alguna cosa ajena a ellos.
La paz y tranquilidad reinó en el auto, por lo cuál reconfortó a ambos padres.

Al llegar a su destino, Jill desabrochó el cinturón de Dana y la cargo hasta afuera del automóvil.
León por su parte sacó la carreola del maletero extendiendola.
Seguidamente la castaña dejó a su bebé en ella.

Teniendo todo listo, Jill se hizo cargo de la carreola y León de caramelo, que también se había inmiscuido en el viaje familiar del domingo.

—Pues a disfrutar del día—Sugirio el rubio avanzando en el camino, Jill le siguió con la carreola.

Prácticamente iban de lado a lado, como una típica pareja americana de padres primerizos.

—Ah... No es hermoso cielo, este momento, este día parece perfecto... No quiero que acabé—Comento la mujer, entrelanzado su brazo con el de León y recargando su cabeza un poco al hombro de esté.

León era un hombre que ya había madurado lo suficiente, ya no era el novato de en la comisaría, podría decirse que ahora vivía los mejores años de su vida, al igual que Jill.
Aunque seguía siendo, o al menos en pequeños lapsos, un poco infantil.

...

El zoológico era enorme, lo suficientemente para que terminarán de recorrerlo en 2 horas, y llevarse un recuerdo de en la tienda.

Pese a que León prefería quedarse en casa y descansar por el arduo trabajo que hacía entre semana, no le desagradaba la idea de pasar un tiempo con Jill y su hija, de hecho lo disfrutaba al máximo.

En gran parte del lugar, Dana miraba pasmada y boquiabierta aquellos enormes animales en cautiverio, que por supuesto admiraba por primera vez en su efímera vida.
Jill se detenía a explicarle cada detalle sobre el animal que llamaba la atención de la pequeña.

Usaba sus manos y varias muecas en su rostro, todo esto para hacer lo más educativo y divertido posible para la bebé.
León se limitaba a mirar la dulce escena con caramelo, la cuál también veía sorprendida por los animales.

Sediento y bastante acalorado por el gran calor que hacía, León compro 3 conos de helado cerca de un puesto ambulante que había cerca.
El se sentó a disfrutarlo en una banca plácidamente, en cambio Jill se negó a hacerlo y manifestó que quería hacer el recorrido completo.

Ésto provocó cierta diferencia en ambos.

—Vamos cielo, prometiste que nos ibas a acompañar por todo el camino de visitantes—Dijo la castaña con la bebé en un brazo, y el cono en otro.

—Vamos cielo, prometiste que nos ibas a acompañar por todo el camino de visitantes—Dijo la castaña con la bebé en un brazo, y el cono en otro

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La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now