Capitulo 39

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Después de verlo desvanecerse en medio del suelo, Ada lo levantó y se lo llevó con esfuerzo a su habitación.

León no estaba del todo inconciente, su mente estaba perdida en un océano de transe al igual que su visión.
No comprendía exactamente dónde estaba y tampoco que hacia, la noción del tiempo se la había escapado, y su sentido común se había congelado.

Estaba desorientado y sus ojos parcialmente abiertos, intentaban concentrar alguna cosa de la habitación.
Pero le era imposible, en esos momentos, en ese justo instante... León había perdido todo noción de si mismo.

En medio de esa tormenta de incertidumbre, logró divisar una fuerte luz al final de la habitación, sus ojos intentaron enfocarlos rápidamente.

—Que... Rayos...—Dijo entre dientes, desorientado y con una percepción de la profundidad muy precaria.

A la distancia, una silueta femenina se posó en el marco de la puerta.
El agente seguía divagando en sus pensamientos, por ello no siguió prestando más atención a quien era.

Cuando una voz familiar retumbó en sus oídos, como cuando golpeas una campana de lucha.
Aquellos sonidos acústicos, eran tan confortables y dulces, que parecían una melodía que León jamás quería dejar de escuchar.

Cada segundo sentía más cerca aquella sinfonía, y para su mala fortuna su transe continuaba y no parecía terminar a corto plazo.

Un y dos parpadeos, bastaron para que el agente tuviera encima aquella figura o silueta.
El fuerte aroma a perfume femenino impregnado en esa mujer, atraía más y más al hombre, era como un cóctel de sensaciones.

Era una obviedad que esa silueta era Ada, en su intentó de llegar a León, ideó un plan según ella, infalible.

La asiática se inclinó hacia él, y apoyándose con sus brazos comenzó a avanzar a la zona media de la cama, donde yacía el hombre totalmente desorientado.

Ada no llevaba ropa alguna, y por lo que la afliga mente de León pudo percibir, era que ella no hacía el intento de ocultar su rostro, casi como si quisiera que la viera.

Deslizando sus delgados dedos por el pecho de León, Ada llego hasta el rostro de este, Allí mismo, Hundió su boca en la del agente, mientras que esté seguía sin saber que pasaba del todo.

—¿Qu, que... Haces?...—Hinundado por la increíble sensación que sentía en ese momento, León ajeno a las consecuencias, se dejó llevar totalmente de la situación.

...

Su mente era un caos, ¿un caos de placer?... El agente parecía estar estar despierto y a la vez estar dormido, en ocasiones abría un poco sus ojos y veía una agradable silueta en la oscura habitación encima de él, en otras ni veía absolutamente nada, pero aún ajeno a lo que pasaba a su alrededor, los sonidos de gritos, chillidos y uno que otro gemido le parecía hasta ese momento extraño.

En veces pudo sentir una voz muy cercana a su oído, una voz tibia, dulce y coqueta... Le había hecho erizar cada bello de su cuerpo, casi como si su reacción fuera el simple impulso de su persona y no de su mente.

León no estaba consciente del todo, sus pensamientos no eran los de una persona cuerda, pero sus impulsos y deseos más primitivos, le habían gobernado.

Dormía y despertaba, abría y cerraba los ojos... Esa era la tendencia en ese momento, los gritos de Ada, el fuerte rechinido de la cama era tan agudo que pudo llegar más alla de los oídos de León, más allá de su mente... aquel eco de la madera rozandose entre si, fue un detonante para que en un efímero y escaso momento de lucidez, El hombre visualizará a su esposa en casa, preparando la cena, al tiempo en que ella se daba cuenta de su presencia, se giraba y lo recibía como solía hacerlo siempre.

La historia de Leon y Jill 2Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin