Capitulo 62

369 25 10
                                    

Su respiración se detuvo abruptamente al ver la viva imagen de su esposa enfrente de su puerta.

La mujer estaba de pie con Dana en brazos, la infante estába cubierta de incontables suéteres y un gorro rosa parecido a una fresa que cubria parte de su cabeza.

Ella parecía tan sorprendida como él, no se esperaban que en ese momento se terminaran viendo.

Con cierta dificultad dijo—Eh... ¿Vas a salir?

León no respondió y se limito a observar las mejillas totalmente rojas de Jill.
Podría ser por lo sonrojada que estaba, o quizás por el terrible frío que hacía allí afuera.

El silencio de su esposo continuo mientras seguía estático, ésto provocó que ella tuviera la iniciativa para volver a hablar.

—Te, te iba llamar, pero mi, mi teléfono... Bueno, está estropeado y...—Su voz parecío cortarse a medida que sus ojos se desviaban dentro de la casa, dónde pudo observar como unos pies femeninos yacian apoyados encima de la mesita de la sala.

—Su voz parecío cortarse a medida que sus ojos se desviaban dentro de la casa, dónde pudo observar como unos pies femeninos yacian apoyados encima de la mesita de la sala

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Por supuesto Jill no sabía que aquellos pies eran de Sherry, por lo tanto, No pudo evitar pensar que León estaba con otra mujer en ese momento.

Resignada en su expresión, exclamó—No, no debí venir sin haberte llamado, Ve... Venía a ver cómo estabas pero, creó que—Un nudo en su garganta se formó, impidiendo que pudiera hablar forma fluída y coherente—Creo que, mejor me voy...

Agachó su cabeza y desvió mirada al suelo, mientras probablemente sentía la peor sensación que jamás había sentido en toda su vida.

En ese justo y preciso instante, Jill experimento una sensación extraña que recorrió todo su cuerpo, como aquel sentimiento de incredulidad o decepción que las personas sienten al ver algo que no debieron ver en primer lugar, pero que al final presenciaron.

Se dió media vuelta y cuando se disponía a irse por dónde vino, Dana comenzó a moverse de manera más agitada al ver su padre.

La bebé estiró y alzó sus pequeños brazos para poder llamar la atención de su papá.
Jill notó la acción, aunque no la intención principal de su hija.

—Que pasa cariño—Murmuro la mujer acercándose a ella.

Y justo cuando estaba más concentrada en su hija que en el entorno que la rodeaba, La voz de León se hizo presente.

—Cada vez que la veo, siento que crece 10 centímetros más... Caray, como crecen los niños hoy en día.

La forma tan amena de decir aquel comentario, resultó para Jill como una lluvia que apagaba el incendio que comenzaba en su interior, y terminaba en sus ojos.

Ella sonrió mientras miraba como el agente se acercaba y extendía sus brazos para que le permitiera cargar a la bebé.
La castaña inmediatamente le dejó hacerlo, y al momento en que se la cedería, Sus brazos se rozaron de forma sutil, despertando una infinita variedad de imágenes y escenas con Chris, provocando una reacción negativa total.

La historia de Leon y Jill 2Onde histórias criam vida. Descubra agora