Capitulo 50

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Oficinas de la D.S.O

León se encontraba guardando todo en su portafolio listo para retirarse a casa, Ark se había ido temprano con Hunnigan, por consiguiente no se irían juntos como aveces solían hacerlo al salir del trabajo.

Su vida ya había cambiado bastante, al igual que su rutina nocturna.
Ahora ya no tenía a nadie que le esperase en casa, o que le levantase por la mañana antes de ir a trabajar.
Ya no tenía a Jill en casa haciéndole compañía siempre que estaba allí.

Al salir de su oficina de inmediato notó que no había casi nadie en el pasillo.
Estaba desolado y frío al mismo tiempo.
Suspiró antes de bajar su cabeza y avanzar a las escaleras, hoy no tomaría el ascensor, si no que usaría el camino largo para ir a casa, anímicamente se encontraba mejor, pero nada volvió hacer igual que cuando estaba con ella.

...

Sin darse cuenta, la presencia de Ada yacía en una esquina semi oculta en una columna.
La mujer lo miró a lo lejos sin intentar acercarse, solo observando la situación y meditando su próximo movimiento.

Cuando el agente bajó por la escalera y por consiguiente lo perdío de vista, se movió hacia un costado y pinto sus labios en el acto.

—León... Aún no es el momento de acercarme.

...

Al llegar a casa, El hombre aparco su auto justo en el garaje y al entrar a su vivienda se tiró en el sofá.
Se quedó bocabajo durante varios minutos sin hacer más que respirar para mantenerse vivo.

León sentía un gran dolor en su cuello que lo venía aquejando por varios días.
El médico le había dicho que muy probablemente sea debido al estrés acumulado en las últimas semanas, sin embargo, fiel a su estilo, el rubio no decidió tomar en cuenta la receta para el dolor, e ignoró cualquier medicamento indicado.

Poco después encendió la televisión y se quitó los zapatos.
Ya pasaban de las i de la noche, la casa estaba completamente oscura a excepción de la televisión y la bombilla de la cocina que iluminaba parcialmente el lugar.

Ya había pasado más de 4 días desde que al fin pudo hablar con su esposa, no obstante, su insistencia había terminado cuando ella le dejó muy en claro que no le llamara más.
Aquello fue un gran golpe a su orgullo y a su corazón.

La mujer dulce, atenta y femenina con la que se había casado, había cambiado, era diferente y la manera de como le hablo era tan desconocido para León, que creyó que hablaba con un tempano de hielo.

Perdió la noción del tiempo al cabo de un rato, la botella de licor ya estaba a nada de acabarse y tenía pensado embriagarse antes de irse a dormir.

El no había tenido problemas con el alcohol antes, nisiquiera estuvo cerca de llegar a ese punto, sin embargo, las últimas semanas y días, había bebido tanto, que ya iba 6 días consecutivos embriagandose e iban en aumento, su problema de bebida estaba en una ligera línea entre un problema y un vicio.

Cuando cerró sus ojos, la copa en su mano estaba media llena, al abrirlos segundos más tarde, sintió vacía su mano que sostenía la copa con anterioridad, pero León estaba tan ebrio y desorientado, que ni cuenta se dió de ese detalle, y acontinuación volvió a cerrar sus ojos lentamente en medio de una una respiración pesada y áspera.

El agente cayó inmerso en un sueño profundo, en medio de una lluvia que comenzaba a caer afuera.
Sus ronquidos eran imperceptibles hacia su persona, al igual que su saliva que comenzaba a frotar de su boca.

El tiempo pasó, hasta que su mente comenzaba a jugar con el en los sueños.

Un sutil timbre pudo ser captado por sus oídos, aquella banda sonora lo medio inmutó y provocó que esté se moviera un poco.
Cuando dicho sonido continuo por un par de minutos, el agente comenzaba regresar del sueño.

La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now