Capitulo 28

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El hospital, ese mismo día en la tarde

La noticia del accidente llegó hasta colegas de la D.S.O, una gran cantidad de compañeros que nisiquiera Hunnigan conocía fueron a ver cómo se encontraba, le llevaron flores y su fe para que pudiera recuperarse.

Rebecca y Barry, incluso Chris llegaron a escena, este último fue medio ignorado por Jill, ya que aún seguía molestó con él.

Cada uno dió su gestó de confianza hacia la morena, cada uno otorgó una pequeña oración para que saliera de está difícil situación.
Los doctores no habían dado más detalles del estado de Ingrid desdé el accidente, y como todos apreciaban y no dudaban de la importancia de Hunnigan, Ninguno de sus colegas simulaba su preocupación.

Mientras las horas transcurrieron, los compañeros de la D.S.O disminuían, algunos se iban porque tenían familia u otros simplemente, perdían la paciencia u interés.

Jill no tenía dudas de nada, Su intención era quedarse hasta asegurarse que su amiga está 100% fuera de peligro.

Por ello, y aprovechando la situación, Barry se ofreció a llevar a Dana a casa y cuidarla mientras su madre se quedaba en el hospital.
Unos segundos de meditarlo, la mujer acepto la oferta y le entrego la bebé a su amigo Barry.

—No te preocupes Jill, cuidare muy bien de está pequeña, tu por ahora, solo ten en tu cabeza a Ingrid.

Esas palabras fueron bien recibidas por la castaña, que sin dudarlo, le dio un fuerte abrazo a su viejo amigo.
Antes de que este se fuera con su hija, su madre se despidió besándola dulcemente en la pequeña mejilla de la bebé.

—Mama estará contigo en un rato.

Dicho esto, Barry se despidió y salió de la sala.

Jill se quedó mirando como se perdía en el pasillo, no le gustaba del todo la idea de alejarse de su hija, pero Barry era alguien sumamente confiable, además de que un hospital y mucho menos una sala de espera, era el lugar adecuado para una bebé.

...

Los minutos y horas pasaron, Jill perdió la noción del tiempo alrededor de las 6 de la tarde.
Se encontraba más metida tratando de consolar al pobre Ark.

No había duda para ella que el castaño, si no amaba a Hunnigan, por lo menos sentía algo más allá de simple confianza y respeto.
De todas formas, ese no era el momento para indagar más sobré ese tema.

Increíblemente, Jill tuvo que dormir en la sala de espera, cuando se levantó nisiquiera recordó cuando cerró los ojos.
Más allá de eso, le dolía la espalda y tenía un fuerte dolor de cabeza, era terriblemente incomodo dormir en un hospital, y más en una asiento de espera duró y nada ortopédico.

Esa mañana, Ark le llevo un poco de café y no pudo más que agradecer por hacerle compañía en esta difícil momento.

—Realmente... Gracias Jill, no sabes lo mucho que significa que Ingrid tenga una gran amiga cómo tú, y más si se preocupa tanto por ella...—Dando un pequeño sorbo a su café, dijo—Se qué ella es algo mandona y muy terca, pero es muy reconfortante no estar sólo esperando lo peor.

La mujer sonrió tibiamente y no pasó un segundo, para que respondiera—Hunnigan no solo es una gran amiga para mí, si no para León... No cabe la menor duda, que cuando mi esposo se enteré de ésto, vendrá corriendo para hacerte compañía también.

 No cabe la menor duda, que cuando mi esposo se enteré de ésto, vendrá corriendo para hacerte compañía también

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La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now