Capitulo 57

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Casa de León, 4 días más tarde

Era sábado en la tarde en casa del agente, y como un típico fin de semana, El hogar Kennedy tenia dos visitas, Hunnigan y Ark.

Ambos conocidos asistieron para celebrar el mes que cumplían siendo pareja, desafortunadamente Jill no asistió, pero León por supuesto no se negó y ofreció su hospitalidad mientras la pareja disfruta de su compañía.

Ingrid había llevado un par de bocadillos rápidos de digerir por supuesto, y por otro lado Ark llevó cervezas.

Su estadía fue acompañada de uno que otro brindis y juego entre los 3, conversaron casi toda la tarde, el castaño era ya más que un amigo para León, era casi como su hermano, mientras que Ingrid más allá de que eran prácticamente colegas en la D.S.O el agente la consideraba alguien sumamente de confianza para su persona.

La convivencia y armonía que se formó en casa de León, logró desmantelar la mala vibra acompañada de tristeza y dolor, que había desolado al rubio por más de varias semanas.
Fue así, que en ningún momento pensó en Jill, tampoco en Ada o en algún inconveniente que tenía en su cabeza, simplemente se dedicó a disfrutar del momento inmediato que tenía encima, y olvidar un pasado que no persona, pero si te hace crecer.

Fue así, que en ningún momento pensó en Jill, tampoco en Ada o en algún inconveniente que tenía en su cabeza, simplemente se dedicó a disfrutar del momento inmediato que tenía encima, y olvidar un pasado que no persona, pero si te hace crecer

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Departamento de Jill, esa noche

Su sábado no había del todo como el de León, ya que Jill tuvo que llamar a un plomero para arreglar su desperfecto en la tubería, llevar a Dana comprar ropa y dejarla con la señora Cecy por el resto día, la razón, la insistencia de Rebecca para que se tome un respiro después de su fatídico inicio de semana.

La convenció en ir a una discoteca cercano a la costa, un lugar donde mucha gente, entre ellas jóvenes, iban y convivan en un sitio con un ambiente acuerdo a las exigencias de las personas temerarias.

—¿Temerarias?

Se repitió la castaña, al darse cuenta que en dicho lugar, era muy común ligar con hombres ya sean casados o solteros, y estar libres de culpa alguna a su matrimonio o soltería.

Jill lo pensó antes de aceptar, pero al final la dura insistencia de Rebecca logro vencer.
Y no paró de ahí, pues la doctora Chambers, sugirió que usará algo más alusivo a un mujer soltera y sin hijos.
En ese momento, la castaña río de forma insegura y un poco de vergüenza, al mirar el diminuto vestido que su amiga había escogido exclusivamente para su persona.

—Estas loca si piensas que usaré eso.

—Estas loca si piensas que usaré eso

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La historia de Leon y Jill 2Where stories live. Discover now