Capitulo 31

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Casa de Ada, Horas antes del accidente de Hunnigan

La mañana de aquel día, La mujer de cabello negro y rasgos orientales, se levantó de su cama de manera suave y pausada, había dormido como un bebé y la emoción, acompañada de un gran estímulo por la jornada que venía esperando desde hace tiempo, le ayudó a mantener una agradable sonrisa en su rostro.

Se ducha, cambió y desayunó, todo eso en una hora aproximadamente.
Al marcar las 11 de la mañana, Subió a su habitación, buscó dentro de su mueble un pequeño cuaderno totalmente nuevo, sin usar, Aquello era un diario, pero Ada sentía que era muy infantil decirlo así, en ese caso, se limito a llamarlo cuaderno de apuntes o notas.

Tomó una bolígrafo del estante, y caminó con un andar osado y seguro hacia su estudio.

Al llegar, dejó su cuaderno y bolígrafo en su escritorio, acto seguido cerró la persiana y se dirigió al asiento.
Cruzó sus piernas mientras estiraba un poco su pequeña cadera, en seguida sonrió y prendió un lámpara de cerámica que tenía a un costado.

—Aqui vamos...—Murmuro a tiempo que abría el cuaderno, tomaba el bolígrafo y empezaba a escribir en él:

Notas de Ada Wong

Hace tiempo que no escribía en un cuaderno, Jaja... Aún recuerdo cuando papá me regaló mi primer diario, y por supuesto ahí relataba con todo lujo de detalle mi vida hasta ese entonces.

Hoy, nuevamente vuelvo a ti,... Aunque no exactamente en ese diario, Verás... Mi vida fue una odisea hacia el éxito, tuvé muchos altibajos, varias giros inesperados y, ¡porque no!... Uno que otro momento desafortunado, de cualquier manera, apartir de hoy y apartir de este preciso momento, escribiré cada acontecimiento importante, algo así como un diario, aún que me cueste decirlo...

Este día es muy importante, y tomado las precauciones necesarias para tener éxitoso, lo llevo planeando durante días, e incluso me desvelado pensando en ello.

Hoy es el día, en qué Jill verá a su amiga morir.

...

Justo en ese momento, Ada escucho el sonido de su puerta, Cerró rápidamente su cuaderno y lo cubrió con un par de legajos que tenía regado en el escritorio.

Ante la insistencia del quien tocaba, se levantó de la silla y cruzó el pasillo a pasó semi rápido.

Abrió la puerta y enseguida ahí la vió.

Abrió la puerta y enseguida ahí la vió

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—¡Hola Sherry!... Que te trae a mi hogar.

La joven rubia había llegado de su misión, y al parecer, tanto Jill como Hunnigan no lo sabían

—¿Y esa pregunta?... ¿Acaso no fuiste la que me llamaste anoche cuando llegue al aeropuerto?

—Oh... Es cierto, disculpa jovencita...—Rascando su cabeza, dijo—Es que últimamente ando algo distraída.

La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now