Capitulo 73

394 30 10
                                    

El suelo se empezó a tornar de rojo a medida que Jill intentaba con todo lo que podía, impedir que su esposo se desangrara.

—Oh Dios León...

Ada se quedó observando la situación antes de actuar una vez más.

—Bien...—Asevero a tiempo que dejaba de apuntar.

—¡Bien!—Replico Jill furiosa—Acabas de dispararle pedazo ***** y lo único que dices es  bien.

La castaña estaba como una caldera hirviendo y apuntó de ebullición, mientras Ada permanecía tranquila mirándola.

La castaña estaba como una caldera hirviendo y apuntó de ebullición, mientras Ada permanecía tranquila mirándola

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Haciendo caso omiso al comentario, La asiática nuevamente levantó su arma y apuntó en dirección de ambos.

—Porque no lo ves morir pues...

Jill se estremecío y sin dudarlo o pensarlo un poco, cubrió el torso de León con su cuerpo, cerró sus ojos y con una enorme sentimiento en su voz dijo:

—¡Nooo!... ¡No dejaré que lo hagas, Tendras que matarme a mí primero!

Ese instante, el agente dejó de lado el terrible dolor que sentía, quedando anonadado por lo temeraria que era su mujer.

Segundos después, Jill sintió las manos de León en su brazos, lentamente ella lo miró y el respuesta sonrió tibiamente.
La mujer quedó petrificada, acaso ese sería el final realmente.

Pero el sonido del arma segundos antes del disparo, condujo a qué León la apartara y recibiera de lleno el impacto de bala en su cuerpo, sin embargo, dicho movimiento provocó que la bala se incrustara nuevamente en su pierna ya dañada por el anterior disparo.

El gritó de dolor fue aún más fuerte que anterior, y la sangre que ya por si frotaba de él, empezó a salir aún más de su pierna.
Jill totalmente entre lágrimas, se abalanzó hacia él intentando calmarlo.

—Mirame cielo—Exclamo angustiada tomando el rostro de su esposo—Estoy aquí, no pasa nada... Es solo una pequeña herida, ya verás que saldrás de esta...

La mujer sudaba y su ansiedad, ya de por sí latente, se había apoderado de ella pero la adrenalina aún más.

—Vas a salir de esta cielo, ya verás... Veremos un médico y yo misma te voy a cuidar para que estés bien y puedas...

No termino de hablar con él, ya que Ada la tomó por el cabello y la comenzó a arrastrar por el suelo.
La castaña luchaba pero le fue imposible quitarse el agarré, dicho arrastré concluyó en una esquina de la sala donde logró soltarla.

No quitó en ningún momento la mirada de su maltrecho marido que yacía tendido en el suelo desangrándose.

Lentamente Jill bajó su cabeza totalmente resignada, no podía hacer más, no como estaba la situación y peor, con Ada jactandose todo el tiempo del control que tenía de la situación.

La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now